EL MUNDO › ENTREVISTA A TARSO GENRO, GOBERNADOR DE RIO GRANDE DO SUL Y CORRELIGIONARIO DE LULA
Para Genro, Lula superará su enfermedad de la misma manera que lo hizo la actual presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y podría volver al poder, quizás en 2018. También habló de la crisis económica mundial y cómo se preparó Brasil.
› Por Darío Pignotti
Desde Porto Alegre
El dueño de “la” voz. Aunque Lula prácticamente no ha pronunciado palabra desde que le fue diagnosticado un cáncer en la laringe hace once días, su autoridad política parece haberse robustecido.
“Lula ya es un líder completo y total en Brasil, Lula ya alcanzó un grado de popularidad que es casi unanimidad, la dolencia está de- satando un torrente de afecto y de afirmación de la memoria política del presidente”, pondera su correligionario Tarso Genro, gobernador de Rio Grande do Sul, estado donde desarrolló su carrera política la presidenta Dilma Rousseff.
–Luego de que los médicos dijeron que eran optimistas sobre su recuperación reaparecieron especulaciones periodísticas sobre la candidatura de Lula en 2014.
–Hasta ahora nadie hizo un análisis profundo del impacto, esperamos que sea una cuestión pasajera, que el presidente supere el problema como ya lo superó la presidenta Dilma (dada de alta de cáncer linfático). Creo que nadie en el PT está analizando esto desde esa perspectiva. Espero que Lula permanezca siendo el punto de equilibrio del PT y siga siendo el mayor líder popular de América latina en nuestra opinión.
–¿Está descartado un tercer mandato de Lula?
–La vuelta del presidente no está influenciada por la dolencia, pero es cierto que hay un torrente de solidaridad que puede abrir la posibilidad de volver. En mi opinión Lula puede volver, pero no para suceder a Dilma (en 2014), el presidente va a salir de esto, tiene mucha salud y si él quiere volver más tarde (2018) será muy bien acogido por nosotros, por toda la izquierda e incluso por el centro democrático.
–¿Cuál es su análisis sobre los vivas al cáncer apostados en la web?
–Lo que se observa es que su enfermedad causó dos reacciones en dos derechas. Hay una derecha civilizada, que comparte los principios de la democracia política, y otra derecha más fascistoide, que reveló hacia Lula un odio de clase que ya conocíamos y ese asco ha circulado a través de algunas notas en la prensa y principalmente en las redes sociales. No hay un pensamiento unánime en la derecha.
–Dilma dijo en el G-20 que Brasil está en condiciones de soportar la crisis, pero el PIB muestra una desaceleración y cerrará el año abajo del 4 por ciento.
–No tengo dudas de que esta crisis europea y en modo más general del capitalismo no tendrá ningún efecto en Brasil en el gobierno de la presidenta Dilma y los gobiernos que lo sucedan, si son de la misma extracción programática e ideológica que éste. Brasil no está expuesto a un cuadro como el de Grecia. Hay que comprender que el primer asalto del neoliberalismo mundial es el asalto a los derechos sociales y ahora desvergonzadamente comienza el asalto a los derechos políticos, cuando el poder financiero mundial reacciona ante el referendo de Grecia y tutela políticamente al gobierno de Papandreu, está imponiendo la fuerza normativa por sobre la Constitución griega; eso significa una crisis profunda en el sistema neoliberal que se ve obligado a esto. Cuando Dilma dice que no somos completamente inmunes, ella hace una advertencia: nosotros no vamos a danzar la danza que ellos están promoviendo, no seguiremos sus ritmos, sus políticas, por eso tenemos políticas anticíclicas, con tasas de interés subsidiadas para las industrias arraigadas acá, con políticas de promoción a la agricultura familiar, aumento de salarios, refuerzo del sector público. Brasil tiene que ser precavido porque el asalto a los países emergentes va a continuar.
–¿Cómo impacta la reelección de Cristina en una región que también sufre algunos efectos de la crisis?
–Creo que en estas elecciones hubo dos candidatos afinados en sus posiciones sobre la globalización, que son la presidenta Cristina y, por lo que conozco del debate, el candidato Binner. Creo que la victoria de la Presidenta hizo justicia al nivel de confianza que ella conquistó entre los trabajadores, sectores medios y sectores productivos que saben que la conexión con la globalización no debe ocurrir de rodillas, creo que la victoria coincide con el sentimiento que hay en América latina de que nosotros debemos reforzar nuestras relaciones continentales, tener un proyecto de cooperación interdependiente con la Unión Europea, reforzar los Brics y promover reformas internas que distribuyan renta generando nuevos protagonistas y nuevas demandas, incluyendo centenas de millares de personas en el mercado formal, el consumo, la educación, la salud para que esas personas se tornen cada vez más exigentes. El caso de Argentina, que es muy interesante, en el que el presidente Kirchner tomó medidas independientes, que no tomaron en cuenta las recomendaciones del poder financiero, Argentina se recuperó y luego volvió a convivir con el sistema financiero mundial, porque nadie existe sin convivir con ese sistema.
–Brasil paga las tasas de interés más altas del mundo, ¿eso puede hacerlo más vulnerable ante las turbulencia? ¿El poder político aún no logró romper su dependencia del financiero?
–Es cierto, el poder político aún no consiguió ser completamente independiente del poder financiero. La fuerza normativa del capital financiero es una fuerza tremenda, yo diría que es supraconstitucional, ella afecta los principios jurídicos sometiendo a los países en diverso grado.... Nosotros sabemos que hay que hacer concesiones, pero sabemos cuáles serán nuestros próximos pasos para liberarnos de esa tutela y el gobierno de Dilma ya comenzó a reducir las tasas de interés. Eso es señal de una postura de más fuerza frente a las exigencias del sistema financiero global.
–En Sudamérica el debate sobre la democratización de los medios está en el orden del día. ¿Brasil se sumará a esa corriente?
–Ese debate está abierto en el país, hay quienes, desde ciertos medios, dicen que queremos controlar la comunicación, eso puede ser por ignorancia o mala fe. Ignorancia, porque el control de prensa está vedado en la Constitución, y si la autoridad quisiera no podría, y no se hará eso, éste es un país que adquirió madurez democrática. Puede ser mala fe de parte de quienes le temen al derecho a la libre circulación de la opinión, que no tiene nada que ver con censura. El proceso de circulación de opiniones en América latina está controlado por los propietarios de los medios y cuando nosotros hablamos de democratización nos referimos a que las personas, las clases sociales, los grupos, los partidos, los agentes sindicales tengan un acceso más consolidado para hacer circular sus puntos de vista.
Le doy un ejemplo, nosotros estuvimos durante 30 años sometidos por los grandes medios a la divulgación unilateral de ideas que decían que las experiencias políticas humanitarias igualitarias no existían más, que todo iba a ser mercado y neoliberalismo, y vemos en la realidad que eso era falso. Fueron 30 años de lavado de cerebro. No queremos estatizar los medios, ni impedir que las empresas obtengan lucro con la información, queremos un sistema institucional que permita que las opiniones circulen con más equilibrio; es eso lo que está en juego hoy en Brasil.
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