La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, prefirió ayer calificar como “masacre” y no como “genocidio” la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza, y negó una ruptura de la relación bilateral con Israel, tras haber llamado en consulta la semana pasada a su embajador en Tel Aviv. La mandataria negó que exista un “genocidio” del pueblo palestino a raíz de los ataques del ejército israelí y saludó la decisión de la ONU de exigir un alto el fuego inmediato.

“En la Franja de Gaza lo que está ocurriendo es una masacre, el uso desproporcionado de la fuerza, no un genocidio”, dijo Rousseff en una entrevista con los medios Folha de Sao Paulo, SBT, radio Jovem Pan y UOL.

Asimismo, indicó que “no es posible que se mate a niños y a mujeres”.

La presidenta fue interrogada por la calificación de “genocidio” que hizo su asesor especial para asuntos internacionales, Marco Aurelio García, y que causó la indignación de Israel. En una entrevista al diario SBT Brasil, García había dicho: “Para aquellos que hemos asistido a lo que ocurre en Medio Oriente, es un genocidio, una masacre. Tanto es así que altos funcionarios de la ONU comienzan a hablar de crímenes de guerra”.

Rousseff declaró que lamentaba las palabras del vocero de la Cancillería israelí, Yigal Palmor, quien calificó como “enano diplomático” a Brasil por convocar a su embajador en Tel Aviv en repudio a la violencia “desproporcionada” usada en los ataques a Gaza, con el argumento de combatir al grupo islamista Hamas.

Las palabras, argumentó, “producen un clima muy malo y se debería tener cuidado al emplearlas”. “El embajador fue convocado y oportunamente volverá, no hay ruptura ni nada de eso”, aclaró la mandataria. Más de 1060 palestinos y 48 soldados israelíes ya murieron en la ofensiva israelí en Gaza, que comenzó el 8 de este mes.