Vie 14.11.2014

EL MUNDO  › GERARDO PISARELLO, PROFESOR Y PORTAVOZ DEL PARTIDO CATALAN GUANYEM

“Rajoy ofrece una vía cerrada”

Pisarello analizó los resultados de la consulta soberanista del domingo en Cataluña y los obstáculos que pone Madrid. “El desafío es doble: conseguir un referéndum y sacar del poder a los conservadores de Cataluña y España.”

› Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

Gerardo Pisarello nació en Tucumán, pero vive en España desde hace 18 años. Se “perdió”, como él mismo reconoce, la gran revuelta del 2001 en Argentina y toda la transformación política y social que experimenta nuestro país y gran parte de Latinoamérica desde entonces. Pero en la que ya es también “su” ciudad, Barcelona, está ahora pudiendo “ponerse al día” con la participación activa en un fuerte movimiento de cambio, como es el del proceso por la autodeterminación de Cataluña. Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Barcelona, analista en diferentes medios españoles y portavoz de la Plataforma Guanyem –partido que, en la línea de Podemos, impulsa una profunda renovación democrática en Barcelona–, Pisarello desmenuza para Página/12 las claves de la consulta celebrada el pasado domingo en Cataluña por la constitución de un nuevo modelo de Estado.

–En opinión de buena parte de la prensa y en la del propio Artur Mas, la consulta fue todo un éxito. ¿Cómo valora usted las cifras de participación del domingo?

–Se desbordaron las previsiones del Partido Popular (PP) e, incluso, las de la mayoría de formaciones en Cataluña, la movilización ciudadana fue mucho más lejos de lo que se esperaba. La cantidad de gente que participó fue ligeramente superior a la suma de quienes votaron a todos los partidos soberanistas de las últimas elecciones. Dos millones trescientas mil personas es una clara muestra de que había un fuerte deseo entre la población de no ser derrotada por un gobierno que se empeña en coaccionar con amenazas, prohibiciones y descalificaciones. Fue una auténtica demanda democrática.

–Sin embargo, votó el 36 por ciento del censo electoral. ¿Por qué cree que el 64 por ciento restante no participó?

–Yo creo que muchos no votaron porque entendían que la propuesta de Mas no respondía ni al referéndum con garantías que, según las encuestas, pide el 70 por ciento de la población, ni a la ley de consultas, que se aprobó recientemente en el Parlamento de Cataluña. También hay gente que no votó porque considera que lo que peor le hace al proceso soberanista es estar encabezado por un partido como Convergència i Unió (CIU), que está atravesado por procesos de corrupción y que aplica una política de recortes tan dura como la de Rajoy.

–¿Cree que fue una decisión acertada la de Mas de convocar esta consulta alternativa tras la prohibición del referéndum por el Tribunal Constitucional?

–En realidad, el gobierno pidió la suspensión cautelar del procedimiento del día 9 al Tribunal Constitucional, pero éste no se pronunció todavía sobre su inconstitucionalidad, ni siquiera lo hizo con respecto a la ley de consultas aprobada en septiembre por el Parlamento. Así que la Generalitat se mueve en un terreno fronterizo con la desobediencia institucional pero dentro de un terreno que, de momento, se podría decir que es ilegal.

–Y ahora, tras el 9-N, el PP instó a la fiscalía a presentar una querella contra el gobierno catalán...

–Es un despropósito total, no hay ningún elemento que permita hablar de desobediencia ni de prevaricación. Por lo tanto, lo veo como una huida hacia adelante del PP, que intenta utilizar a los tribunales para resolver un tema que, en realidad, es político. Además, un referéndum como el que se está pidiendo podría caber perfectamente en la Constitución española. El gobierno de Rajoy podría haber hecho muchas cosas para facilitarlo: transferir a las comunidades las competencias en materia de convocatorias de referéndum, impulsar una reforma constitucional. Pero no tuvo voluntad política, cuando la Constitución reconoce el derecho a la ciudadanía de participar a través de sus representantes o de manera directa, igual que en Argentina.

–Lo paradójico es que Rajoy le respondió a Mas, después de la consulta, que la única manera de seguir adelante con el proceso sería, que él le solicitase una reforma constitucional.

–Claro, él dice “que el Parlamento de Cataluña pida una reforma constitucional”, pero la otra parte de la frase es “a la que nosotros nos opondremos”. La reforma constitucional en España depende del acuerdo entre los dos grandes partidos en el ámbito estatal, o sea que Rajoy está ofreciendo una vía cerrada. La verdad es que hay dos gobiernos que están usando el tema de la consulta como arma arrojadiza y el peligro es que con ello se desoiga la voz de una parte importante de Cataluña que, de manera genuina, quiere ejercer el derecho a decidir. Así como al gobierno conservador de CIU la causa soberanista le sirve para ocultar su corrupción y las medidas antisociales que aprueban, al gobierno de Rajoy también le conviene mucho más agitar el problema de Cataluña que dar explicaciones. Lo importante es tener presente que el proceso se ha llevado adelante gracias a una movilización ciudadana muy transversal y no olvidarse de que CIU hasta hace dos o tres años estaba a favor de un pacto fiscal, pero la consulta no le interesaba. Asumieron esta petición porque la demanda de una parte importante de la ciudadanía los obligó y porque vieron que podían sacar partido de ello.

–Esquerra Republicana y el resto de formaciones soberanistas insisten en que no quieren seguir negociando con Rajoy y piden unas elecciones anticipadas. ¿Podría ser esta una salida al problema de la independencia?

–Lo importante es mantenerse en la coherencia democrática y seguir pidiendo un referéndum con garantías legales. Unas elecciones anticipadas no pueden reemplazarlo, porque en unos comicios se vota por partidos. Ahora bien, para que haya un referéndum necesariamente tiene que haber unas elecciones donde salga una mayoría mucho más clara de la que existe hoy a favor de esa consulta.

–¿Está de acuerdo con la candidatura conjunta que propone Mas entre todos los partidos soberanistas?

–Esas elecciones no pueden resolverse en clave de una lista de unidad patriótica, que es lo que querría Mas, porque eso supondría subordinar a la cuestión de la independencia todas las medidas en materia social, económica, etcétera, y eso no es aceptable. Ahora la prioridad es intentar que en Cataluña no gane un partido conservador como el que está ahora y, a la vez, que en España el interlocutor no sea un partido autoritario como el PP. Es un doble desafío, conseguir el referéndum y no tener en el gobierno dos partidos conservadores.

–¿La independencia en sí garantizaría un cambio político dentro de Cataluña?

–Cualquier proceso que permita que las decisiones se tomen en escalas más cercanas al ciudadano podría permitir una mayor democratización. Pero está claro que con eso no basta. Si esa descentralización no viene acompañada de políticas de redistribución de riquezas no tiene sentido. Además hay que tener en cuenta que también dependemos de la Unión Europea, que se está convirtiendo en un elemento de agresión hacia los pueblos de todo el continente. Por lo tanto, es una batalla que se está librando en muchos campos simultáneamente.

–¿Cree que Rajoy en algún momento accederá al referéndum?

–Pienso que haría falta una movilización social todavía más fuerte en Cataluña y un cambio más intenso en España, una España más cercana a la de Machado, Lorca o Hernández, que no está con tantos tics protofranquistas como los del PP.

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