Lun 14.11.2011

EL MUNDO  › EN EL OPERATIVO MILITAR EN LA ROCINHA NO SE DISPARó UN SOLO TIRO

La guerra que no fue

El aviso de que la favela sería ocupada sirvió de alerta para que los narcos se fugaran. Lo que se incautó fue poco en contraste con la cantidad de droga que se trafica por semana.

› Por Eric Nepomuceno

Desde Río de Janeiro

El operativo militar duró menos de cuatro horas, y al final no se disparó un solo tiro. Cuando el domingo amaneció, con sol y brisa suave, la más emblemática de las favelas de la zona sur de Río, la Rocinha, un conglomerado habitado por unas 80 mil personas –hay quien dice que pasan de 100 mil–, cayó pacíficamente en manos de la policía. Otras dos favelas vecinas, Vidigal y Chácara do Céu, también cayeron en silencio, aunque allí sí hubo obstáculos: antes de huir, los narcotraficantes que controlaban esos cerros dejaron las callejuelas cubiertas de aceite de motor, lo que hizo que los blindados resbalasen sin lograr subir las cuestas. Nada que los tanques de la marina de guerra no lograsen superar sin más problemas.

Al final de la tarde de ayer, lo que se hacía era la complicada contabilidad de aprehensiones. Al menos 34 motos y ocho automóviles robados estaban en manos de los narcos. Además fueron incautadas 13 armas de grueso calibre y unos 112 kilos de marihuana, todo escondido en toneles enterrados. Si se piensa en el número de hombres armados (por lo menos 200) que formaban el bando de “Nem”, detenido en los primeros minutos del jueves, y en la cantidad de droga traficada semanalmente en la Rocinha, lo que se encontró es absolutamente insignificante.

Una vez más, el aviso de que una favela sería ocupada por un grueso contingente de las fuerzas de seguridad sirvió de alerta para que los narcotraficantes abandonasen la zona. A diferencia de todas las demás ocupaciones, en el caso de la Rocinha se detuvieron no sólo a los jefazos del cerro sino también a otros cabezas de pandilla que habían buscado refugio en las callejuelas empinadas luego de haber perdido sus propios reductos. Además de Antonio Francisco Bonfim Lopes, el “Nem”, jefe máximo de la Rocinha, fueron detenidos, mientras intentaban escapar escoltados por policías civiles y militares, líderes de pandillas de otros dos cerros ocupados anteriormente por las fuerzas de seguridad, poniendo en indiscutible evidencia el grado de corrupción que alcanza a la policía de Río. Aun así, y pese a la importancia de las detenciones, ayer no hubo más detenciones de relieve.

El operativo militar ha sido impresionante. Poco después de las cinco de la mañana de ayer, cuatro helicópteros –todos artillados, siendo dos de ellos blindados y con equipos que permitían visión nocturna– empezaron a sobrevolar los cerros de San Conrado y Gávea, dos de los barrios más elegantes de la ciudad. Ya desde el mediodía del sábado, un bloqueo silenció todos los teléfonos celulares de San Conrado. A eso de las cinco y media las tropas empezaron a subir el cerro. No hay datos precisos, pero las informaciones goteadas indican que alrededor de dos mil hombres, entre tropas y batallones de elite, policía civil, policía militar, bomberos e infantes de la marina, se unieron para invadir y ocupar las tres favelas. La absoluta falta de resistencia llegó a sorprender a los mismos responsables por ese inmenso aparato, que al final logró toda la parafernalia prevista –levantar la bandera brasileña en lo alto del cerro, como si se tratase de salvar a la patria– sin encontrar otro percance que la bizarra visión de vehículos blindados resbalando sin lograr salir de su sitio.

Rocinha, la favela emblema, mayor puesto distribuidor de drogas de la zona sur de Río, ayer se adormeció en paz luego de por lo menos dos décadas de yugo de los narcos. Por la soleada tarde de domingo, grupos de turistas extranjeros circulaban por las callejuelas y por los callejones sin salida, tropezando con tropas fuertemente armadas y con sonrientes moradores de la favela. Todo un espectáculo. Hoy empieza un nuevo día y una supuesta nueva realidad empieza a ser construida, de a poco. No hay plazo para la retirada de las tropas armadas de la Rocinha. Una Unidad de Policía Pacificadora (UPP) será instalada en el cerro. Y luego se verá qué pasa.

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