EL MUNDO › STéPHANE BEAUD Y MICHEL PIALOUX, SOBRE LA POLíTICA FRANCESA
Tanto Beaud como Pialoux coincidieron en que el principal causante del crecimiento del partido de extrema derecha Frente Nacional (FN) y la coalición de centroderecha Unión por un Movimiento Popular (UMP) es el aumento del desempleo.
El crecimiento de los partidos de centroderecha y extrema derecha en Francia en las elecciones departamentales de este año estuvo ligado no sólo al apoyo de las elites, sino al que brindó la clase trabajadora de ese país. La falta de efectividad de las políticas llevadas a cabo por el gobernante Partido Socialista (PS), del presidente François Hollande, ante el crecimiento del desempleo en Francia logró que el electorado lo castigara en las urnas. De visita en el país, los sociólogos franceses Stéphane Beaud y Michel Pialoux analizaron el panorama político francés, la cuestión migratoria y cómo afectó a la sociedad el ataque del grupo terrorista Al Qaida al periódico satírico Charlie Hebdo.
Tanto Beaud como Pialoux coincidieron en que el principal causante del crecimiento del partido de extrema derecha Frente Nacional (FN) y la coalición de centroderecha Unión por un Movimiento Popular (UMP) es el aumento del desempleo. “Los índices se dispararon y la gente tiene miedo de lo que pueda llegar a pasar con su futuro. Hay bastante pesimismo y decepción respecto del desempeño de Hollande”, expresó Beaud. En tanto, Pialoux afirmó que el trabajo de campo realizado les permitió observar que la mayor parte de la clase obrera (la que más sufre la cuestión de la falta de oportunidades laborales) decidió no votar (el voto en Francia no es obligatorio) u otorgar su sufragio a la candidata del derechista FN, Marine Le Pen, como forma de castigar al gobierno. “Mucha gente sobrevive con el apoyo de varias medidas de seguridad social. Esto provocó una suerte de rivalidad entre aquellos que trabajan duramente en las fábricas y empresas a cambio de bajos salarios y los desempleados, que reciben beneficios de seguridad social. Los primeros perciben que la situación es injusta y sostienen que no hay muchas diferencias entre darlo todo trabajando y sobrevivir gracias al apoyo del Estado y algún trabajo ocasional”, manifestó Beaud. Sin embargo, Pialoux expresó que hay pocos militantes del FN en las fábricas. “No es lo mismo que en la Alemania de los años ’30. Hay mucha gente que vota ‘con la muerte en el alma’, contra su misma identidad, para afirmar la voluntad de decir algo contra un gobierno que hizo cosas distintas de las que había prometido”, dijo el investigador del Centro de Sociología Europea de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales.
Por su parte, Beaud expresó que no se puede pensar el nuevo posicionamiento del partido encabezado por Marine Le Pen como una fuerza política potente en varios territorios desligado de la incapacidad de los gobiernos anteriores y el actual para responder a las demandas sociales y económicas. “En las últimas elecciones, muchos franceses se plantearon: ‘Si los anteriores gobiernos no funcionaron, ¿no habría que darle una oportunidad al Frente Nacional?’.” En tanto, Pialoux expresó que tuvo mucho que ver la habilidad política personal de Marine Le Pen. “El gran logro de Marine fue despegarse de la figura de su padre (el ex presidente del FN Jean-Marie Le Pen). El fue muy atacado por la izquierda, considerado como un símbolo de todo lo que estaba mal. Jean-Marie hizo ‘comentarios desafortunados’ sobre la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial: defendió el colaboracionismo y dijo que ‘el Holocausto fue un detalle menor’.” Por su parte, Beaud destacó que la mayoría de las cabezas del FN provienen de sectores universitarios, especialmente de la Escuela Nacional de Administración (ENA), uno de los institutos más prestigiosos del país. “A diferencia de su padre, Marine (Le Pen) reclutó entre sus filas a gente altamente calificada. De este modo, logró estructurar y volver al partido más preparado y burocrático”, expresó el profesor de Sociología de la Universidad de París-Nanterre.
Ambos especialistas coincidieron en que hay un discurso principal construido en torno de la cuestión migratoria, la cual es señalada como un problema grave para el país. Beaud dijo que durante el mandato del ex presidente François Mitterrand (1981-1995), la inmigración no era asunto de discusión. “Muchos empresarios franceses reclutaron trabajadores que venían de Marruecos, Argelia o Turquía y a nadie pareció preocuparle. Durante los ’90, la mayoría de los desempleados fueron inmigrantes, pero fueron señalados como causantes de la crisis laboral. Los medios enfatizaron sobre sus vidas, apuntando que tienen familias numerosas, sus hijos fracasan en los colegios y que por eso luego se transforman en desempleados que se benefician de la seguridad social, o peor aún, se vuelven criminales.” Beaud sostuvo que existe un conflicto de interpretación respecto del núcleo del conflicto. “El problema no son los hijos de los inmigrantes, sino que el mercado laboral es complicado. Esto es algo que va más allá de una cuestión de color de piel.”
En tanto, respecto de las secuelas que dejó el atentado contra el periódico satírico Charlie Hebdo en la sociedad francesa, Pialoux señaló que no sólo generó una gran grieta a nivel religioso, sino también dentro de la comunidad musulmana. “Los viejos inmigrantes islámicos vivían prácticamente como franceses. Pero dada la discriminación que suelen sufrir los musulmanes más jóvenes, practican su religión de una forma más ‘provocativa’. Hay luchas entre los padres e hijos dentro de las mezquitas, porque los primeros quieren practicar su culto de forma ‘tradicional’ y los más jóvenes quieren importar la religión salafista, de corte más radical”, señaló. Por su parte, Beaud relató que muchos musulmanes, especialmente aquellos que viven en las afueras de las grandes ciudades, se sienten avergonzados y tristes por lo ocurrido, pero no sorprendidos por el ataque a Charlie Hebdo. “La sociedad francesa se empezó a fragmentar antes de los ataques. Muchas personas con rasgos árabes son discriminadas en los colegios y tienen problemas para conseguir trabajo. La policía tampoco es amistosa con ellos. Sólo así se entienden las motivaciones de Amedy Coulibaly (un terrorista islamista que asesinó a diez personas este año), quien vivió la mayor parte de su vida en uno de los suburbios del sur de París.”
Entrevista: Gustavo Gerrtner.
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