Mar 17.09.2013

EL MUNDO  › EE.UU., FRANCIA Y GRAN BRETAñA PACTARON REMITIR AL CONSEJO DE SEGURIDAD UNA RESOLUCIóN “FUERTE” CONTRA AL ASSAD

El trío que presiona a Siria con la ONU

Washington y sus dos socios europeos decidieron acentuar la presión en torno del presidente sirio para que respete los términos del acuerdo de Ginebra sobre el desmantelamiento del arsenal químico. Moscú sostiene una lógica distinta.

› Por Eduardo Febbro

Desde París

Los dardos envenenados van de París a Moscú y de Moscú a la capital francesa. Los términos del acuerdo ruso-norteamericano firmado en Ginebra sobre el desmantelamiento del arsenal químico de Siria han dado lugar a una guerrilla diplomática entre Moscú, Washington y sus contadísimos aliados europeos, o sea dos, Francia y el Reino Unido. Los respectivos actores de este juego peligroso interpretan a su antojo el sentido del texto mediante el cual, a través de la mediación de Rusia, Siria se comprometió a eliminar las armas químicas que tiene en su posición (unas 1000 toneladas, según estimaciones de la Casa Blanca).

Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña pactaron en París una línea convergente con la meta de remitir esta semana ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas una “resolución fuerte, robusta, que prevé plazos precisos, con un calendario y obligatoria para el régimen sirio”. El presidente francés, François Hollande, reunió en el palacio presidencial al secretario de Estado norteamericano, John Kerry; al secretario del Foreign Office, William Hague, y al ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius. Las tres potencias decidieron acentuar la presión en torno del presidente sirio Bashar al Assad para que éste respete los términos del acuerdo de Ginebra sobre el desmantelamiento del arsenal químico sirio.

El arma de esa presión es la resolución de la ONU. John Kerry puntualizó en la capital francesa que dicha resolución se inscribe en el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas e incluye “serias consecuencias” en caso de no cumplimiento de las obligaciones. “Si Al Assad falta a sus compromisos, no se equivoquen: todos nos pusimos de acuerdo, incluida Rusia, sobre el hecho de que habrá consecuencias”, dijo Kerry, para quien Al Assad “perdió toda su legitimidad y no puede seguir dirigiendo el país”.

La primera respuesta contradictoria vino desde Moscú. Contrariamente a lo que dijo Kerry en París, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, aclaró que cualquier intento de adoptar en la ONU una resolución rápida que incluya el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas equivale a una “falta de comprensión” del acuerdo ruso-norteamericano de Ginebra. Visiblemente ofuscado con París, Londres y Washington, Lavrov agregó: “Nuestros socios (europeos) quieren revisar de forma unilateral lo que convinimos con los norteamericanos. No es una manera de proceder y estoy seguro de que, a pesar de las declaraciones que emanan de las capitales europeas, los norteamericanos, en tanto que negociadores calificados, se limitarán estrictamente a lo convenido”. Sin embargo, según Kerry, “Rusia acordó en Ginebra que el Capítulo VII se mencionara específicamente en la hoja de ruta de cumplimiento en caso de que no se respeten sus términos o de que alguien utilice armas químicas en Siria. Bajo cualquiera de esas circunstancias, estamos de forma automática en el Capítulo VII según lo acordado en Ginebra”. Niet, dicen los rusos. Lavrov desmintió ese contenido y, desde Moscú, aclaró: “El documento acordado, el que aprobamos y que es nuestra guía para actuar y nuestra obligación mutua, no incluye esa mención”.

El jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, advirtió que Damasco se expone a “consecuencias graves” si no se respeta la resolución de la ONU. Washington, sus aliados y Moscú parecen estar en lógicas muy divergentes. El secretario de Estado norteamericano se refirió en términos muy duros a Al Assad y no ocultó que el objetivo de la fase actual consistía en que los sirios “se saquen de encima a Bashar al Assad”. En este sentido, el canciller francés volvió a respaldar a la ya muy desacreditada rebelión siria: “Sabemos –dijo Fabius– que para negociar una solución política es preciso una posición fuerte. Contamos entonces con reforzar nuestro apoyo a la Coalición Nacional Siria “. El jefe de la diplomacia francesa anunció también que, bajo el impulso de París, se celebrará en Nueva York una reunión internacional para reforzar la ayuda a la Coalición Nacional Siria. Esta perspectiva, sin embargo, choca también con la posición de Moscú y, de alguna manera, con lo que está planeado para el futuro, o sea, la llamada Conferencia de Ginebra 2 que la comunidad internacional busca organizar para poner término a la guerra en Siria. El canciller ruso, una vez más, recalcó que “si alguien quiere amenazar o buscar pretextos para ataques, éste es un camino que le está sugiriendo a la oposición al régimen que se cuenta con que ellos para que hagan nuevas provocaciones. Ese camino puede romper definitivamente la perspectiva de Ginebra 2”. El tono ha subido de intensidad en las últimas horas. Cada parte busca preservar los intereses de su aliado: Moscú, el de Bashar al Assad; el trío occidental, el de los rebeldes.

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