EL MUNDO › SE HUNDE LA ECONOMIA SIRIA
› Por Patrick Cockburn *
Samir y Hassan en el bazar Buzuriyah solían ganarse la vida vendiendo caramelos finos a los visitantes al palacio Azem del siglo XVIII. Su tienda en el mercado cubierto permanece abierta, con tubos de caramelos multicolores en exhibición, pero Samir dice con tristeza que “el negocio va muy mal y los clientes son pocos”. Las fábricas que hacen sus caramelos en los pueblos alrededor de Damasco están cerradas o separadas por las luchas y él debe pagar los costosos ingredientes importados en libras sirias devaluadas.
Los clientes del bazar no están más felices que los dueños de los negocios. Comienza el Ramadán esta semana y Hmm Said, un ama de casa de unos cuarenta años, vino con sus dos hijas al mercado desde su casa en el distrito Al Midan de Damasco con la esperanza de encontrar alimentos baratos para los platos especiales del ayuno. “Estoy desilusionada”, dice. “Los precios aquí son igual de caros que en los pequeños negocios donde yo vivo y aumentarán aún más después en Ramadán.” La crisis económica en Siria se siente debido a que el país está quebrado geográficamente, mientras el gobierno y los rebeldes se aferran a su territorio, lo que hace que sea muy inseguro producir y transportar bienes.
Esto es frustrante para Khalid, un propietario prolijamente vestido de un negocio en el bazar que vende remedios sirios hechos de hierbas, flores y casi cualquier cosa. Sobre su cabeza, a la entrada del negocio cuelgan estrellas de mar secas, cuernos de íbex, conchillas de tortuga, ranas fritas y otros artículos buenos para la salud. Se queja de que su principal stock en el comercio son 25 tipos de flores secas y hierbas raras que ahora sólo puede obtener con dificultad y a gran costo. Dice que las mujeres de los pueblos al oeste de Alepo y en Idlib solían ir a las montañas y pasaban todo el día juntando un kilo de flores. “Ahora están muy asustadas para hacer eso. De manera que no hay stock para mí.” Una hierba medicinal venía de cerca de Barayya, un suburbio al sur de Damasco que sufrió muchas luchas en los últimos dos años.
Las pocas familias que han cultivado esa hierba han huido y ningún otro tiene su experiencia. Las importaciones extranjeras de flores secas y hierbas desde Egipto y Sudán, almacenadas en bolsas, son muy caras porque los importadores quieren los pagos en dólares. La libra siria solía estar a 47 por dólar y ahora está a 200. Pero a pesar de los lamentos de los dueños de negocios, el Bazuriyah, con siglos de antigüedad, está lleno de gente bulliciosa porque los sirios han visto que sus ingresos caían y los precios en el bazar son más baratos que en cualquier negocio en otro lado. Parte de la economía se ha desintegrado o está muy golpeada. Pocos bienes se producen y es muy costoso conseguirlos. Muchas fábricas están en áreas controladas por los rebeldes en Alepo y han sido destruidas.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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