EL MUNDO › EL PREMIER ITALIANO SE OFRECE PARA GOBERNAR SIN APARECER EN NINGUNA LISTA DURANTE LA CAMPAñA
“Il professore”, como lo llaman, no escatimó críticas contra Berlusconi e ilustró las reformas todavía por hacer en Italia. Las que hizo provocaron los lamentos y las críticas de la población y de los sindicatos.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
El primer ministro dimisionario de Italia, Mario Monti disipó todas las dudas y elucubraciones que se habían elaborado sobre una eventual candidatura suya en las próximas elecciones parlamentarias de febrero, momento hasta el cual deberá permanecer de todas maneras en el cargo cumpliendo tareas administrativas. En la tradicional rueda de prensa de fin de año realizada ayer, Monti se declaró dispuesto a ocupar un cargo de primera línea luego de las elecciones, pero dijo que no aparecerá en ninguna lista de ningún partido durante la campaña electoral, la principal duda que giraba en torno a su persona y que había provocado los temores y las críticas del ex premier Silvio Berlusconi. En realidad, Monti no podría aparecer encabezando ninguna lista porque es senador vitalicio, por lo cual no necesita ser sometido a elecciones para llegar al Parlamento. Pero algunos partidos querrían usar su nombre para asegurar a los electores que creen en él, que luego lo propondrán como primer ministro, cargo no elegido por la población sino por las Cámaras.
Luego de una agitada quincena de dimes y diretes de parte del ex premier Silvio Berlusconi que lo obligaron a renunciar oficialmente el viernes y a la disolución de las Cámaras firmada el sábado por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, Monti en la rueda de prensa reivindicó todas las medidas tomadas por su gobierno. Medidas que, aunque apoyadas en el Parlamento por los dos partidos mayoritarios, el Pueblo de la Libertad (PDL) del mismo Berlusconi y el Partido Democrático de Pierluigi Bersani, han provocado los lamentos y las críticas de la población y de los sindicatos, afectados por nuevos impuestos, incluso a nivel sanitario y por las reformas del régimen laboral y del régimen jubilatorio, entre otras cosas. “Hace un año –dijo Monti– presenté aquí el estado peligroso en el que se encontraba el país. En un año, la situación de emergencia ha desaparecido y los italianos pueden sentirse orgullosos en Europa”.
“Il professore”, como lo llaman, porque ha sido rector de la prestigiosa Universidad Bocconi de Milán, no escatimó críticas contra Berlusconi e ilustró las reformas todavía por hacer en el país. Pero dijo claramente que sólo aceptaría ocupar un cargo en el nuevo gobierno, incluso de dirección o de guía, “si se respetan sus condiciones”. “Soy un senador vitalicio. Si una o varias fuerzas políticas coinciden con mi programa y se proponen candidatearme como primer ministro, evaluaré en su momento la decisión”, señaló.
Sobre Berlusconi, a quien agradeció de todas maneras su apoyo inicial, dijo que a menudo lo sorprendía porque “tenía que hacer un esfuerzo para poder comprender el hilo conductor de su pensamiento”, aludiendo a los bruscos cambios de opinión de Il Cavaliere que cada semana dice una cosa distinta. Y fue más lejos todavía con sus frases punzantes. “Durante años, lamentablemente, hemos tenido un gobierno que tenía serias dificultades para hacer sentir su voz en Europa y por eso entiendo que ahora que las cosas son diferentes, algunos se sienten disgustados”, dijo en tácita alusión a que durante el gobierno de Berlusconi, en Europa se sabía más de sus aventuras del bunga bunga que de su política económica. ¿Pero Berlusconi era escuchado en Europa?, fue una de las preguntas entre las 48 que le dispararon los periodistas. Si alguna vez alguien dijo eso, “nunca fue verdad”, contestó fríamente Il Professore.
Los juicios contra Berlusconi fueron condimentos importantes de la rueda de prensa en la que Il Professore, siempre muy medido en sus apreciaciones, demostró no tener más inhibiciones. Y así denunció las presiones que el PDL hizo en el Parlamento para debilitar la ley anticorrupción y habló de la necesidad de que un país haga leyes adecuadas a la nación y no a las personas, de que en Italia sean fortalecidas las normas que controlan los balances de las empresas y las que regulan la compra de votos y el “conflicto de intereses”, todos temas que afectan personalmente al Cavaliere y sus aliados.
“No destruyamos lo que se ha hecho con tantos sacrificios”, dijo Monti dirigiéndose a los partidos políticos y al país y presentando “Cambiar Italia, reformar Europa, compromiso por una agenda común”, un documento que contiene todos los cambios que en su opinión Italia todavía debe implementar y sobre los que espera obtener el consenso de las fuerzas políticas. Entre otros, habló de reformas a nivel del trabajo y de la justicia como también de los llamados costos del mundo político, entre muchas otras cosas. Precisó además que el programa estará en Internet y abierto, para poder recibir la contribución de todo el mundo. “Europa se puede criticar pero para hacerlo es necesario ser creíble. De lo contrario, a la palmada en la espalda sigue la risita”, dijo. A más de uno le vino a la memoria la imagen de la risita irónica de la premier alemana Angela Merkel y del entonces presidente francés, Nicolás Sarkozy, cuando en una rueda de prensa europea se mencionó a Berlusconi.
Pierluigi Bersani, líder del PD y del centroizquierda, comentó por su parte: “Es necesario preservar lo hecho hasta ahora y hacer lo que falta: más equidad y más trabajo”.
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