Mié 06.03.2013

EL MUNDO  › PARA FORMAR GOBIERNO

No hay arreglo

› Por Elena Llorente

El presidente de la república italiana, Giorgio Napolitano (foto), y Pierluigi Bersani, líder de la coalición de centroizquierda que ganó las recientes elecciones, se están rompiendo la cabeza para poder imaginar, cada uno a su manera, una solución para que Italia pueda contar con un gobierno estable en los próximos días. Sobre todo porque el ex cómico Beppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas (M5S), a quienes Bersani se dirige para conseguir su apoyo en el Senado, insisten en que no participarán de ningún gobierno de partidos.

Hay algunos inconvenientes de tipo constitucional además de las disputas entre los partidos. Para empezar, el 15 de marzo se deberán reunir por primera vez las cámaras y la primera tarea será elegir los dos presidentes, el del Senado y el de la Cámara de Diputados. Una tarea que en tiempos normales, de mayorías claras en cada una de ellas, no debería significar mayores problemas. Pero ahora, esos dos puestos podrían significar un paso adelante o un paso atrás en las negociaciones por un nuevo gobierno, esencialmente entre el centroizquierda y el M5S. En Italia, los electores no votan directamente al primer ministro sino que éste y su gobierno deben ser aprobados por las dos cámaras del Parlamento. Pero para eso, el Parlamento debe estar funcionando normalmente. Cosa que parece difícil para el 15 si antes no se ponen de acuerdo al menos dos de los tres partidos principales. En la Cámara de Diputados, el centroizquierda tiene una amplia mayoría, por lo cual podría corresponderle la presidencia. Pero dado que en el Senado ninguno tiene la mayoría (123 senadores del centroizquierda, 118 de centroderecha, 54 de Grillo, y 19 de Monti) y que sin lograrla allí ningún gobierno podría mantenerse, el PD podría estar dispuesto a ceder Diputados y quedarse con la presidencia del Senado. Lo cierto es que, sin haberse elegido estas dos autoridades, el Parlamento no puede continuar su trabajo y, en consecuencia, no podría votar la confianza al nuevo gobierno que surja de las consultas que el presidente Napolitano comenzará a hacer en torno del 20 de marzo.

Mientras tanto, tal vez impulsado por el presidente, Monti ha tenido algunos encuentros con los dirigentes partidarios. Invitó a todos separadamente a Palazzo Chigi, sede del gobierno, para discutir sobre la posición italiana en la reunión de la Unión Europea que se realizará en los próximos días, en Bruselas. Pero, curiosamente, también invitó a Matteo Renzi, que no es el máximo dirigente del Partido Democrático (PD) –que es Bersani–, pero sí un prestigioso y joven exponente del PD, actual alcalde de Florencia, que suena como un eventual recambio si Grillo no quiere pactar de ninguna manera con Bersani, como parece.

Para hoy se esperan de todas maneras los resultados de la reunión de la dirección del PD, encuentro muy importante y que podría generar divisiones en cuanto al comportamiento a tener hacia Grillo.

Pero algún arreglo tendrán que encontrar, pese a la negativa reiterada de Grillo, porque ir a elecciones, dicen los analistas, no le convendría a nadie y llamar a elecciones. Además, el presidente, quien tiene que disolver el Parlamento (en caso de gobierno fallido) y llamar a elecciones, no puede hacerlo porque está en sus últimos seis meses de mandato y se lo impide la Constitución.

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