Rusia insiste en que las fuerzas rebeldes de Siria llevaron a cabo el ataque asesino con gas cerca de Damasco el mes pasado, poniendo en duda la perspectiva de una rápida resolución en la ONU sobre el desarme sirio. El canciller ruso, Sergei Lavrov, dijo, tras mantener conversaciones en Moscú con su par francés Laurent Fabius, que tenía “serios motivos” para creer que el ataque químico confirmado por los inspectores de la ONU el lunes fue una provocación de los rebeldes, a pesar de la insistencia de Francia de que el informe muestra que el régimen de Bashar al Assad estaba detrás. Lavrov también rechazó nuevamente las exigencias occidentales de que una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el desarme químico debiera incluir un derecho automático para usar la fuerza si Damasco no cumple.

Lavrov dijo que Moscú mantendría su interpretación del acuerdo alcanzado con Estados Unidos en Ginebra. También dijo que el uso de la fuerza militar, según el capítulo siete del estatuto de la ONU, sería posible si Siria no entregara su arsenal químico, pero sólo después de un segundo voto del Consejo de Seguridad. Los gobiernos occidentales temen que tal acuerdo en dos fases le permita a Moscú vetar una iniciativa internacional de atacar a Siria incluso si ésta se demora.

Esto crearía molestias políticas internas y dificultades legales para Washington y París si siguieran adelante con su amenaza “suspendida” de ataques aéreos punitivos. Damasco debe entregar un inventario completo de su arsenal para fin de esta semana, admitir a los inspectores internacionales en noviembre y entregar sus armas químicas a mediados del año que viene. Los rusos acordaron poner por escrito las “consecuencias” si Siria no cumple, pero, según Moscú, estipulan que debe haber una segunda resolución de la ONU antes de una acción punitiva.

Antes de abandonar Francia, Fabius dijo que esperaba persuadir a Lavrov para que aceptara la línea dura pedida por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia después de las conversaciones en París el lunes. El canciller señaló también que el informe de los inspectores de la ONU obligaría a Moscú a abandonar su afirmación previa de que los rebeldes eran responsables del ataque cerca de Damasco el 21 de agosto. En todo caso, Fabius no logró un progreso en ninguno de los puntos. Los dos hombres dijeron en una conferencia de prensa en Moscú que no podían zanjar sus diferencias, poniendo en duda las perspectivas de una rápida resolución del Consejo de Seguridad. “Tenemos muy serios motivos para creer que el ataque con gas fue una provocación de los rebeldes”, dijo Lavrov. Argumentó que el informe de la ONU probaba que se habían usado armas químicas, pero no había resuelto temas clave como si “las armas fueron producidas en una fábrica o eran caseras”.

Fabius no estuvo de acuerdo. “Cuando se ve la cantidad de gas sarín usado, los medios de entrega, las técnicas detrás del ataque, así como otros aspectos, no hay lugar a dudas de que el régimen de Al Assad estuvo detrás de esto”, dijo el canciller francés. En cuanto al texto de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para darle peso internacional al tratado de Estados Unidos-Rusia en Ginebra, Lavrov también fue categórico. Dijo que había hablado claramente en Ginebra sobre rechazar el uso automático de la fuerza. Sin embargo, si surgía la evidencia de que Damasco no estaba cumpliendo con la primera resolución de la ONU, entonces “el Consejo de Seguridad se reuniría nuevamente para examinar la situación”.

Se espera que Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia elaboren un borrador de una resolución esta semana según la cláusula “uso de la fuerza” del estatuto de la ONU. Fabius dijo que confiaba en que Moscú no usaría su veto para bloquear tal resolución.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.