EL MUNDO › MIENTRAS EL EX PREMIER CONDICIONA AL GOBIERNO ITALIANO, SU SUCESOR ADVIERTE SOBRE LA HERENCIA RECIBIDA
El programa del nuevo gobierno se apoya en tres bases: “rigor en el balance del Estado, crecimiento económico y equidad”, explicó Monti. Para Berlusconi, el nuevo gobierno representa una anomalía, porque no fue votado.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Silvio Berlusconi no puede con su genio. Poco antes de que el flamante primer ministro Mario Monti y su gabinete presentaran ayer su programa de gobierno en el Senado y obtuvieran el voto de confianza, Il Cavaliere hizo comentarios ante los senadores de su partido casi amenazando a los nuevos ocupantes del gobierno. “El gobierno de Monti representa una anomalía, es una suspensión de la democracia en cuanto no ha sido elegido. Votamos la confianza pero la duración del gobierno la decidiremos nosotros –dijo–. Volveremos a las plazas para explicarle a la gente a quién le corresponde realmente gobernar, porque el centroderecha ha siempre mantenido la mayoría en el Parlamento.”
El programa del nuevo gobierno se apoya en tres bases: “Rigor en el balance del Estado, crecimiento económico y equidad”, explicó Monti. “No somos creíbles si no crecemos”, dijo, precisando que los problemas que tiene actualmente el país habían sido ya detectados por los propios italianos mucho antes que la Unión Europea los advirtiera. Pero el problema de Italia es que le cuesta “decidir y poner en práctica” las cosas con rapidez. Hablando con total humildad y llamando a los parlamentarios a compartir los esfuerzos para sacar a Italia de la crisis, Monti dio mucha importancia en su discurso a los jóvenes y a las mujeres. Quienes compran títulos del Estado con vencimiento a diez años, especulan sobre cómo va a ser Italia en ese momento, explicó. Si se toman medidas ahora a favor de los jóvenes, sobre todo, y de las mujeres, el país crecerá y los intereses que hoy se pagan por esos títulos disminuirán. Monti hacía alusión a los intereses actuales de los bonos del Estado italiano a diez años, que han superado en estos días de incertidumbre el 7 por ciento.
Con su espíritu de economista y de profesor universitario, el premier explicó con simplicidad que la economía italiana estaba ya debilitada antes de comenzar la crisis en 2008. Entre 2001 y 2007 había crecido como media el 6 por ciento, contra el 12 por ciento en promedio de Europa. “El futuro del euro depende de lo que haga Italia en las próximas semanas. Un fracaso del euro no sería sólo el fracaso de Europa, sino de buena parte del mundo”, indicó el premier, calificando esta crisis como la más grave desde fines de la Segunda Guerra Mundial.
Entre las medidas por tomar, Monti mencionó la necesidad de rever el sistema impositivo para reducir impuestos a algunos sectores y el sistema jubilatorio, porque existen, dijo, demasiadas desigualdades. También es necesario reducir los costos del mundo político, incentivar la lucha contra la evasión fiscal y la criminalidad. Un nuevo modo de encarar el tema femenino es “improrrogable”, subrayó. Es necesario que las mujeres puedan insertarse y permanecer en el trabajo pero también que puedan conciliarlo con las necesidades familiares. El primer ministro también habló de incentivar la natalidad, que en Italia es de las más bajas del mundo, (9/1000) y de hacer un sistema impositivo preferencial para la mujer. Vale la pena recordar que en otros países europeos, las madres solteras, por ejemplo, pagan menos impuestos y tienen preferencias en materia de asignación de casas, cosa que en Italia no existe. Tampoco está difundido el trabajo part time que favorece la inserción de madres con niños pequeños en el mundo laboral.
El premier habló asimismo de rever un impuesto a las propiedades inmobiliarias (conocido como ICI) que fue suprimido por el gobierno de Berlusconi. Pero no entró en particularidades sobre esta medida, ni hizo referencia específica al impuesto patrimonial, es decir a los grandes patrimonios, del que se ha venido hablando insistentemente, solicitado por los sindicatos y hasta por muchos integrantes de la asociación de industriales Confindustria, como un modo de hacer más equilibrados los esfuerzos de la crisis. Para dejar tranquilos a quienes piensan que él y sus ministros podrían estar al servicio de poderes al margen del Estado, léase bancos o multinacionales, Monti fue rotundo: “El nuestro, les aseguro, no es el gobierno de los superpoderes”, enfatizó.
Hablando con los periodistas, Berlusconi se refirió al polémico tema del impuesto patrimonial sobre el que su gobierno nunca quiso aflojar. “Nosotros hemos declinado apoyar una medida como el impuesto patrimonial porque no sirve para estimular el crecimiento y en cambio hace disminuir el precio de las propiedades del 12 al 15 por ciento”, dijo, sin pensar que esa disminución podría tal vez perjudicar a quien posee muchas propiedades, pero no a quien busca una casa para comprar y no puede permitírselo porque los precios están en las nubes. Cuando alguien le preguntó sobre su futuro, Berlusconi fue terminante. “Algunos querrían que me retirara a escribir mis memorias, pero no tendrán suerte.”
El gobierno de Monti obtuvo la confianza del Senado por 281 votos a favor. Sólo los 25 miembros de la secesionista Liga Norte, aliada de Berlusconi en el pasado gobierno, votaron en contra. Mañana el gobierno deberá pasar por el voto de confianza de la Cámara de Diputados, después de lo cual podrá finalmente comenzar a trabajar.
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