EL MUNDO
› FIN DE SEMANA SANGRIENTO EN MEDIO ORIENTE
A casi dos muertos por hora
Luego del atentado del sábado por la noche en Jerusalén, una emboscada en un puesto militar dejó 10 muertos, completando 21 muertos en 13 horas. Israel intensificará las represalias.
Por Suzanne Goldenberg
Desde Jerusalén
Luego del atentado del sábado por la noche, ayer un francotirador palestino mató a diez israelíes, incluyendo siete soldados, en lo que fue uno de los fines de semana más mortíferos en el Estado judío en 18 meses de intifada. La emboscada en un puesto de control aislado en Cisjordania elevó el número de israelíes muertos a 21 en sólo 13 horas. Los israelíes apenas estaban digiriendo el horror del ataque del sábado por la noche por un suicida que hizo explotar su bomba en medio de una multitud de mujeres y niños en un barrio ultraortodoxo de Jerusalén, matando a nueve personas, cuando llegaron las noticias del nuevo atentado. La Brigada de Mártires de Al-Aqsa, un brazo militar del movimiento Al Fatah de Yasser Arafat, se atribuyó ambos ataques. El gabinete de seguridad israelí resolvió ayer intensificar las acciones militares en territorio palestino. El ejército israelí volvió a invadir Jenín, 24 horas después de haberse retirado, y el campamento de refugiados de Rafah. Además, partió en tres la franja de Gaza. Gideon Sar, vocero del premier Ariel Sharon, dijo que Israel rechaza el plan de paz de Arabia Saudita porque implica la retirada del Estado judío a las fronteras de 1967, “afectando la seguridad de nuestro país”.
Una hora después, otro soldado israelí fue asesinado y otros cuatro resultaron heridos en un ataque de la organización extremista Jihad Islámica en la franja de Gaza. A media mañana, aviones F-16 israelíes surcaron el cielo de Cisjordania, bombardeando puestos policiales en Ramalá y una ciudad cercana. Allí murieron cuatro policías. Más temprano, helicópteros artillados dispararon misiles contra un edificio policial en Belén. Pero este tipo de bombardeos ya fueron un ritual durante el año pasado, sin que la violencia haya cesado. Los israelíes están profundamente traumatizados por meses de baño de sangre y represalias, y crece la impaciencia ante una estrategia que no está dando resultados.
En la reunión de ayer del gabinete de seguridad para planificar los próximos pasos, los aliados de derecha de Sharon pidieron que Israel arrase a la Autoridad Palestina y que deporte a Arafat. “La Autoridad Palestina es nuestro enemigo. Su infraestructura debe ser destruida y todo aquel que lleve armas debe ser asesinado”, declaró el ministro derechista de Turismo, Benny Elon. De todos modos, el premier también enfrenta el mismo tipo de críticas desde el ala moderada del gobierno, que opina que la táctica de mano dura de Sharon, y la invasión del Ejército de dos campamentos de refugiados en Cisjordania, precipitaron el recrudecimiento de los ataques palestinos.
La emboscada en el puesto de control cerca del asentamiento judío de Ofra fue ejecutada con precisión por un solo francotirador que disparó dos docenas de veces antes de escabullirse entre las colinas que rodean el lugar. Para los israelíes, que suelen reaccionar más emotivamente por la muerte de soldados que por la de colonos judíos, o incluso de civiles comunes, el ataque fue un recordatorio de la vulnerabilidad de los efectivos que están en los puestos de control del ejército en los territorios ocupados, a pesar de la notable superioridad militar israelí.
El corresponsal de la radio militar israelí dijo anoche que los reservistas que llegaron recientemente al puesto de control de Ofra lanzaron severas críticas al Ejército. “Ustedes nos abandonaron. Nos dejaron aquí como patos en una cacería. Pedimos medidas adicionales de protección, pero nadie quiere escucharnos”, dijo un reservista. A las siete de la mañana de ayer, primer día laboral de la semana, tres coches se detuvieron frente al control, situado en un valle aislado, cuando comenzaron los disparos. Otros autos continuaron llegando, incluso después de que el francotirador abriera fuego. “Frenamos y justo enfrente nuestro vimos cuerpos en el suelo y armas desperdigadas por ahí”, dijo Tal Mallul, un escolar de 15 años que viajaba desde el asentamiento judío de Eli hacia Jerusalén. “Llovían los disparos arriba nuestro. Incluso dos balasimpactaron en mi auto, pero no nos podíamos mover por la barricada, y había cuerpos que caían al lado nuestro.”
Aparentemente, el ataque tomó a los soldados por sorpresa. Durante varios minutos agónicos, según testigos, las tropas parecían paralizadas, sin poder encontrar el lugar desde donde salían los disparos ni sus compañeros caídos en el puesto.
De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.