EL MUNDO
› TONY BLAIR, PRIMER MINISTRO BRITANICO, DEFIENDE SUS DECISIONES SOBRE LA INVASION A IRAK
“Voy a seguir trabajando por una alianza con EE.UU.”
El escándalo por la falsificación de datos para justificar la invasión de Irak crece a ambas orillas del Atlántico. Mientras el primer ministro británico Tony Blair era cuestionado, la Casa Blanca admitió sus errores. En este reportaje, Blair intenta defenderse.
Por Walter Oppenheimer *
Desde Londres
Tony Blair defiende la causa de la guerra en Irak en esta entrevista mantenida el lunes en Downing Street con este diario, Le Monde y Die Zeit. El primer ministro británico, de 50 años, reivindica los progresos vividos desde entonces por el proceso de paz en Medio Oriente y se declara dispuesto a seguir haciendo de puente entre las dos orillas del Atlántico.
–¿Sigue pensando como hace cinco meses que era correcto ir a la guerra?
–Sí, creo que era lo que se tenía que hacer. No tengo dudas de que ir a derrocar a Saddam era importante para la gente de Irak y para el resto del mundo, y no dudo de que tenía programas de armas de destrucción masiva, bien documentados por muchas resoluciones de Naciones Unidas. También era importante trabajar con Estados Unidos. Pero quiero dejar claro que respeto a la gente que ve las cosas de otra manera y que es importante que la comunidad internacional esté unida otra vez.
–¿Cómo puede la gente creer que las informaciones del espionaje sobre las armas de destrucción masiva eran correctas si aún no han encontrado las armas?
–Hay un gran malentendido sobre todo esto. Primero, es evidente que Saddam tenía armas de destrucción masiva. Por eso había sanciones de Naciones Unidas y los inspectores estaban allí. Las informaciones que recibimos indicaban que esos programas continuaron al irse los inspectores en 1998. Y está muy claro en nuestro informe de septiembre que desde entonces empezó una campaña para esconderlas. Lo que ha ocurrido desde que el conflicto acabó hace tres meses es que nuestras prioridades han sido la reconstrucción, la ayuda humanitaria. El grupo encargado de buscar las armas acaba de empezar su trabajo. Ahora están entrevistando a científicos, expertos y testigos. Creo que la información que recibimos el último año era correcta.
–¿Por qué estaba la coalición tan mal preparada para la posguerra?
–No estábamos mal preparados. En una guerra puedes tener muchos planes, pero acabas chocando con la realidad. Mucha gente creía que la toma de Bagdad se haría con lucha cuerpo a cuerpo, en las calles. Y no ocurrió nada de eso.
–¿Por qué una guerra para liberar a un país de un dictador no ha sido popular?
–La gente estaba preocupada por la posibilidad de hacer la guerra sin una segunda resolución de Naciones Unidas. Si hubiéramos conseguido una segunda resolución habría habido una opinión muy diferente. Mucha gente aborda esto de acuerdo con dos cosas. Una, que las cosas serán mejores con el tiempo. Y dos, que podemos conseguir pruebas de que sin duda había programas de armas de destrucción masiva. Al final, un Irak estable liberará un montón de energía para hacer cambiar Medio Oriente, y eso es importante. Y no creo que el proceso de paz estuviera avanzando si no hubiéramos intervenido en Irak.
–Su credibilidad se ha visto afectada ante la opinión pública.
–La mayoría de la gente cree que hemos hecho lo que teníamos que hacer con Saddam.
–¿No debilita la victoria de ayer del gobierno el hecho de que sólo los diputados laboristas lo hayan apoyado sobre los informes de Irak?
–No, porque los conservadores han aceptado que ni yo ni mis colaboradores hemos manipulado los informes.
–¿La BBC tiene que disculparse, como dice Jack Straw?
–El hecho es que la BBC ha hecho acusaciones muy serias que estaban equivocadas. Hay una diferencia entre el derecho a escribir una historia y las obligaciones que uno adquiere si la historia está equivocada. Y esta historia está mal.
