Lun 07.07.2003

EL MUNDO  › SE CELEBRARON AYER LAS LEGISLATIVAS MEXICANAS

Fox espera el final del test

En los comicios de ayer, el partido del presidente Vicente Fox perdía frente al histórico PRI en cuatro de las seis gobernaciones y le ganaba en la Cámara Baja. La izquierda arrasaba en el Distrito Federal.

Las elecciones legislativas mexicanas representaron un llamado de atención para el gobierno de Vicente Fox en su tercer año en el poder y un ascenso para la izquierda. Como se esperaba, hubo un alto abstencionismo y ninguno de los tres principales partidos obtenía la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Según los sondeos a boca de urna, el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) arrasó en la capital mexicana, donde se renovaba la Asamblea Legislativa local y los jefes de 16 delegaciones (distritos) en las que está divida la ciudad: se llevaría la mayoría absoluta de la asamblea y ganó en 14 de las delegaciones. En cuanto a las seis gobernaciones que se renovaban, todo indicaba que el PRI ganó los gobiernos de cuatro estados y el oficialismo dos. Como parte de la jornada electoral, hubo protestas de campesinos en el centro del país y de indígenas en el estado de Chiapas (sudoeste).
Tras las legislativas, y con el 22 por ciento del escrutinio oficial al cierre de esta edición, el oficialista Partido de Acción Nacional (PAN) encabezaba el voto de diputados con 31 por ciento, seguido por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) 21,16 por ciento. Pero para los sondeos de boca de urna, el PRI obtuvo el 34 por ciento de los votos, el oficialista Partido Acción Nacional (PAN) el 31 por ciento y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) el 19 por ciento. En cuanto a la asignación de diputados a los tres principales partidos, la encuesta de Televisa indicó que el PRI obtendría 203 escaños en diputados (frente a los 207 que tiene actualmente), el PAN 168 bancas (frente a las 203 actuales) y el PRD 99 (duplicando el número de 55 de ahora). El PRI le habría arrebatado al PAN el gobierno del industrializado estado norteño de Nuevo León, uno de los principales bastiones hasta ahora del partido del presidente, Vicente Fox desde 1997. El PAN, sin embargo, habría desplazado al PRI del poder del estado central de San Luis Potosí. Asimismo, los priístas mantendrían los gobiernos de Campeche (sur) y Colima (Pacífico), mientras que el PAN continuaría en el poder en Querétaro (centro). El PRI también se habría quedado con el estado de Sonora.
El PRD que gobierna la capital mexicana, habría obtenido la mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa de la ciudad, según encuestas a boca de urna difundidas por televisoras. El PRD también se imponía en 14 de las 16 delegaciones políticas en las que se divide la metrópolis. La ciudad de México, gobernada por la izquierda desde 1997, mantuvo sus preferencias por este partido en la mayoría de las demarcaciones que la integran, con excepción de la de Benito Juárez, habitada por la clase media-alta. El actual jefe del gobierno de Ciudad de México, de más de 15 millones de habitantes, es Manuel López Obrador, uno de los principales líderes del PRD y lleva la mitad de su mandato. Los resultados de ayer lo ubican a Labrador a nivel nacional, de cara a las presidenciales del 2006.
El desarrollo de la jornada electoral se vio afectado por dos “focos de tensión” en pueblos campesinos del centro del país y del sudoccidental estado de Chiapas, zona de influencia de la insurrección zapatista, según un informe del Instituto electoral (IFE). Este decidió no celebrar los comicios en 21 casillas de San Salvador Atenco. Previamente, decenas de campesinos habían señalado que se disponían a impedir las celebración de los comicios legislativos en ese pueblo, en protesta porque las autoridades no anularon los procesos judiciales contra varios campesinos (el año pasado salieron con machetes a amenazar a diversos funcionarios para expresar su rechazo a la pretensión del gobierno de construir un aeropuerto en ese territorio).
En tanto, decenas de indígenas bloquearon una estratégica ruta del conflictivo estado de Chiapas, al sudoeste del país, en protesta por el alza de las tarifas del transporte público y las condiciones de precaridad a las que se ven sometidos diariamente. Los aborígenes, que viven en una zona de influencia de los insurgentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), colocaron enormes piedras y maderas con clavos en la carretera que une a las turísticas localidades chiapanecas de Ocosingo, Palanque, Toniná, Agua Azul y Misolhá, informó la policía. Los aborígenes indicaron que impidieron la celebración de las elecciones para renovar la Cámara de Diputados, en rechazo a la clase política y en protesta por la falta de solución oficial al problema agrario. No obstante, el gobernador de Chiapas, Pablo Salazar, dijo que a pesar de esos incidentes los comicios transcurrieron en calma en el “98 por ciento de las 4316 casillas instaladas en el estado”.

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