Por Ferrán Sales *
Desde Jerusalén

Los soldados israelíes detuvieron ayer entre 200 y 300 militantes de las organizaciones radicales palestinas, 130 del movimiento Hamas en Hebrón (Cisjordania). Esta oleada de arrestos amenaza, según los palestinos, con hacer tambalear las negociaciones que su primer ministro, Mahmud Abbas, está ultimando con los grupos armados, para que declaren una tregua en la Intifada –de al menos tres meses– que permitiría acelerar la aplicación del proceso de pacificación establecido en la Hoja de Ruta.
Hebrón, Nablus, Bir Zeit, Ramala y Jenín se despertaron en plena madrugada con el ruido de las botas de millares de soldados israelíes, que irrumpieron en las casas para llevarse a centenares de detenidos. Los soldados acusaban a los detenidos de estar vinculados a las organizaciones terroristas, tras lo cual eran sistemáticamente maniatados, para después vendarles los ojos y ser conducidos a centros de internamiento, donde se les está sometiendo a largos interrogatorios.
Esta oleada masiva de arrestos, una de las más importantes practicadas por el ejército israelí desde que hace 1.000 días se iniciara la Intifada, empezó en las callejuelas de la ciudad antigua de Hebrón, de donde partió el último militante suicida de Hamas, que puso una bomba en un autobús de Jerusalén. La mayoría de los detenidos eran hombres, pero entre ellos también había mujeres, ancianos y muchachos de apenas 16 años. El padre del último suicida, Abdula Kawasmi, un anciano que ha cruzado la línea de los 60 años fue asimismo apresado. Sólo en Hebrón se calcula que hubo más de 130 detenidos. Pocas horas más tarde otro grupo de soldados irrumpió en los dormitorios de la Ciudad Universitaria de Bir Zeit, levantando a punta de fusil a los estudiantes, 70 de los cuales fueron maniatados y llevados a centros de interrogatorios. Las patrullas de los militares continuaron su operación en la ciudad vecina de Ramala, donde aprehendieron a otros 10 estudiantes de la misma universidad, totalizando así 80 arrestos más.
Por último, antes de que llegara el alba los militares israelíes tomaron la kasba de Nablus, cerraron todas sus puertas y se llevaron de diversos domicilios al menos a una decena de personas. Una operación similar se practicó en Yenín, aunque se desconocía con exactitud el número de arrestos practicados en esta población. El número total de detenidos oscila entre 200 y 300 personas, según las fuentes. Un portavoz del gobierno israelí, Raanan Gissin, aseguraba que los arrestos tenían como principal objetivo tratar de salvar el proceso de paz impulsado por Estados Unidos, y garantizar la aplicación de la Hoja de Ruta.
Las noticias de las detenciones cayeron como un jarro de agua fría sobre el equipo de emisarios del primer ministro Mahmud Abbas, que desde hace cerca de un mes tratan de arrancar de los grupos radicales una declaración de tregua. La operación de los soldados hizo tambalear durante toda la jornada de ayer un acuerdo de principio de alto el fuego, que se ha empezado a diseñar en el horizonte, por el que las milicias estarían dispuestas al mismo durrante al menos un período de tres meses. Un portavoz de los servicios secretos israelíes anunció ante la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa del Parlamento que ya había acuerdo. El anuncio de los israelíes fue calificado de precipitado por los palestinos, que afirmaron que si hay tregua, ésta será anunciada por la Autoridad Palestina y desde Ramala.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.