–Usted dijo antes que era importante estar con EE.UU. ¿No era importante también estar junto al corazón de Europa?
–Sí, pero... Lo pasado es pasado. La verdad es que Europa estaba dividida.
–Probablemente porque el Reino Unido estaba en el otro lado. Es difícil imaginar a Italia y España junto a Estados Unidos y contra el Reino Unido, Francia y Alemania.
–No estoy seguro. El gobierno español creía genuinamente en lo que hacía. Y el italiano, también. Y los otros países de Europa y Europa del Este. El caso es que Europa estaba dividida. Si queremos mirar hacia adelante hay un gran sentimiento en los dos lados del debate, y también en Estados Unidos, de que tenemos que cicatrizar las divisiones. Estamos juntos otra vez en la reconstrucción de Irak. Segundo, el proceso de paz de Medio Oriente va adelante. Y ésa era una de las eternas exigencias de Europa a Estados Unidos: de acuerdo, asumimos el problema de las armas de destrucción masiva y el terrorismo pero, por favor, acepten la importancia que tiene resolver el problema palestino. Y tercero, el presidente Bush está ahora en Africa. Y eso es importante también porque Africa preocupa mucho a los europeos. Hoy es posible ver cómo Europa y Estados Unidos van juntos hacia una agenda común. Y por eso hicimos la guerra.
–El presidente Clinton también estuvo en Africa hace años.
–Sí, pero seamos honestos sobre cuál es el problema europeo con Estados Unidos: que Estados Unidos se crea que puede hacer lo que quiere sin tener en cuenta a los demás. Esa es la preocupación europea. Y EE.UU. ha ido a Naciones Unidas, ha vuelto a ir para la reconstrucción, está impulsando el proceso de paz y se preocupa por Africa. Quedan muchas cosas por arreglar, como la OMC, o el cambio climático. Y aunque no sea algo popular, voy a seguir trabajando por una alianza entre EE.UU. y Europa, porque la rivalidad es muy peligrosa para nosotros y la alianza es fundamental para que el mundo sea más seguro.
–¿Y lo escuchan?
–Si examinamos los hechos es difícil decir que EE.UU. no tenga en cuenta a los demás.
–¿Cree en el intervencionismo ético?
–Lo que creo es que los políticos de centroizquierda no deben dejar que la política económica la dicten los antiglobalización y la política exterior la dicte el antiamericanismo.
–Mucha gente cree que Irak se convirtió en un problema cuando dejó de ser un amigo.
–El mundo está cambiando en eso. Pero no puedo ser responsable por lo que ocurrió en la política en los ‘80.
–¿Debe la izquierda aceptar el intervencionismo de EE.UU.?
–Creo que la gente entendería mejor la causa de EE.UU. contra el terrorismo y las armas de destrucción masiva si formara parte de una doctrina mundial que envolviera los conceptos de justicia y seguridad. Sería más fácil encontrar apoyo para lo que dicen los norteamericanos si su agenda formara parte de una agenda más amplia que incluyera el proceso de paz de Medio Oriente, Africa, el medio ambiente. La gente teme que EE.UU. se concentre sólo en los aspectos de seguridad, pero no en los de la pobreza. Mi tarea es mantener el diálogo con EE.UU. y decirles que entendemos sus preocupaciones. Lo que no entiende Europa es que la psicología norteamericana se ha transformado por completo con el 11 de septiembre.
–¿Vislumbra una posibilidad de acuerdo sobre Gibraltar siendo usted primer ministro?
–Apoyo profundamente el proceso de diálogo puesto en marcha y tenemos que seguir hablando. Pero todos han de entender que hay una resolución del Parlamento que dice que todo cambio constitucional tiene que tener elapoyo de los gibraltareños. Y le tengo que decir con franqueza que, aunque quisiera, no podría cambiar esa resolución.
* De El País de Madrid, especial para Página/12.
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