EL MUNDO › MUCHOS RECORDARáN A MIGUEL DE LA MADRID CAMINANDO POR LOS ESCOMBROS EN LA CAPITAL MEXICANA, EN 1985
Fue un tecnócrata que llegó al Ejecutivo cobijado por el PRI. De la Madrid declaró en bancarrota al sistema financiero y decretó una moratoria de pagos de la deuda externa.
› Por Gerardo Albarrán de Alba
Desde México, D. F.
El rostro desencajado, la voluntad perdida. Miguel de la Madrid Hurtado caminaba entre los escombros del terremoto que destruyó una parte de la capital mexicana aquel 19 de septiembre de 1985. La imagen del presidente impotente se quedó grabada entre los sobrevivientes y desacralizó para siempre a la Presidencia de la República, una institución que, hasta entonces, era la personalización del poder absoluto que había regido al México postrevolucionario, el tlatoani sexenal que reinventaba el universo cada vez que se encendía el fuego nuevo de la sucesión.
Ayer murió De la Madrid Hurtado, el primer presidente absolutamente tecnócrata, sin dotes ni aspiraciones de estadista. Fue ascendiendo en cargos en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, luego subdirector de Petróleos Mexicanos y llegó a secretario de Programación y Presupuesto. Sus dotes administrativas, no las políticas, lo llevaron a ser postulado a la presidencia en 1982, cobijado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Intentó resolver la crisis económica heredada por su antecesor, José López Portillo, declarando en bancarrota al sistema financiero y decretando una moratoria de pagos de la deuda externa.
Rebasado por una inflación galopante y una devaluación vertiginosa, pero sobre todo por la naciente sociedad civil mexicana que comenzó a organizarse tras el terremoto de 1985, Miguel de la Madrid vivió la mayor escisión política dentro del PRI con la salida de un grupo encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas (que a partir de ese rompimiento sería tres veces candidato opositor a la Presidencia) y Porfirio Muñoz Ledo. De ahí habría de surgir el Partido de la Revolución Democrática, el PRD, que dirigirían Cárdenas y Muñoz Ledo, y después de ellos, Andrés Manuel López Obrador, hoy candidato presidencial por segunda ocasión.
La muerte del ex presidente De la Madrid, a sus 77 años de edad, víctima de efisema pulmonar, ocurrió cuando la clase política mexicana no acababa de reponerse del sensible fallecimiento de Jorge Carpizo Mac Gregor, un abogado de 68 años, político e intelectual autor de 21 libros que ocupó cargos trascendentes en los últimos gobiernos priístas: rector de la UNAM, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, primer presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, procurador general de la República, secretario de Gobernación y embajador de México en Francia. Carpizo murió el viernes debido a una complicación quirúrgica cuando era intervenido de una hernia.
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