Vie 07.02.2014

EL MUNDO  › SEGUN REPORTEROS SIN FRONTERAS, EL PAIS SUDAMERICANO SUPERA EN ASESINATOS DE COMUNICADORES TAMBIEN A HONDURAS Y COLOMBIA

Brasil tuvo más periodistas muertos que México

Casi todos los homicidios fueron cometidos en el nordeste brasileño por bandas de narcotraficantes. La ONG con sede en Madrid lamentó que, frente al avance de las organizaciones criminales, los jueces y la policía no actúen correctamente.

Brasil desbancó a México como el país latinoamericano donde se producen más muertes de periodistas. Esa es una de las principales conclusiones del informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF) que se presentó ayer. El documento también destaca que en 2013, 75 periodistas profesionales y 37 periodistas ciudadanos fueron asesinados en el ejercicio de sus funciones; 178 terminaron el año en prisión, y 2160 fueron amenazados o agredidos físicamente por haber intentado informar. Se trata de estadísticas preocupantes y aunque el número de periodistas asesinados disminuyó ligeramente respecto del año anterior, la cifra de secuestros aumentó de forma alarmante.

La ONG con sede en Madrid precisó en su informe que tres periodistas fueron asesinados en Honduras, dos en Colombia y uno en Paraguay, al tiempo que pidió al gobierno de Chile garantías de equilibrio dado que el 95 por ciento de la prensa escrita está en manos de los grupos El Mercurio y Copesa. En México se registraron menos asesinatos –dos en 2013, frente a los seis del año anterior– “porque hay más censura y autocensura”, explicó Malén Aznárez, presidente de la sección española de Reporteros Sin Fronteras.

En Brasil, en cambio, la cifra fue la misma que en 2012. Casi todos los homicidios fueron cometidos en el nordeste de Brasil por bandas de narcotraficantes que se mueven en la zona con cierta impunidad. La presidente de la sección española de RSF lamentó que frente al avance de las bandas delictivas los jueces y la policía no actúen correctamente. Los periodistas brasileños asesinados fueron Mafaldo Bezerra, de FM Rio Jaguaribe, quien transmitía los nombres de sospechosos de los crímenes que se denunciaban en la radio, y Rodrigo Neto de Faira, especialista en temas policiales en Radio Vanguarda AM y en el diario Vale do Aco. También mataron al fotógrafo Walgney Assis, compañero de Neto de Faira; al director del diario Hora H, José Roberto Omelas, y al director de Radio Meridional, Cláudio Moleiro de Souza.

En el reporte figuran declaraciones de Verónica Basurto, una periodista mexicana exiliada en España desde hace un año, después de haber recibido amenazas de muerte en su país de origen. Ella explica que el descenso del número de periodistas asesinados en México se debió a la censura del gobierno y a la autocensura de los medios de comunicación, y no a una mejora de las condiciones en las que se desarrolla la profesión. “Si la censura del gobierno se incrementa, habrá más autocensura de los medios”, dijo Basurto.“La prensa actual no muestra el estado real de México, por lo que calla”, agregó la periodista mexicana, que apuntó que muchos periódicos eliminaron de sus páginas la sección policiales. Algunos periodistas mexicanos, señala el texto, denunciaron las deficiencias del mecanismo para la protección de profesionales de los medios y de defensores de los derechos humanos puesto en marcha en octubre de 2012.

Según la ONG, el año pasado fueron secuestrados 87 periodistas, principalmente por grupos islamistas radicales, sobre todo en Siria, país donde se produjeron 49 secuestros. El aumento de secuestrados, en un 129 por ciento, confirma una hipótetis sostenida por Reporteros Sin Fronteras: los periodistas se convirtieron en verdaderos objetivos en los conflictos armados.

Siria, Somalia y Pakistán aparecen otra vez en la lista de países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. Y, nuevamente, el mayor número de muertos ocurrió en zonas de conflicto como la provincia india de Chattisgarfh, la paquistaní de Balochistán o la república rusa de Daguestán. Estos datos no excluyen, sin embargo, los asesinatos a manos de grupos armados ligados a organizaciones criminales, las milicias islamistas, la policía y las fuerzas de seguridad y funcionarios corruptos.

En cuanto a las detenciones, una vez más China, Irán, Eritrea y Turquía continúan siendo las prisiones más grandes del mundo para periodistas. Desde RSF destacan que si se trata de señalar una escalada de horror para la información, es necesario volver la vista hacia Siria, donde la represión del régimen de Bashar Al Assad y la presencia de grupos armados islamistas de Al Qaida convirtieron al país en un cementerio. No solamente para la población civil, sino también para los informadores.

En este sentido, 2013 marcó un cambio de tendencia en las llamadas “zonas liberadas del norte”, donde los grupos jihadistas multiplicaron los secuestros y asesinatos. Además de esto, ni Irán, a pesar de las promesas de apertura de Hassan Rohani, ni Turquía, que esboza tímidas reformas legislativas, lograron realizar cambios significativos en sus políticas y legislaciones que afectan a la libertad de información.

A pesar de las promesas de ambos gobiernos, los periodistas continúan siendo detenidos y condenados a penas elevadas por intentar informar.

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