EL MUNDO › LA PRESIDENTA BRASILEÑA FUE AL FORUM DE PORTO ALEGRE CON SU IDEA DE RELACIONAR AMBIENTALISMO CON JUSTICIA
Como preparación política de la próxima cumbre ambiental de Río, en junio, Dilma Rousseff apostó ayer a conectarse directamente con los militantes verdes desde una perspectiva de crecimiento y desarrollo con distribución de renta.
› Por Martín Granovsky
Desde Porto Alegre
“Valió la pena, compañeras y compañeros”, dijo en el Gigantinho, uno de los estadios de Porto Alegre. Dilma Rousseff habló así del trayecto entre el Foro Social de 2001, el primero, y el Forum Social Temático que trabajó estos días en la capital de Rio Grande do Sul. También fue una forma de acercarse a los militantes de las organizaciones ambientalistas y plantearles qué marco quiere su gobierno para la cumbre mundial de junio próximo conocida como Río+20: “Crecer, proteger, incluir y conservar”.
Como Lula antes, Dilma decidió participar del Forum y conectarse directamente con las organizaciones sociales, incluso cuando entre ellas corrían rumores de que habría una fuerte silbatina de los ambientalistas más radicalizados. Su apuesta fue más completa: decidió que se comprometieran con el Forum y asistieran a talleres varios de sus funcionarios y ministros, como el consejero internacional Marco Aurélio García y la ministra de Derechos Humanos, María del Rosario Nunes.
Ella misma, ayer a la tarde, recordó que participó del primer encuentro del Foro en 2001 cuando era secretaria de Energía del entonces gobernador de Rio Grande do Sul, Olivio Dutra. Dutra, dirigente sindical bancario, es del Partido de los Trabajadores fundado en 1980. Fue la primera administración del PT en territorio gaúcho. La segunda comenzó hace un año con la gobernación de Tarso Genro, ex ministro de Educación y de Justicia de Lula.
“Aquí se afirmó la idea de que otro mundo es posible”, dijo Dilma. “Aquí se generó la oposición al pensamiento único.”
Luego salteó el relato y recordó que en los últimos 11 años la crisis internacional se convirtió en crisis real en 2008 “y no paró de agravarse”. Pero al mismo tiempo, afirmó, en América latina “fueron construyéndose propuestas progresistas y democráticas con importantes transformaciones económicas, sociales y políticas”. Agregó que “nuestros países crecen y reducen la pobreza y la desigualdad social, mientras en otras regiones aumenta la desigualdad, la exclusión y avanza la estagnación”. Advirtió que “no cedemos la soberanía frente a potencias o agencias calificadoras de riesgo”.
“Como decía aquella canción de la revolución de los claveles de Portugal, el pueblo es el que debe mandar”, rememoró para los nostálgicos. El 25 de abril de 1974, un grupo de oficiales jóvenes de Portugal, el Movimiento de las Fuerzas Armadas, se alzó contra la dictadura gobernante, tomó el poder en alianza con la izquierda y no sólo garantizó de ahí en adelante la democracia sino también la descolonización de Angola, Mozambique y Guinea Bissau. Los conjurados eligieron como santo y seña del comienzo de la revolución una canción prohibida del cantante José Afonso, “Grandola vila morena”. Cuando un comando tomara una radio y la pasara, los regimientos debían salir a la calle. Una parte de la canción, que es la que citó Dilma, decía: “O povo é quem mais ordena”. Y en otra parte reclamaba: “Terra da fraternidade”.
Después del guiño portugués, la presidenta brasileña dijo que “no es fácil producir nuevas ideas y alternativas cuando estamos dominados por preconceptos políticos e ideológicos”.
“Conocemos bien esa historia”, señaló. “En los años ’80 y ’90, esos preconceptos impusieron en América latina modelos conservadores que profundizaron la pobreza, el desempleo, la exclusión social y la recesión.”
Para la presidenta de Brasil, la cumbre de junio de Río+20 “debe ser un momento importante de renovación de ideas para que la palabra desarrollo sea crecer, proteger, incluir y conservar, articulando el crecimiento y la generación de empleo, la erradicación de la pobreza y la ampliación de derechos en medio de la preservación de los recursos ambientales”.
Parándose de manera específica en la cuestión ambiental, dijo que Brasil había reducido las emisiones de carbono y gases que producen el efecto invernadero, mientras que “lamentablemente otros países no lo hicieron”.
“En mi gobierno, cuando hablamos de desarrollo sustentable, estamos hablando de crecimiento acelerado de nuestra economía para poder distribuir riquezas, creación de empleos formales, ampliación del ingreso de los trabajadores, reducir la pobreza y terminar con la miseria, mejora de la educación, la salud y la seguridad pública”, explicó la presidenta de Brasil en el acto del Forum. El caso que dio fueron los 40 millones de pobres que dejaron de serlo al incorporarse al mercado de trabajo y al consumo. También dijo que “desarrollo sustentable” significa “mecanismos de participación social y profundización de la democracia en medio de la diversidad cultural”.
En el capítulo internacional, estableció que otro significado es “la inserción soberana en el mundo”.
“En 2003, Lula comenzó a desatar el nudo de la desigualdad y ahora llegaremos a un Brasil sin miseria”, dijo Dilma. Lula asumió el 1º de enero de 2003 después de ganar las dos vueltas de las elecciones de 2002, justo un año después del primer Foro Social. Dilma asumió hace poco más de un año, el 1º de enero de 2011, encabezando una coalición de fuerzas diversas hegemonizada por el PT tras dos mandatos exitosos de Lula.
“Brasil hoy es otro país”, declaró la presidenta en el discurso ante el estadio. “Somos un país más justo, más desarrollado y más respetado. Un país que convive armónicamente y quiere construir con los países de América del Sur, de América Central y del Caribe un polo de desarrollo para el mundo.”
Aprovechó para reivindicar la soberanía palestina, pero prefirió concentrarse más en la economía y la política. Dijo por ejemplo que los Brics, la sigla de países que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, quieren “un mundo más multipolar y democrático”. “Las organizaciones de la sociedad civil y los gobiernos progresistas pueden ser decisivos en la nueva era”, dijo Dilma para evitar resquemores entre los partidarios del oenegeísmo y las fuerzas en el gobierno en Sudamérica.
En otra de las definiciones, reivindicó no sólo la movilización sino la presencia de las organizaciones sociales en Río de Janeiro en junio, con lo cual tocó de lleno otro de los fantasmas que había en sectores del gobierno y de la militancia social: que la cumbre sea un escenario de escándalo con cuestionamientos duros al gobierno.
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