La policía desalojó ayer violentamente a los manifestantes del parque Gezi, epicentro de las protestas de las últimas dos semanas. Mientras la plaza se encontraba repleta de manifestantes, varios camiones aparecieron sobre la explanada de Taksim y comenzaron a tirar chorros de agua a presión sobre los manifestantes que se encontraban en la entrada principal del parque Gezi. A las primeras corridas de los manifestantes siguió el pánico provocado por el lanzamiento de gases lacrimógenos y balas de goma, mientras la policía avanzaba en el interior del parque.

La ofensiva policial, que estuvo acompañada por el establecimiento de un perímetro a unos 200 metros de la plaza, sobre las calles adyacentes, para evitar el reingreso de manifestantes, continuó hacia el parque aledaño, donde desde hace dos semanas acampan miles de personas. La acampada creció a niveles inéditos luego de que el gobierno de Recep Tayyip Erdogan reprimiera duramente una pequeña protesta en ese mismo parque el pasado 31 de mayo en rechazo al proyecto gubernamental de demoler esa zona para construir un centro comercial.

Erdogan había lanzado un nuevo ultimátum desde un mitin partidario en Ankara, donde aseguró que los manifestantes serían desalojados mañana por la fuerza. “Lo digo abiertamente. Si mañana no está vacío (el parque), las fuerzas de seguridad lo vaciarán. Este Estado no es su juguete”, dijo el premier ante una multitud de seguidores de su Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista moderado). Sin embargo, ninguno de los manifestantes tomó en serio las palabras de Erdogan hasta que ayer, en la hora pico de la acampada en el parque, cuando muchas personas se suman a los miles de jóvenes que pasan allí el día, la policía antimotines sorprendió a los manifestantes y embistió contra ellos.

Luego de más de una hora de disparar gases lacrimógenos, lanzar chorros de agua a presión y ordenar el desalojo por altoparlantes, tanto la plaza Taksim como el parque Gezi estaban bajo el control de los policías, quienes además mantenían un perímetro de unos 200 metros de distancia de la plaza y el parque. Los manifestantes intentaron responder al violento desalojo con piedras y fuegos artificiales, pero el efecto sorpresa del operativo policial pudo más y, a pesar de algunos focos de resistencia, el desalojo fue total. Varias ambulancias llegaron al lugar, y aunque aún no se puede confirmar el número, varias personas resultaron heridas. Algunos de los heridos fueron llevados por los mismos manifestantes a un hotel que se encuentra frente a la parte trasera del parque Gezi, que más tarde terminó siendo el escenario de un enfrentamiento con los policías, que querían ingresar al edificio. La gobernación de Estambul informó en un comunicado que 29 personas fueron hospitalizadas y ninguna de ellas se encuentra en estado crítico como consecuencia del operativo de desalojo. Desde el primer intento de desalojo de Gezi a finales de mayo, el gobierno de Erdogan no había vuelto a dar la orden de reprimir ya que decenas de miles de personas se habían sumado a la protesta. Hoy se prepara para un nuevo acto político en Estambul mientras la Plataforma de Solidaridad con Taksim también tiene prevista una manifestación, convocada antes del desalojo y que se prevé multitudinaria. Por su parte, la Confederación de Sindicatos de Trabajadores Públicos (KESK), con más de 240.000 afiliados, convocó una huelga general para mañana, decisión que tenía tomada en caso de que se produjera un desalojo del emblemático parque Gezi.