Dom 04.08.2013

EL MUNDO  › ESTADOS UNIDOS FINANCIA UN SERVICIO SECRETO BRITANICO

Subsidio para el espionaje

La última revelación del topo Edward Snowden demuestra la cercanía de las agencias que interceptan datos de forma masiva en Estados Unidos (la NSA) como en el Reino Unido (la GHCQ), tanto que la primera financia a la segunda.

› Por Marcelo Justo

Desde Londres

La “relación especial” que los británicos alardean con Estados Unidos por sus lazos históricos y lingüísticos es particularmente “special” para la agencia británica de espionaje electrónico, la GHCQ. En una nueva entrega de esta novela que debemos al ex espía estadounidense Edward Snowden, el matutino británico The Guardian revela que la GHCQ recibió en los últimos tres años unos 160 millones de dólares de financiamiento de su homólogo estadounidense, la National Security Agency (NSA).

Según comentarios del mismo Snowden al periódico, ambas organizaciones son responsables del desarrollo de nuevas tecnologías para la intercepción masiva del tráfico por la red. “Esto no es un problema de Estados Unidos únicamente. Ellos son peores”, subrayó Snowden en referencia a GHCQ. En junio Snowden reveló la existencia del programa Prism de la NSA para acceder a millones de mails y chats en vivo, y el programa Tempora de la GHCQ para el acceso a la fibra óptica por la que circulan las conversaciones telefónicas y las comunicaciones por Internet.

En 2009 los británicos recibieron unos 30 millones de dólares de sus socios estadounidenses, un año más tarde alrededor de 50 millones, incluyendo unos 24 para la relocación de una parte de la operación británica en un nuevo sitio, Bude, en el norte de Cornualles, que se encarga de interceptar comunicación de Internet transatlántica. El último dato es del período fiscal 2011-2012 en el que la NSA aportó unos 54 millones de dólares a su contraparte británica. “El financiamiento para el proyecto de Bude fue esencial para proteger nuestro presupuesto”, reconoce el documento.

Este presupuesto anual equivalente a 1600 millones de dólares, es una fuente de continua ansiedad para la GHCQ. “El gobierno de su majestad espera que justifiquemos el dinero que invierte en nosotros anualmente”, señala el documento. Una ansiedad por momentos mayor muestra en relación con sus socios de la NSA. Un documento de 2010 reconoce que Estados Unidos se ha referido a una “serie de temas necesarios para cumplir con los requisitos mínimos de la NSA” y admite que la GHCQ todavía “no satisface todos esos requisitos”.

La era de Internet le ha dado un rol mucho más importante al espionaje electrónico que en los últimos cinco años ha tenido un aumento del 7000 por ciento en el volumen informativo con su acceso a mails, llamadas y conversaciones de Skype. Este volumen se refleja en dinero contante y sonante y creciente poder entre las organizaciones de inteligencia británicos. La GHCQ recibe más de la mitad de los alrededor de 2500 millones de dólares que destina el gobierno británico al espionaje y tiene oficiales de enlace en el MI6 (espionaje externo), MI5 (espionaje interno) y SOCA (la Agencia de Lucha contra el Crimen Organizado), así como en la oficina del gabinete de gobierno, a los que denomina sus “clientes” en un claro legado lingüístico de la ideología del mercado. Según The Guardian, el “cliente” que aparece con más frecuencia en los documentos es la NSA.

Los documentos muestran que la GHCQ alardea cuando le suministra información valiosa a Estados Unidos como la que suministró a la NSA durante la investigación del plan de atentados con coche bomba al Times Square en Nueva York en 2010. El peor temor de los británicos es que “disminuya la percepción estadounidense de la importancia de nuestra acción conjunta y que eso reduzca su inversión en el Reino Unido”.

En cuanto al principal enemigo, los documentos recrean el lenguaje de la Guerra Fría con algunas modificaciones, colocando a China como enemigo principal y a Rusia como segundo villano de la película. “China tiene un cíberprograma capaz de atacar todo el espectro de objetivos gubernamentales, militares y comerciales. El espionaje industrial chino es la amenaza más importante a la tecnología estadounidense”, señala el documento.

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