Por Pilar Lozano*
Desde Bogotá

En medio de la presión de guerrilla y paramilitares, Colombia se prepara para un inusual fin de semana electoral en el cual, según varios analistas, se juega la gobernabilidad del presidente Alvaro Uribe.
El sábado se votará un referéndum y al día siguiente se elegirán alcaldes, gobernadores y miembros de las corporaciones regionales. La violencia ha sido el pan de cada día en vísperas de la jornada electoral. Según el presidente de la Federación de Municipios, Gilberto Toro, la situación es alarmante. Trece candidatos a alcaldías, 15 a concejos y uno a gobernador han siso asesinados. Además, casi 200 han renunciado tras haber inscrito sus nombres. Al menos 20 municipios no tienen candidatos para la alcaldía y otros 11 a los concejos.
Es la primera vez que los colombianos utilizarán la figura del referéndum. Fue una promesa electoral de Uribe, presentado como herramienta contra la corrupción y la politiquería. Sin embargo, en su tránsito por el Congreso, se configuró un cuestionario de 15 preguntas, más enfocado a una reforma fiscal para paliar el enorme hueco de las finanzas públicas. El presidente, que se lo juega todo para sacarlo adelante, necesita un 25 por ciento de los votos –unos seis millones de sufragios– para que las reformas se hagan efectivas. Para sus críticos, más que un referéndum es un plebiscito a favor de Uribe.
Aunque Uribe goza de un gran apoyo –más del 60 por ciento por ciento–, las alcaldías de la ciudades más importantes, Bogotá y Medellín, podrían quedar en manos de los candidatos de oposición. El caso más sorprendente es el de Bogotá. Luis E. Garzón, candidato de la izquierda democrática, supera en las encuestas al uribista Juan Lozano. Garzón ha sido el más duro opositor a Uribe y su partido, el Polo Democrático Independiente, promueve la abstención en el referéndum.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.