EL MUNDO › EN DAVOS NO HABLAN DE LA DESIGUALDAD
› Por Ben Chu *
Al observador no entrenado, el hombre de Davos y la mujer de Davos pueden parecerle como siempre: ropa de marca, el celular pegado a la oreja, el iPad fijado al dedo, y un brillo de confianza: “soy el dueño del universo” en su mirada. Pero algo ha cambiado dentro de los delegados del Foro Económico Mundial de este año. Un poderoso sentido de responsabilidad social se ha despertado en sus corazones. El mensaje global de los manifestantes “Ocupen” y todas esas burlas sobre la desenfrenada riqueza del “uno por ciento”, contrariamente a lo que se cree, no cayeron en saco roto.
El capitalismo es sobre la adaptación exitosa, y estos delegados se han adaptado debidamente al nuevo ambiente. ¿La evidencia? Se habló mucho de dos temas en los dos primeros días en la cumbre de este año: frugalidad y filantropía. Primero la frugalidad. Felizmente los ingleses han sido líderes mundiales en este área. Para tocar el tambor por las Olimpíadas de Londres, el Aniversario de Diamantes y la problemática economía del Reino Unido, la delegación británica dio un té en el café Schneider sobre la costanera. El hecho fue descripto por la oficina del alcalde como “frugal y eficiente”. No obstante tuvo la presencia de la modelo británica Lily Cole para darle más brillo. Y no son sólo los gobiernos los que se están adaptando a la necesidad de recortar los excesos en un momento en que el desempleo global es tan alto como la caída de nieve de este año en Davos. Un multimillonario indio (uno de los estimados 70 que asistieron este año) dijo que esperaba que la reunión de este año no fuera “sólo sobre glamour y con gente dando grandes fiestas”. Y por cierto, las reuniones nocturnas post conferencia, hasta ahora, son más sobrias que en los años anteriores.
La filantropía también fue grande. El multimillonario ucraniano del acero, Victor Pinchuk, tuvo su mesa redonda anual esta semana, presidida por Chelsea Clinton. Lamentablemente, Tony Blair, que debía asistir, aparentemente no llegó por compromisos en Medio Oriente. El magnate irlandés de telecomunicaciones, Denis O’Brien, trató de alentar las inversiones en Haití. “Las corporaciones necesitan comprometerse en dar un poco de sus ganancias para temas sociales”, sostuvo O’Brien. Bill Gates fue el primero en dar el ejemplo, anunciando una contribución de 750 millones de dólares a un fondo global para erradicar la malaria.
El secretario de Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, Andrew Mitchell, se mezclaba con los importantes. ¿Pensaba que los ricos globales estaban metiendo sus manos en sus bolsillos profundamente? “Están haciendo mucho, pero quiero que hagan más. Por eso estoy aquí”, dijo.
Pero puede haber contradicciones cuando se trata de filantropía. Daniel Och, fundador de los fondos libres Och-Ziff de Nueva York, me dijo que la caridad es muy importante para él y para su familia. Pero los fondos libres están siendo despiadados con la deuda griega, algo que, dicen algunos, sirve para extender la miseria de la población griega. Hay puntos ciegos también. ¿Qué tal si se les pide a los ricos que paguen más impuestos en lugar de instarlos a hacer donaciones a causas valiosas? “Si ustedes pueden cambiar la ley, nosotros pagaremos los impuestos”, dijo David Rubenstein, de la firma privada Carlyle Partners. Es notable que, mientras se habla mucho sobre los peligros de la creciente desigualdad, hay menos discusiones sobre qué hacer con ella.
¿Y la frugalidad? Bueno, todo es relativo aquí en los Alpes Suizos. CNN estimaba que el costo promedio por delegado es de 40.000 dólares: registrarse 20.000 dólares, vuelos 6000 dólares, transporte 4000 dólares, hotel 3000 dólares. El stand para alquiler de helicópteros estaba haciendo negocios. “¿Cuánto sale volar al aeropuerto de Zurich?”, pregunté. “Entre 5000 y 9000 dólares” contestó la señora. “¿Por qué la diferencia?” “Depende de si quiere un motor o dos”. Quizás los multimillonarios de Davos deberían contratar uno de un motor y dar lo que se ahorran a la caridad. La frugalidad y la filantropía combinada en un perfecto estilo Davos.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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