Mié 03.09.2003

EL MUNDO  › EXPLOSION EN BAGDAD Y FUNERAL DEL LIDER RELIGIOSO EN NAJAF

Un lugar común, la muerte en Irak

En paralelo con el entierro del ayatola explotó un coche-bomba frente al cuartel iraquí, dejando un muerto y 18 heridos.

Mientras en Najaf miles de iraquíes asistían al entierro del ayatola Mohammed Baqir Al-Hakim, el máximo líder chiíta y gran opositor de Saddam, un coche-bomba estalló frente a la estación de policía de Bagdad. Murió un policía iraquí y otras 18 personas resultaron heridas. Un día antes, dos miembros de la Brigada Policial Militar estadounidense murieron en una ruta de la capital iraquí, mientras que un soldado norteamericano falleció ayer cuando cayó el helicóptero en que viajaba. Con estas bajas ya son 146 los militares norteamericanos que murieron en accidentes y ataques desde que terminó la guerra, el 1º de mayo pasado. Como necesita más tropas en ese país, según trascendió ayer, George W. Bush habría firmado un proyecto de resolución que será presentado en el Consejo de Seguridad de la ONU para incorporar nuevos países a las fuerzas de estabilización de Irak.
Ayer a la mañana, un coche-bomba explotó en la playa de estacionamiento que está entre la estación de policía y la cárcel de Rasafa, a pocos metros del Ministerio del Interior iraquí, en pleno centro de Bagdad. El edificio no fue dañado, pero murió un policía iraquí y 18 personas resultaron heridas. El comandante policial Basel Al-Ami dijo que probablemente el atentado estaba dirigido contra el jefe de la policía, el general Ahmad Ibrahim, que además es el funcionario de mayor rango en el Ministerio del Interior. Mientras, las bajas norteamericanas en Irak siguen aumentando: ayer, dos miembros de la 220ª Brigada de Policía Militar murieron y otro resultó herido cuando “su vehículo pasó por encima de un explosivo en la principal ruta de abastecimiento, al sur de Bagdad”, indicó una vocera del ejército estadounidense. Además, “un soldado de la 1ª división blindada murió y otro resultó herido al caer el helicóptero UH-60 en el que viajaban”, agregó. El accidente fue en Camp Dogwood, un campamento norteamericano que queda a una hora de Bagdad.
La procesión fúnebre del ayatola Mohammed Baqir Al-Hakim empezó el domingo en Bagdad, luego pasó por las ciudades de Kerbala y Kufa y ayer, decenas de miles de iraquíes recorrieron a pie los 15 kilómetros que separan Kufa de Najaf para finalmente enterrar al líder religioso. La procesión se hizo en medio de un gran operativo de seguridad luego de que ayer se descubrieron dos coches-bomba en Kufa. Aparentemente, los autos iban a explotar en el funeral del líder del Supremo Consejo de la Revolución Islámica en Irak (Sciri), el grupo político más poderoso del país. Apostados a lo largo de la ruta por donde pasó el féretro hubo decenas de guardias de seguridad iraquíes que vigilaban a punta de ametralladora. Una vez en la ciudad de Najaf, que queda a 160 kilómetros de la capital, los restos del máximo líder chiíta de Irak se detuvieron en la mezquita que alberga el mausoleo del imán Alí, el fundador de la rama chiíta del Islam y yerno de Mahoma, que murió asesinado en Kufa en el año 661. El viernes pasado, dos coches-bomba estallaron frente al mausoleo. Además de Al-Hakim, murieron 83 personas.
En el funeral, el hermano del ayatola, Abdel Aziz Al-Hakim, fue designado el nuevo líder del Sciri. Y los miles de fieles que acompañaron el ataúd clamaron “venganza” por la muerte de Al-Hakim. Golpeándose el pecho y la cabeza, también invocaron al imán Alí y a su hijo Hussein, otro personaje sagrado para los chiítas. Mientras, en Tikrit, el bastión del ex presidente de Irak Saddam Hussein, una mezquita fue embanderada de negro en honor de Al-Hakim, un gran opositor del ex régimen iraquí. Pero ayer, tres desconocidos que llegaron en un auto quemaron las banderas y escaparon a toda velocidad. Los seguidores de Al-Hakim culpan a los extremistas sunnitas y a los partidarios de Saddam por el asesinato del líder chiíta en Najaf. Pero muchos iraquíes acusan a las fuerzas de ocupación norteamericanas por la inseguridad desatada en el país desde la caída de Saddam Hussein, el 9 de abril.
El consejo de gobierno transitorio iraquí, que hoy prestará juramento, “tendrá el control real del gobierno”, dijo Paul Bremer, la máxima autoridad civil de Estados Unidos en suelo iraquí. “No vamos a abandonar la autoridad sino que se la traspasaremos a los nuevos ministros, lo que supone un paso importante hacia un gobierno iraquí plenamente soberano”, dijo ayer el norteamericano. También ayer, Estados Unidos diseñó un proyecto de resolución que será presentado en el Consejo de Seguridad de la ONU para extender el mandato de este organismo en Irak y así incorporar nuevos países a la fuerza de estabilización.

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