Por Patrick Cockburn*
Desde Bagdad

Fue un ataque espectacular que mostró que la resistencia iraquí a la ocupación norteamericana gana fuerza. En Falluja, a 50 kilómetros al norte de Bagdad, un grupo armado abrió fuego contra un convoy militar, mató a tres soldados norteamericanos e hizo arder un camión cargado de municiones, muchas de las cuales comenzaron a detonar. Con el evento de ayer a la mañana, ya son 103 los muertos desde que George Bush anunció, el 1º de mayo, que la guerra había terminado.
Las tropas que escoltaban el convoy abrieron fuego y se generó un duro tiroteo. El camión cargado de cajas de munición, un semirremolque, se incendió y rápidamente comenzaron a volar balas por todos lados. Seis iraquíes heridos fueron trasladados al hospital local, y uno de ellos murió horas más tarde.
Terminado el tiroteo, comenzó la fiesta. Civiles iraquíes bailaron frente y sobre el camión, pese a que las llamas continuaban y la munición seguía explotando, y los automovilistas tocaban bocina alegremente. Falluja es un punto fuerte de resistencia y las emboscadas a las fuerzas ocupantes son comunes. Cuando tropas norteamericanas se acercaron a los vehículos en llamas –el camión y por lo menos dos humvees– fueron atacados con granadas cohete y armas automáticas. “Volaban balas por todos lados”, dijo a The Independent Khalil al-baise, comerciante del lugar.
Los norteamericanos están detectando un peligroso patrón de funcionamiento en esta guerra no declarada con la resistencia iraquí. Los ocupantes se limitan a recorrer constantemente rutas y calles, sin penetrar en pueblos o zonas rurales, y son atacados con granadas cohete y minas antitanque. Hay muchos indicios de que los ataques son dirigidos por personas con evidente entrenamiento militar. Un especialista extranjero que visitó el lugar de una emboscada cerca de Bagdad, en la madrugada del sábado, explicó que fue “un acto muy profesional, con una carga explosiva que fue detonada exactamente bajo el vehículo del medio del convoy. Eran militares...”
Otro elemento preocupante en la situación es que la región de Kirkuk, pacificada hasta el mes pasado, se está transformando en otro foco de ataques. Kirkuk, al norte de Bagdad, fue capturado por los kurdos durante la guerra y es una zona étnicamente compartida por kurdos, árabes y turcomanos. Que desde mediados de septiembre haya incidentes casi diarios es considerado como señal de que la resistencia está coordinando y extendiendo sus acciones mucho mejor.
Entre la medianoche del sábado y la madrugada del domingo hubo ataques con armas automáticas y granadas-cohete contra columnas militares norteamericanas en la región, pero las bajas y arrestos fueron sólo de iraquíes.

* De The Independent. Especial para Página/12.