EL MUNDO › LOS GOBERNANTES DE ESPAÑA Y DE CATALUÑA SE REUNIERON PARA DEBATIR LA AUTONOMIA
Rajoy aceptó recibir a Mas para dialogar sobre la consulta soberanista del 9 de noviembre. El jefe del gobierno español insiste en que “es ilegal” y el gobernador catalán dice que el referéndum “se hará de todos modos”.
› Por Flor Ragucci
Desde Barcelona
Mariano Rajoy dice que no, Artur Mas insiste en que sí. La reunión de más de dos horas que el presidente de la Nación y el gobernador de Cataluña mantuvieron ayer en La Moncloa no trajo grandes novedades en cuanto al tema que tiene en jaque a la actualidad política española: la posible independencia de Cataluña. A pocos meses de la consulta soberanista –prevista para el 9 de noviembre–, el encuentro entre ambos mandatarios confirmó una distancia que al día de hoy parece infranqueable. “Ellos dicen que es ilegal, nosotros que la queremos hacer de acuerdo con los marcos legales, y no hay una propuesta alternativa por parte del Estado, más allá de que no se puede hacer porque es ilegal”, afirmó Mas durante la rueda de prensa que otorgó en Madrid una hora después de la reunión en el Palacio de Gobierno.
“Estamos decididos a llevar adelante la consulta, tenemos una fecha, la pregunta, la base democrática y la base y la mayoría política”, aseguró el presidente catalán, quien aclaró, además, que su intención es “hacerla legalmente, de acuerdo con un marco legal”. Pese a la negativa de Rajoy a admitir el referéndum, Artur Mas quiso dejar claro que durante la cita se respiró “un clima de diálogo abierto” y recalcó que “hoy no era el final de nada”.
Para el gobernador de Cataluña, el encuentro fue positivo porque, además de dialogar sobre el derecho a decidir, los dirigentes hablaron de otros 23 temas, como ser la economía, las finanzas públicas y los servicios sociales esenciales, como también la sanidad de la región, duramente castigados por los recortes impuestos desde el poder central. Mas le entregó a Rajoy un documento con materias de infraestructura que, según él, el Estado debe impulsar y el presidente se comprometió a estudiarlo y darle respuesta. “Madrid tiene deberes pendientes en Cataluña. Hemos hablado de recentralización y de las competencias del Estado”, afirmó Mas ante los cientos de periodistas que siguieron la rueda de prensa.
A través de un comunicado remitido desde la Moncloa, el jefe del gobierno hizo su valoración sobre el encuentro que, dice, se realizó “en un clima de respeto y consideración por ambas partes” y en el que le advirtió al gobernador catalán de los “riesgos” que puede tener una “coyuntura de inestabilidad política para el incipiente proceso de recuperación económica”, haciendo alusión a las últimas estadísticas que afirman que España está empezando a salir de la crisis. En este contexto, Mariano Rajoy insistió en que la consulta propuesta para el 9 de noviembre “ni se puede celebrar ni se va a celebrar”.
Muchas expectativas había en torno de la reunión de este miércoles, porque es la primera vez que los dos mandatarios se sientan a hablar desde que, hace casi un año, mantuvieran una cita discreta y, a los pocos meses, Mas anunciara la fecha y la pregunta de la consulta sin decírselo a Rajoy, quien se enteró luego a través de los medios de comunicación. Lo que empezó con tan mal pie no podía continuar mejor, con lo cual a lo largo de estos doce meses el único diálogo posible entre Rajoy y Mas fue un ir y venir de declaraciones mediáticas que remarcaban sus posturas irreconciliables acerca del modelo de Estado español.
Por otra parte, el encuentro entre ambos presidentes se produjo en un momento muy delicado para la política catalana, tras la confesión de Jordi Pujol –fundador del partido de Artur Mas, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC)– de que durante 34 años ocultó la fortuna familiar en paraísos fiscales. El escándalo –que sacudió a toda España por el enorme peso político de la figura de Pujol– llevó al dirigente a renunciar a sus derechos como ex presidente de la Generalitat (máximo órgano de gobierno de Cataluña) y a Artur Mas a salir rápidamente a declarar que la imputación de quien se considera “su padre político” no cambiará la hoja de ruta del soberanismo.
Esta semana, la de Mariano Rajoy fue una agenda apretada. En sus últimos días antes de las vacaciones estivales, el presidente no sólo recibió en la Casa de Gobierno al dirigente catalán, sino también, el lunes, al nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Ambos abrieron en su primera reunión la puerta del diálogo sobre el conflicto territorial en Cataluña y coincidieron sin ningún tipo de matiz en el rechazo a la consulta soberanista. “El referéndum no se puede celebrar porque es ilegal”, afirmó el líder socialista. “Hemos compartido las líneas rojas sobre la consulta: la soberanía pertenece al pueblo español”, zanjó Sánchez.
Otras voces también se alzaron en contra de la independencia catalana pero, esta vez, en la mismísima cara de Artur Mas mientras concedía la rueda de prensa posterior a la reunión con Rajoy. A mitad de su declaración inicial, justo cuando acababa de pasar del catalán al castellano, un individuo desde el fondo de la sala se puso a gritar: “¡No nos engañas, Cataluña es España! ¡La consulta es ilegal, habla en español!”. Sin abandonar ni un instante su característica sonrisa, Mas detuvo su intervención a causa del incidente y dijo: “No serán muchos”.
Muchos o pocos, lo cierto es que la posible escisión de Cataluña del resto de España tiene encendida la sensibilidad tanto de quienes abogan por ella como de quienes la rechazan y se espera que los meses que quedan hasta la celebración de la consulta –el 9 de noviembre– estén cargados de más reuniones, acuerdos, desacuerdos y episodios desafortunados como éste.
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