Vie 11.07.2003

EL MUNDO  › BUSH ADMITIO QUE “HAY PROBLEMAS DE SEGURIDAD” EN IRAK

Unas mentiras así de grandes

El costo de la ocupación de Irak es mayor al anunciado, los contingentes militares también y el rescate de la soldado Lynch fue una puesta en escena. Y la economía también sigue mal.

La ocupación de Irak ya es un gran dolor de cabeza para Washington. Ayer, tres soldados estadounidenses murieron en ataques en suelo iraquí, por lo que ya son 32 los muertos de ese país desde que terminó la guerra. Desde Africa, donde se encuentra en gira oficial, George W. Bush admitió que su gobierno tiene “problemas de seguridad” en Irak, mientras que el diario Washington Post reveló que la ocupación de Irak le cuesta al Tesoro norteamericano 4000 millones de dólares por mes. Como la ocupación en Irak podría durar años, el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld propuso a Francia y Alemania participar en la estabilización de ese país. Pero ayer, los gobiernos de estos dos países indicaron que sólo mandarán tropas a Irak si la ONU así lo ordena. Para Bush, estos problemas se suman a los de la economía, que la semana pasada registró una suba inesperada de solicitantes de desempleo, y que alcanzó una desocupación de 3,8 millones.
En una audiencia ante el Congreso norteamericano, el ex jefe del Comando Central estadounidense, general Tommy Franks, admitió que los 145.000 soldados que están en Irak probablemente deban quedarse más tiempo del previsto. Antes de la invasión, el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, había asegurado que no se necesitarían más de 60.000 soldados para la ocupación. Y que los 62.600 millones de dólares que el Congreso aprobó antes de la invasión cubrirían los costos de la campaña hasta fines de septiembre. “Pero los ataques guerrilleros, saqueos y los lentos esfuerzos de reconstrucción amenazan con drenar al Tesoro hasta mediados del 2004”, señaló el Post. El martes, tres soldados estadounidenses murieron en tres ataques en Irak. Uno murió en Tikrit, la ciudad natal de Saddam Hussein, en un ataque con misiles, mientras que otros dos murieron por disparos de armas en Mahmudiyah, al sur de Bagdad. Para Washington, esos ataques son perpetrados por milicias leales a Hussein que buscan sabotear la reconstrucción de Irak. En Faluja, a 50 kilómetros de Bagdad, cien policías iraquíes amenazaron ayer con renunciar dentro de 48 horas si los norteamericanos no se retiran de esa ciudad. Los policías consideran que sus vidas corren peligro luego de que el martes la sede policial y un edificio comunal fueron atacados. El jefe de la policía local, Riyadh Abdel-Latif, dijo que “la presencia de los norteamericanos pone en peligro nuestras vidas” y recordó que “les habíamos pedido que abandonaran la ciudad hace un mes y medio”.
Los problemas se suman a los que vienen del pasado, y que siguen mostrando falacias en la presentación norteamericana de los hechos. La última perla concierne al rescate de la soldado Lynch. Según un informe del ejército estadounidense, el 23 de marzo, la 507ª Compañía de Mantenimiento que operaba en la guerra de Irak no pegó una. Su capitán Troy King se equivocó de camino y guió al convoy que llevaba 33 militares hasta Nasiriya, por entonces controlada por los iraquíes. Terminaron en una emboscada en la que murieron 11 y seis fueron capturados. El documento indica que como los militares no habían mantenido correctamente sus armas en el desierto, sus fusiles M-16 fallaron. Encima, sus vehículos se atascaron en la arena, uno se quedó sin nafta y a otros se les agotó la batería. Entre los capturados estaba la soldado Jessica Lynch, que según este informe no fue herida mientras luchaba, como se dijo entonces, sino cuando su vehículo chocó con otro. En esos días, la prensa norteamericana señaló que la soldado disparó contra el enemigo hasta que se quedó sin municiones, recibió heridas de bala y fue acuchillada antes de que la capturaran. Inmediatamente, esta chica se convirtió en el símbolo del patriotismo estadounidense, justo cuando las bajas de ese país aumentaban por los ataques a las líneas logísticas. Tal vez para tapar tanto bochorno ayer se decidió relicitar contratos petroleros que habían sido adjudicados a Halliburton, compañía de que el vicepresidente Dick Cheney fue titular.
Mientras una comisión del Senado norteamericano amenaza con investigar si Bush mintió en sus declaraciones sobre las supuestas armas de Irak, la BBC informó ayer que el gobierno británico abandonó toda esperanza deencontrar estas armas. Según esta cadena, Londres cree que las armas iraquíes fueron destruidas antes de la guerra o están bien escondidas. Inmediatamente, el primer ministro británico, Tony Blair, desmintió esta versión. “Blair está convencido de que se hallaron pruebas de este programa de armas”, dijo ayer su vocero. Por su parte, el ex ministro de Relaciones Exteriores, Robin Cook, dijo que la polémica sobre las armas ha tenido “una evolución dramática”. El Parlamento británico “votó a favor de la guerra porque se le dijo que tenía armas de destrucción masiva”, dijo ayer Cook, que renunció a su cargo cuando Gran Bretaña decidió invadir Irak junto a Estados Unidos. “Ahora no se nos puede decir que sólo había un par de científicos que en algún momento tuvieron la capacidad de desarrollar esas armas”, sostuvo.

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