EL MUNDO › PERFIL PSICOLóGICO DE JAMES EAGAN HOLMES, EL ASESINO DEL CINE DE DENVER
Ganó becas escolares y prácticas educativas, graduado con honores de la Universidad de California-Riverside, se mudó a Colorado el año pasado para afrontar el próximo paso: un doctorado en Neurociencia. Asesinó a doce personas en un cine.
James Eagan Holmes, el sospechoso que la policía dice que causó terror a la comunidad de Colorado, era un chico tímido, delicado, que parecía destinado para grandes cosas. Estudiante de ciencia del sur de California, que ganó becas escolares y prácticas educativas, graduado con honores de la Universidad de California-Riverside, se mudó a Colorado el año pasado para afrontar el próximo paso: un doctorado en Neurociencia.
Según un perfil publicado en el matutino The New York Times, Holmes luchó durante su primer año académico en la Universidad de Colorado y la abandonó. En la noche del jueves, Holmes asesinó a 12 personas e hirió a otras 58, de las cuales 11 permanecen hospitalizadas en estado crítico, en una sala de cine de Aurora, en Colorado, Estados Unidos, mientras se proyectaba la película Batman: El Caballero de la Noche Asciende.
Los vecinos de su barrio pandillero en Aurora lo describieron como solitario, siempre solo mientras compraba cerveza y licor en los negocios del vecindario y comía burritos o andaba en bicicleta por las calles, dice el New York Times. Aparentemente había creado un anuncio personal en el sitio web Adult Friend Finder, posteando una foto en la que lucía un color de cabello naranja fuerte y diciendo que él estaba buscando una aventura amorosa. Se describía a sí mismo como un buen chico, aunque la autenticidad del perfil no pudo ser verificada.
Según el diario estadounidense el conocimiento de Holmes era la ciencia. Antes de dejar, tomó una clase que exploraba el origen biológico de los desórdenes psiquiátricos y neurológicos, y estaba programado para dar una presentación, de acuerdo al esquema de clases publicado en Internet. El tema aparece para demostrar el interés en el origen genético de las enfermedades mentales. Con su carrera académica andando mal, los policías dijeron que Holmes, de 24 años, comenzó a armar otro plan. En los últimos dos meses compró a vendedores locales de armas dos revólveres, una escopeta y un fusil de asalto. El sospechoso compró y almacenó 6 mil rondas de municiones online y se equipó con chalecos antibalas y máscara de gas.
Holmes no tenía antecedentes policiales en Colorado. No tenía historia de problemas con la policía en la Universidad en California. No dejó mensajes online fácilmente identificables o videos que podrían mostrar alguna idea sobre su actitud.
En entrevistas, vecinos y amigos del sur de California y de Aurora lo describieron como un hombre joven tan anónimo como un vaso de agua, quien dejó las más ligeras impresiones en la gente.
El estudiante universitario creció en una agradable calle de una zona de casas de estilo español del este de San Diego. Su madre, Arlene Rosemary Holmes, está registrada como enfermera. Nuevas noticias y un perfil de Linkedin sugieren que su padre es encargado de una empresa de software.
Cuando era más chico, Holmes jugaba al fútbol y corría carreras pero parece que los dejó por su actividad académica. Breanna Hath, de 23 años, una compañera que se graduó del Westview High School con Holmes en el 2006, dijo que él tenía un pequeño grupo de amigos que jugaban videojuegos y eran “un poco nerds”. “El era realmente tímido, tranquilo, bueno y dulce”, agregó Hath. “Tenía obviamente la capacidad para hacer cualquier cosa que quisiera académicamente”, aseguró en una conferencia de prensa el viernes, Timothy White, rector de la universidad. Como sucedió con los masivos disparos en Virgina Tech, Fort Hood, Tex or Columbine Hig School, sólo a 20 millas del complejo de cines Century 16, donde el viernes ocurrieron los asesinatos, vecinos, conocidos y docentes que conocían al sospechoso se encontraban ellos mismos buscando alguna justificación que pudiera echar luz sobre el baño de sangre o intentando ofrecer alguna pequeña pista que sobre cómo el hombre tranquilo de sus recuerdos podía estar arrestado por crímenes tan horribles.
Algunas noches, los vecinos escucharon la música fuerte vibrando en su departamento del tercer piso, y frecuentemente se quejaban de eso o notaban una extraña luz morada en la ventana. A veces, la ventana estaba tapada por diarios, como si buscara que nadie viera hacia adentro. El sábado, la policía fue con la delicada tarea de desactivar las docenas de trampas y explosivos improvisados en su departamento.
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