La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, denunció ayer las atrocidades que están sucediendo en Siria y destacó su convicción de que “crímenes de guerra y contra la humanidad” son cometidos en el país asiático tanto por el régimen gobernante como por la oposición armada. “Los que los están cometiendo no deben creer que podrán huir de la Justicia. El mundo no olvida ni perdona crímenes como éstos”, agregó, precisando que “esto vale tanto para las fuerzas de la oposición que cometen crímenes como para las gubernamentales y sus aliados”.

Según Pillay, surgió un “modelo” de cómo las fuerzas gubernamentales “intentan limpiar las áreas que, afirman, están ocupadas por la oposición. La zona se rodea, se corta la provisión de agua, electricidad y alimentos. Luego sobrevienen los bombardeos, siempre con el apoyo de helicópteros de ataque y aviones caza. Al final, arriban los carros armados, seguidos de fuerzas de infantería que derriban puerta a puerta y proceden a ejecuciones sumarias de personas que, sospechan, son combatientes opositores. Los cuerpos de las personas ejecutadas son a veces quemados”, agregó la funcionaria. Pillay denunció a las fuerzas armadas de la oposición por similares procedimientos y afirmó que recibe un número creciente de informes acerca de combatientes rebeldes que torturan y ejecutan a sus prisioneros. La funcionaria reiteró especialmente su alarma por la creciente amenaza para los civiles en Siria al intensificarse la violencia de los enfrentamientos en las dos mayores ciudades del país, la capital Damasco y la norteña Alepo.