Mié 29.10.2003

EL MUNDO  › SEIS MUERTOS EN UN ATAQUE SUICIDA CONTRA UNA COMISARIA EN EL "TRIANGULO SUNNITA”

Con la marca de fábrica de Osama bin Laden

Iraquíes, británicos y norteamericanos creen que redes afiliadas a Al-Qaida y Osama bin Laden pueden estar detrás de la última ola de atentados indiscriminados en Irak, que ayer causó seis muertos más en un ataque suicida contra una comisaría y otros cinco en incidentes diversos.

Por Patrick Cockburn *
Desde Bagdad

Un atacante suicida se inmoló ayer, matando también a seis personas en la ciudad de Faluja, al oeste de Bagdad. Con este atentado, se incrementa la conmoción desatada con la masacre del lunes en la capital. El conductor de un auto detonó el explosivo a casi 100 metros de una comisaría de Faluja –una escena repetida en la serie de ataques sobre las tropas norteamericanas–, muy cerca de una escuela que en ese momento estaba vacía. Ayer, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) no había decidido si abandonará Irak luego del ataque contra su sede central en Bagdad, donde murieron 12 personas, mientras otras organizaciones humanitarias debatían si se van o no. También ayer trascendió que, el domingo, unos desconocidos mataron a balazos al vicealcalde de la capital, Faris Al Assam, que en el momento del atentado estaba cerca de su casa.
“Definitivamente, algunos de nuestros hombres se irán de Irak”, dijo ayer Marc Joolens, director operativo de Médecins Sans Frontières. “Es una decisión difícil porque acá hay muchas necesidades, pero también grandes riesgos”, agregó. Mientras, un grupo de obreros armado con una excavadora mecánica frente al cráter inundado, a los pies de las ruinas de la sede de CICR, trataba de reparar un caño maestro que se destruyó. Con la explosión, el frente del edificio pintado de blanco quedó lleno de rajaduras y cicatrices, a pesar de que estaba protegido por una pequeña pared de bolsas de arena. Una atmósfera sofocante se cirnió ayer sobre la ciudad, mientras los iraquíes miraban en silencio el destrozo causado por la bomba y los miles de papeles de las oficinas de CICR, que quedaron tirados en el piso.
El terrorista suicida que causó la mayoría de las muertes atacó en la comisaría Al Khadra. Pero como había una fila de pilotes de cemento que obstaculizaba sus movimientos, se inmoló en medio de una calle llena de gente, a media cuadra de su objetivo. Ayer, dos muchachos buscaban el cuerpo de un amigo que había ido a la comisaría a denunciar el robo de su auto. “Creemos que la bomba lo pulverizó”, afirmó uno de ellos. Por su parte, el policía Amr Rashid dijo que, “antes de inmolarse, el atacante debe haber visto que iba a matar a mujeres y niños, en su mayoría”.
Los iraquíes dicen que sospechan de los fedayines árabes, que habrían orquestado los atentados fuera de Irak, algo que podría explicar el altísimo número de víctimas civiles iraquíes. Tampoco encuentran una explicación sobre por qué los terroristas no atacaron patrullas y retenes norteamericanos vulnerables. Un supuesto atacante con pasaporte sirio fue arrestado antes de que pudiera volar en pedazos, algo que, si se confirma, da crédito a la teoría de que un grupo extranjero está detrás de la ola de ataques. Jeremy Greenstock, el representante especial británico en Irak, dijo ayer que “probablemente hubo atacantes suicidas en todas las bombas que fueron detonadas ayer en Bagdad”. Según él, ésa es una “muestra de las tácticas terroristas extranjeras, y no de las facciones leales a Saddam a las que todavía tratamos de cazar”.
Un notable aspecto de la ola de ataques es que, desde que ésta empezó en agosto, las fuerzas anglonorteamericanas no tienen la más mínima idea de quién la está organizando o si involucra a extranjeros o iraquíes. Estos ataques parecen muy distintos de la guerra de guerrillas contra las tropas estadounidenses en las zonas sunnitas musulmanas, que es completamente nativa. Además, el ataque con misiles contra el hotel Al Rashid pareció más eficaz que la ola de bombas suicidas, ninguna de las cuales dio en el blanco.
Es muy probable que Al-Qaida o los grupos islámicos antiestadounidenses hayan entrado en Irak, ya que sus fronteras, que no tienen vigilancia, sonmuy fáciles de cruzar. Según un testigo iraquí, “ellos creen que acá pueden derrotar a los norteamericanos, de la misma forma en que piensan que derrotaron a la Unión Soviética en Afganistán. Los iraquíes comunes les importan un bledo”. Blancos como la ONU y la Cruz Roja pueden haber sido elegidos porque casi no tenían sin custodia y porque su destrucción podría aislar a Estados Unidos en el territorio iraquí.
* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.

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