Un provocativo ultimátum recorre el país que dio origen a la Primavera Arabe, mientras sus ciudadanos pelean en las calles para alcanzar la libertad: “El tren de la democracia ya se lanzó y no va a terminar hasta la estación de llegada; quien intente pararlo a mitad de camino morirá”. Ni un miembro de la junta militar ni el primer ministro egipcio, Kamal Ganzuri. Nada de eso. El autor del mensaje, lanzado en medio de la represión desatada por los militares contra los manifestantes que piden elecciones anticipadas y transparentes, es un funcionario de la Junta Electoral. Abdelmoaiz Ibrahim, jefe de la Comisión Suprema Electoral, anunció que la participación en el inicio de la segunda ronda de los comicios parlamentarios celebrada la semana pasada en nueve provincias egipcias fue del 67 por ciento. Aunque no hay datos oficiales sobre el resultado de las elecciones, los Hermanos Musulmanes, nucleados en torno del Partido Libertad y Justicia (PLJ), aseguraron que habían obtenido el 37,2 por ciento de los votos en la segunda fase de las legislativas. Los enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad egipcia continuaron ayer, por tercera jornada consecutiva, con un saldo de 181 detenidos.

Luego de anunciar el porcentaje de egipcios que se volcaron a las urnas en este segundo tramo de los comicios parlamentarios, Ibrahim corrigió los datos que él mismo había difundido y precisó que, en realidad, la participación había sido del 67 para las listas abiertas y del 68,5 por ciento para las listas cerradas. No es la primera vez que, desde el comienzo de las elecciones el 28 de noviembre, la Junta Electoral se rectifica en la difusión de cómputos. Y pese a que la conferencia de prensa había sido convocada para informar sobre los resultados de esta segunda etapa electoral, Ibrahim se mantuvo firme al afirmar que no anunciaría a los vencedores de las listas cerradas. Además, adelantó que sólo un candidato de las listas abiertas, familiar del difunto presidente egipcio Anuar al Sadat, consiguió un escaño en el Parlamento. Se trataría de Anuar Esmat al Sadat, miembro del partido islámico moderado Reforma y Desarrollo.

Unos 18 millones de electores estaban habilitados para votar en los dos primeros días de la fase intermedia de las elecciones; segunda vuelta que continuará el 21 y 22 de diciembre en aquellas circunscripciones donde ningún candidato de listas abiertas haya obtenido sufragios suficientes. En la primera ronda de la votación, con un 59,1 por ciento de participación, los Hermanos Musulmanes se alzaron con el 36,6 por ciento de los votos, seguidos de los salafistas de Al Nur, que lograron un 24,3 por ciento de los sufragios.

Las elecciones legislativas en Egipto, las primeras tras el derrocamiento del régimen de Hosni Mubarak en febrero, durante el comienzo de la Primavera Arabe, se desarrollan en medio de un largo y complicado proceso que contempla tres rondas que finalizarán el 11 de enero, cuando se elija a los representantes de la Asamblea del Pueblo o Cámara baja del Parlamento. Luego de los comicios para determinar quiénes ocuparán bancas en la Cámara baja, comenzará la votación para elegir a los miembros de la Shura o Cámara alta del Parlamento, que se iniciará el 29 de enero y terminará el 11 de marzo.

Entretanto, los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad egipcias continuaron en El Cairo. La violencia, que regresó el viernes a la capital egipcia, se cobró al menos la vida de diez personas y dejó centenares de heridos, además de 181 detenidos, según informaron testigos y la cadena de televisión árabe Al Jazzera. Los episodios de mayor violencia se produjeron cerca de plaza Tahrir y del Consejo de Ministros, donde vehículos armados y soldados se desplegaron y utilizaron carros hidrantes y balas de goma para dispersar a los manifestantes, que les lanzaron piedras y bombas molotov.

Por su parte, los activistas, que utilizan las redes sociales para las convocatorias y difusión de las protestas que comenzaron el 25 de enero, colgaron videos en Internet en los que se observa la brutal represión ejercida contra los manifestantes, incluidas las mujeres, cuyas cabezas son golpeadas contra el suelo. Las imágenes permitían observar también cómo los soldados abrían fuego contra los manifestantes. Según informó la agencia egipcia MENA, un oficial de alto rango señaló que la junta militar no aceptará provocaciones y aseguró que los soldados están lidiando con ladrones, no manifestantes.

La situación sigue siendo muy tensa, después de que unidades de la policía militar levantaran barricadas en la calle, que separa la emblemática plaza Tahrir y el edificio del gobierno, para impedir que las personas que protestan alcancen el Parlamento y los edificios gubernamentales. El ministro de Salud egipcio, Fuad el Nawawy, confirmó a la prensa local que diez personas murieron en los últimos días de protesta en la capital egipcia. Y sostuvo que la mayoría de los decesos se produjo el viernes, a primera hora del domingo y cifró en 441 el número de heridos. Entre los muertos del viernes se encuentra el jeque Emad Effat, integrante del órgano que dicta los edictos islámicos en Egipto.

Asimismo, el abogado de uno de los detenidos por los militares y entregados a la fiscalía por el incendio de edificios públicos denunció la muerte por tortura de su cliente Mohamed Mohei el Din. La víctima figuraba entre ocho acusados por estos presuntos delitos. El abogado declaró a los periodistas que su cliente fue torturado y afirmó que hay varios signos de ese trato en la celda en la cual Mohei el Din estaba detenido. El letrado dijo que tomó nota de rastros como manchas de sangre en las paredes y el piso, y también adelantó que preparó una denuncia que presentará próximamente ante la fiscalía general.