El presidente del gobierno español se mostró ayer consecuente con su política de ajuste desde que asumió el poder en 2011, diciendo que no tolerará el despilfarro. “La gente nos dice: ‘Ya te hemos votado, ahora cumple. Haz lo que tengas que hacer y hazlo deprisa’. Lo que España espera de nosotros es que actuemos con decisión y con prontitud”, aseveró Mariano Rajoy en Sevilla durante el XVII Congreso Nacional del conservadurismo, donde fue ungido como líder máximo del Partido Popular (PP). “Nunca habíamos llegado ni tan lejos ni tan alto ni tan hondo”, se vanaglorió secundado del ex presidente José María Aznar. Se trata del momento de mayor poder político del PP en toda su historia, tras las últimas elecciones presidenciales que dejaron a la derecha en posición de hegemonía. Rajoy, quien permaneció en silencio toda vez que uno de sus dirigentes era imputado o pasaba por los juzgados (como en el caso de corrupción que salpicó el PP en 2009 conocido como Gürtel), demandó que el partido sea un modelo de conducta político y moral. “No aceptaremos que la mancha de una excepción contamine la buena fama de todos”, dijo de forma elocuente. El congreso fue aprovechado como plataforma por Aznar, quien se congratuló con el triunfo arrasador del PP, luego de la lapidación pública en 2004, cuando dijo que los atentados del islamismo radical del 11-M habían sido cometidos por ETA. Aznar aprovechó los aplausos del público para pedir más ajuste. Frente a las manifestaciones contra la reforma laboral previstas para el 19 en toda España, y ante una eventual huelga general, Aznar arengó a sus huestes. “Esto se llama hacer patriotismo, es lo que toca en este momento”.

Se divirtió saltando sobre el cadáver político de su predecesor, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), calificándolo como “el peor de la democracia”. “Mintió sobre la crisis”, acusó. Criticó también a Zapatero por el intento de resolver el problema de ETA a través de un diálogo que empezó en 2006. “La negociación política con los terroristas no es un acierto estratégico para la paz”. Por el contrario, propuso ahorrarse toda clemencia: “Es el momento de repetir a los terroristas un mensaje muy sencillo: nosotros ganamos, ellos pierden”, concluyó.