Dos bolivianos aymaras murieron ayer en choques entre ese grupo indígena y la policía en el altiplano boliviano, cerca de La Paz. Las muertes agravaron la huelga general que desde hace 12 días paraliza a este país para exigir la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y oponerse a los planes de exportación de gas natural que favorecen a las petroleras extranjeras. El minero José Atahuichi, de 59 años, y Ramiro Vargas, un estudiante de 22, murieron en el enfrentamiento, donde además hubo 10 heridos. Con estas muertes, ya son ocho las víctimas desde que empezó el paro por tiempo indefinido convocado por la Central Obrera Boliviana (COB), hace 12 días.
Los incidentes ocurrieron en El Alto, la cuarta ciudad más poblada y una de las más pobres de Bolivia. La ministra de Participación Popular, Mirtha Quevedo, dijo que allí la policial militar intentó frenar la marcha de los mineros del yacimiento de Huanuni que, según ella, iba a “convulsionar La Paz”. En tanto, más de 1000 mujeres se juntaron en un cacerolazo en las calles de la capital boliviana para manifestar su repudio a la venta de gas. También hubo protestas en Santa Cruz, donde cientos de manifestantes marcharon en protesta por los planes de exportación de ese hidrocarburo. Además, miles de maestros, estudiantes e indígenas se manifestaron en la ciudad de Cochabamba contra ese mismo proyecto. La mayoría de los bolivianos también se opone a que el gobierno elija un puerto chileno para instalar una planta de gas natural licuado. Es que en 1879, Bolivia fue despojada de su acceso al Pacífico en una guerra contra Chile.
Ayer, la Asamblea de los Derechos Humanos (APDHB), intentaba un acercamiento entre el gobierno y los campesinos aymaras que hace tres semanas controlan casi todas las rutas del altiplano a pesar del masivo despliegue militar y policial. Los campesinos guaraníes también han hecho cortes esporádicos en la principal ruta del país, mientras que las rutas que atraviesan las Yungas, una región de valles cercana a La Paz, están cerradas desde hace una semana con 200 vehículos y más de 1000 pasajeros varados.