SOS MI VIDA

› Por Matías Máximo

La Monita Esteche, campeona mundial de boxeo, le dedicó públicamente el título a su mujer. Pronto nadie se asombrará, ni para bien ni para mal.

Todos los fuegos

› Por Adrián Melo

En el año Cortázar y en la semana en que se cumplen treinta de su muerte, Soy rescata un aspecto poco frecuentado en las críticas: la representación de personajes gays y lesbianas en más de un cuento.

En la misma bolsa

› Por Claudia Vásquez Haro

La travesti monstruo es aún más mala cuando vende cocaína. Los medios, los agentes del orden y la doble moral, cómplices en la viralización de la figura del narcotravestismo, enemigo público y blanco móvil de más de una violencia.

Narcochotismo

› Por Emilio Ruchansky

De cómo el combo “narco y trava” es un recurso perfecto para seguir criminalizando la pobreza y para ir subiendo un poco el rating.

Como una reina

› Por Ignacio D’Amore

CARNAVAL CARETA
Ilusiones y contradicciones de una jornada de inversión de roles y jerarquías que dura sólo cuatro días locos. Dos escenas simultáneas. La primera transcurre en Concordia: Pablo Carayani Camará, bailarín y transformista, fue elegido reina de Baterías de la comparsa Bella Samba, lo que despertó un violento rechazo de medios y vecinos por no cumplir con lo “que se espera de un hombre de verdad”. La segunda, en Juchitán, la región mexicana con fama de “tierra de muxhes y travestis”. Pero, ¿qué pasa el resto del año, cuando las velas se apagan?

Encontrar un norte

› Por Alejandro Zárate

En junio, Toronto será la sede de la Fiesta Mundial del Orgullo Gay, que se conmemora cada tres años. Aquí, un mapa de ruta con paradas obligatorias para quienes estén pensando en esta ciudad como destino turístico de visibilidad y yire.

Tres busconas

› Por Daniel Link

Looking, la serie publicitada como la versión queer y superadora de Sex and the City, se queda corta para semejante epíteto. El ingenio y la novedad brillan por su ausencia en la pantalla de HBO.

Haciendo Capote

› Por Diego Trerotola

Un rescate de Philip Seymour Hoffman a través de su virtud
queer, esa que lo llevó de marica desestabilizadora metida en el porno hétero de los ’70 hasta convertirse en el Truman Capote de sangre caliente que hipnotizó multitudes.

Pantalla abierta

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