Mar 05.03.2013

EL MUNDO  › ISRAEL PUSO EN MARCHA DOS LíNEAS DE COLECTIVOS QUE NO USAN LOS ISRAELíES

Polémica por los micros para palestinos

La medida busca impedir que los palestinos viajen en la misma línea regular que utilizan los colonos por un tema de seguridad. Organizaciones de izquierda y de defensa de los derechos humanos la calificaron de racista.

La implementación, en el día de ayer, de dos líneas de colectivos entre Cisjordania y Tel Aviv sólo para palestinos desató una serie de reclamos y denuncias contra las autoridades israelíes de grupos de derechos humanos, que calificaron la decisión de “racista”, informó la prensa israelí.

Según el periódico Haaretz, la medida busca impedir que los palestinos viajen en la línea regular que utilizan los colonos israelíes y fue tomada tras las frecuentes quejas de éstos por los riesgos de atentados que suponían viajar en colectivos mixtos. Según el periódico español El País, en 2009 la Corte Superior de Justicia de Israel permitió que los palestinos usen la ruta 443 que une Jerusalén con Tel Aviv y discurre un tramo por Cisjordania. Numerosas ataques ocurrían en esta vía durante la segunda Intifada y las autoridades israelíes cancelaron todo.

Ajeno a las reacciones, el Ministerio de Transporte israelí declaró que las dos nuevas líneas “mejorarán el servicio de transporte público para los trabajadores palestinos que ingresan dentro de Israel por el puesto de control de Eyal” y ayudarán a eliminar las líneas ilegales que operan con tarifas desorbitadas.

Los palestinos de Cisjordania, que deben tener un permiso especial para ingresar en Israel, denuncian frecuentemente un sistema de apartheid, que les prohíbe el uso de algunas rutas y medios de transporte en su propio territorio, oficialmente por razones de seguridad. Y es verdad que muchos palestinos necesitaban un transporte más barato hacia sus lugares de trabajo y tenían que esperar para tener un asiento y algunos ni lo intentaban. “Debería haber un colectivo cada 10 minutos porque la espera es larga”, declaró Tareq Salameh, uno de los nuevos usarios, en el paso de Eyal, en el diario Le Monde.

Sin embargo, el partido de izquierda israelí Meretz pidió al Ministerio de Transporte que cancele esta decisión, según el periódico francés. La diputada Zehava Gal-On declaró que “los colectivos que operan según un perfil étnico fueron cosas comunes en los regímenes racistas” y dijo que no acepta que eso exista en un país democrático.

Además, la directora del grupo de derechos humanos israelí B`Tselem, Jessica Montell, dijo que “abrir líneas de colectivo que separan a israelíes de palestinos es un plan repulsivo”. “Es simplemente racismo. No se puede justificar un acto así apoyándose sólo en unas cuantas quejas sobre la seguridad del servicio”, prosiguió, en declaraciones a la Radio del Ejército de Israel.

“El Ministerio de Transporte no emitió ninguna orden o prohibición que impida a los trabajadores palestinos viajar en el transporte público de Israel y Cisjordania”, dijo y recordó que además “el ministerio no está autorizado a prohibir el uso del servicio a ningún pasajero”.

Sin embargo, son crecientes las denuncias que alertan que la policía israelí ordena a los palestinos bajar de las líneas habituales alegando que no tienen derecho a utilizar el transporte público israelí.

Como respuesta a esta denuncia, el portavoz de la Policía de Israel, Micky Rosenfeld, declaró que todos los palestinos que regresan a Cisjordania tienen que pasar obligatoriamente por un registro para evitar robos, lo que ha descrito como una práctica habitual de seguridad israelí. En la misma línea, el alcalde del asentamiento israelí de Karnei Shomron, Herzl Ben-Zvi, aseguró que las nuevas líneas “cubren las necesidades de todos los pasajeros, tanto palestinos como colonos israelíes” y que evitarán el colapso de pasajeros de las líneas actuales.

Sin embargo, según Le Monde, no se puede evitar el tema del apartheid, que supone la creación de estas dos líneas. De hecho, la Ley Plessy vs. Ferguson, votada por la Corte Suprema de los EE.UU., creó el principio “separados pero iguales” que permitió la separación de las personas afrodescendientes y de los blancos en los colectivos sin violar la igualdad. En diciembre de 1955, Rosa Park se negó a sentarse en el asiento reservado a los negros en un colectivo de Montgomery en Alabama, lo que canceló ese mismo principio.

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