Mar 15.07.2014

EL MUNDO  › FAMILIAS PALESTINAS REGRESAN A SUS CASAS EN MEDIO DEL ATAQUE

Los que aguantan hasta el final

Hay entre algunos de los refugiados la sensación de que nada y nadie están realmente seguros en Gaza, en esta guerra de misiles entre Hamas e Israel. Sin embargo, hay un flujo constante de personas que vuelven a sus hogares en la Franja.

› Por Kim Sengupta *

Desde el norte de Gaza

Siete personas estaban apretujadas en un viejo Mercedes con dos colchones atados al techo y bolsas de plástico salían del baúl. Esta era una familia mudándose en el norte de Gaza, donde el ejército israelí había ordenado a los residentes evacuar. Sin embargo, no huían de su casa, sino que regresaban ahí, decididos a aguantar hasta el final.

El éxodo que tiene lugar por el temor a un inminente ataque terrestre está dando un giro inusitado con una extraordinaria muestra de de-safío; hay un flujo constante de personas que se dirigen de vuelta a sus ciudades y pueblos, algunos a las 24 horas de irse de ellos. Esto pone al gobierno de Benjamin Netanyahu en una posición difícil, en un área que afirma es el principal sitio de lanzamiento para los centenares de cohetes contra Israel. Se habían lanzado folletos exigiendo la evacuación con un plazo hasta el mediodía del domingo con la siguiente amenaza: “Los que no cumplan con las instrucciones pondrán en peligro sus vidas y las vidas de sus familias. Cuidado”.

Un oficial militar israelí de alto rango, en una sesión informativa para los medios, sostuvo: “El enemigo construyó la infraestructura de cohetes entre las casas” donde las fuerzas “atacarán con poderío” indicando que esto era probable la noche del domingo, pero sin entrar en detalles de si significaría una ofensiva terrestre.

Sin embargo, el funcionario añadió: “El enemigo nos quiere hacer caer en una trampa para que ataquemos hiriendo a los civiles”. Un alto funcionario israelí, al tiempo que destacaba la amenaza desde el norte de Gaza, había reconocido que sólo había una ventana limitada para llevar a cabo las operaciones antes de que los residentes comenzaran a regresar.

Además de la mudanza de regreso a sus casas, hay entre algunos de los refugiados la sensación de que nada y nadie están realmente seguros en Gaza, en esta guerra de misiles entre Hamas e Israel. La casa del doctor Nasser al Tártar, el director del hospital de Shifa, en la ciudad de Gaza, fue destruida en un ataque la noche del domingo. La cifra de muertos, según funcionarios palestinos, es de 187, la ONU dice que el 77 por ciento de ellos son civiles.

Hubo ataques aéreos por parte de Israel y lanzamiento de cohetes por parte de Hamas ayer a la tarde ayer en el norte, pero nada como el ataque que se había anticipado. Esa fue una de las razones por las que Abdulrahman al Karimi había traído a su esposa y a sus seis hijos de vuelta a casa a Jabaliya después de sólo una noche en un refugio de la ONU.

“Hemos tenido algunos bombardeos israelíes aquí desde que comenzó la lucha y así que cuando llegaron los folletos pensé que iba a ser aún peor y podíamos ser invadidos por soldados”, dijo el mecánico de 36 años. “Pero escuchamos que los ataques no fueron tan terribles desde ayer y decidimos volver ... La situación no será tan mala, y vamos a estar bien.”

Los hermanos Riaz y Ayman al Farhat y sus familias tenían dudas acerca de dejar sus casas en Beit Lahiya, en primer lugar después de la experiencia de hace dos años cuando, dicen, su casa fue saqueada por las tropas israelíes. “Nos fuimos a quedar con una tía en Rafah; pero ya había dos familias viviendo allí, cuyas casas han sido bombardeadas. Estábamos preocupados por nuestras casas, pueden dañarlas o, quizá esta vez, incluso hacerlas explotar, así que cuando nos enteramos de que nuestros vecinos iban a volver, decidimos hacer lo mismo”, dijo Ayman al Farhat.

“No creemos que los israelíes nos invadan, tienen mucho miedo a perder un montón de gente. Al principio, pensamos que sólo Riaz y yo íbamos a volver. Pero nuestras mujeres, nuestros hijos, estaban muy molestos con quedarse, así que regresamos todos. A Salah Rajab, de 40 años, ya le habían destruido su casa en un ataque aéreo en Beit Lahiya hace cuatro días, después de recibir una advertencia del ejército israelí por su teléfono celular. El y su familia decidieron quedarse en la casa de uno de sus hermanos.

“Yo sólo soy un agricultor, no tengo nada que ver con la política, pero destruyeron mi casa”, protestó. “Tal vez tenían información falsa, nunca lo sabré. No tenemos ningún lugar adonde ir. Mis hermanos se quedan y yo me quedo, ésta es nuestra tierra, han destruido una casa, pero la vamos a construir de nuevo.”

Para Izaak Musullam, que está de compras con su nieto de dos años, Adham, el tema es también una cuestión de principio. “Aunque mi casa se caiga sobre mi cabeza, yo no me voy a ir.” Pero algunos de los que se han quedado han optado por abandonar sus hogares y trasladarse a escuelas en Jabaliya. “No queremos salir de aquí a menos que haya un alto el fuego, es demasiado peligroso,” dijo Faiza Sabah. “Mientras tanto, estamos atrapados aquí, sin la ayuda de nadie. No queremos que estas escuelas se conviertan en campos de refugiados.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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