Mar 21.10.2003

EL MUNDO  › LOS DIRIGENTES CAMPESINOS Y SINDICALES PUSIERON UN PLAZO

Noventa días con Mesa de diálogo

El campesinado dio tres meses al nuevo mandatario boliviano, Carlos Mesa, para que lleve adelante la tarea prometida.

El flamante presidente de Bolivia, Carlos Mesa, recibió de los campesinos una tregua de tres meses. Inesperadamente, Mesa se presentó en la concentración de cerca de 5000 indígenas y mestizos convocados por las principales fuerzas campesinas y sindicales en la simbólica plaza de San Francisco, en el centro de La Paz. El líder de posición más dura, Felipe Quispe, enumeró las demandas de su comunidad aymara y pidió al gobernante que dijera en público si era capaz de atenderlas. Después de escucharlo, al igual que a los otros dirigentes, el mandatario les prometió “un gobierno para todos los bolivianos”. Y les pidió “tiempo prudencial” para organizar su gestión. El renunciante, Gonzalo Sánchez de Lozada, dijo en Washington que “está dispuesto a someterse a la Justicia” para explicar la crisis que lo forzó a dimitir el viernes –debería dar cuenta de las 80 víctimas de la feroz represión de su gobierno–.
“Estamos dando una tregua de 90 días al gobierno”, declaró a los periodistas el dirigente de la Federación de Campesinos de La Paz, Rufo Calle. El líder campesino hizo el anuncio tras concluir la concentración pacífica en La Paz. A primera hora de la mañana, la plaza fue copada por miles de personas bajo la bandera de la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) y de la Central Obrera Boliviana (COB). Pero Calle advirtió que, transcurrido ese plazo, la organización convocará a una reunión de su dirección ampliada para analizar la situación “de acuerdo al avance de los temas nacionales y regionales” planteados al gobierno.
Tras realizar una ofrenda a la “Pacha Mama” (Madre Tierra, en la lengua aymara), se sucedieron los discursos de las principales cabezas sindicales para analizar la posibilidad de retirar las medidas de presión iniciadas a mediados de septiembre. Felipe Quispe, uno de los opositores que protagonizaron la lucha social que derivó este viernes en la renuncia del conservador Sánchez de Lozada, dijo: “Señor presidente, nosotros vamos a plantearle los puntos que habíamos acordado con el gobierno de Hugo Banzer y Jorge Quiroga (1997-2002), y de Sánchez de Lozada, que duró catorce meses”. Una vez más exigió respuestas a un pliego de 72 reclamos y agregó: “Se los vamos a cobrar, porque usted es el deudor”. La Csutcb rechaza la exportación de gas natural a Estados Unidos y México, pide derogar la Ley Hidrocarburos, reclama el desarrollo rural y exige el reconocimiento de la nación aymara, a la que pertenecen los indígenas del Altiplano andino.
Además de Calle y Quispe, hablaron el secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), Jaime Solares, y el líder de este sindicato para la ciudad de El Alto, Roberto de la Cruz. La revitalizada Central Obrera (COB), que sustentó una huelga por dos semanas para lograr la cabeza del ex presidente, se reunió con Mesa y pactó la tregua, pero a continuación anunció que redacta un pliego de 20 puntos. Jaime Solares, de la COB, dijo que es necesario darle una oportunidad a toda persona y que si Mesa se pone al lado del pueblo será respaldado “hasta la muerte”. Por su parte, el líder cocalero Evo Morales, jefe del Movimiento al Socialismo (MAS), principal bancada de oposición en el Congreso, aceptó la tregua y sus parlamentarios dirigieron su artillería al presidente renunciante a quien esperan iniciar un juicio de responsabilidades.
Tras escuchar a cada uno de los expositores, Mesa afirmó que “uno de los grandes errores” cometidos por los distintos gobiernos ha sido “no saber quiénes son los aymaras, un pueblo que jamás ha sido vencido”, según recordó. Prometió hacer “un gobierno para todos los bolivianos, para una patria grande, múltiple y diversa”, y aseguró que si el pueblo cree que él es un mal presidente se merecerá que lo expulsen también.
Mesa se comparó a sí mismo con Andrés Santa Cruz de Calahumana, presidente del país entre 1829 y 1839 y de sangre mestiza. “Soy un mestizo que ama Bolivia”, señaló antes de reiterar su compromiso de realizar un referéndum que decidirá la venta de gas, revisar la normativa sobre los hidrocarburos y concretar una Asamblea Constituyente, donde se incluya la forma de repartición de la tierra. Solicitó “con toda humildad” a losasistentes más tiempo para poder satisfacer sus peticiones mediante un trabajo honesto, y les propuso volver al trabajo de forma conjunta para recuperar el tiempo perdido. Y para solidarizarse con los campesinos andinos, Mesa concluyó su discurso con el grito de “Jallalla” (“Viva” en aymara), Tupac Katari y Bartolina Sisa, líderes indígenas que en el siglo XVIII se rebelaron contra la colonia española.

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