EL MUNDO › POR LOS SUPERPODERES DE MURSI EN EGIPTO
› Por Alastair Beach *
Desde El Cairo
La violencia se desató anoche en Egipto, cuando los manifestantes reaccionaron contra el poder que se arrogó Mohamed Mursi (foto). Las oficinas de su partido fueron incendiadas, mientras que sus opositores llamaban al presidente un “dictador” y “faraón” que ahora adquirió más poder político que el derrocado líder Hosni Mubarak. Hubo una feroz lucha en Alejandría después de las oraciones de la tarde, cuando miles de manifestantes opositores tiraron piedras y pedazos de escombros afuera de la mezquita. La televisión estatal informó que turbas en una serie de ciudades habían incendiado las oficinas del partido de Libertad y Justicia, el ala política de la Hermandad Musulmana de Mursi.
Los cuarteles del grupo en Suez, Port Said e Ismalia fueron todos blancos. En El Cairo, la policía lanzó gas lacrimógeno contra los manifestantes después de que varios miles de personas se unieran a la manifestación anti-Mursi en la Plaza Tahrir. Los jóvenes se vieron involucrados en choques con la policía en la calle Mohamed Mahmoud –escena de mortales disturbios hace un año– desde el lunes. Pero mientras una enorme multitud llenaba la Plaza Tahrir anoche, la violencia parecía estar escalando. Mohamed El Baradei, el una vez candidato presidencial que había previamente negociado una tregua política con Mursi, afirmó que el presidente se había nombrado “el nuevo faraón”, de acuerdo con la declaración constitucional que emitió el miércoles.
“Mursi usurpó hoy todos los poderes estatales”, escribió en Twitter poco después de la sorpresiva declaración del líder egipcio, en la que confirmaba que se había otorgado poderes legislativos y constitucionales.
El Baradei agregó que la movida fue un “golpe mayúsculo” que podría tener “graves consecuencias”. Líneas de batalla política se estaban desarrollando en El Cairo, mientras enormes grupos de manifestantes rivales realizaban manifestaciones separadas ayer.
Afuera del palacio presidencial, en el distrito de Heliópolis, miles de miembros de la Hermandad Musulmana llegaron para celebrar el anuncio de Mursi –una movida que le otorga inmunidad judicial junto con vagos nuevos poderes para proteger los “objetivos de la revolución”–. En el discurso a sus partidarios, Mursi dijo que la declaración había sido hecha para salvaguardar el futuro de la nación. “Nos estamos, si Dios quiere, moviendo hacia adelante, y nadie se para en nuestro camino”, dijo. “La victoria no llega sin un plan claro y eso es lo que yo tengo.”
En su decreto, Mursi también prometió rever los casos criminales contra oficiales acusados de asesinar a manifestantes durante el levantamiento egipcio –una aparente concesión a los activistas que siguen furiosos por el hecho de que tan pocos oficiales de policía hayan sido llevados ante la Justicia en los últimos dos años–. Sin embargo, mientras el asombro se tornaba furia anoche, varios miles de manifestantes marcharon a la Plaza Tahrir en escenas que recordaban las manifestaciones de enero de 2011 que eventualmente derrocaron al presidente Mubarak.
En medio de un mar de banderas enarboladas por los distintos grupos de la oposición de Egipto, los opositores a la Hermandad Musulmana llegaron al centro de El Cairo gritando “pan, libertad y la caída del Guía Supremo de la Hermandad”. “La Hermandad Musulmana quiere que el país sea como Irán”, dijo Magda Maamoun, una trabajadora de 30 años, mientras marchaba a través del distrito Dokki hacia el centro de El Cairo. “Es una dictadura en nombre de la religión.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12. Traducción: Celita Doyhambéhère.
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