“Un voto por el Sí en Grecia habría condenado al país a años de sufrimiento bajo políticas que no funcionaron y que no pueden hacerlo: la austeridad hunde la economía más rápido de lo que se reduce la deuda, así todo el sufrimiento no sirve para nada. La contundente victoria del No ofrece por lo menos una posibilidad para escapar de esa trampa”, escribió ayer en su blog de The New York Times el economista Paul Krugman. A pesar de la legitimidad construida por el gobierno griego, los escenarios para la economía helénica no son alentadores. “Ante la imposibilidad de una reestructuración de la deuda, la salida de Grecia del euro es la menos mala de las opciones”, expresó el ganador del Premio Nobel en 2008.

“Los tecnócratas europeos son como los doctores medievales que insistían en desangrar a sus pacientes y cuando su tratamiento empeoraba el estado de los enfermos demandaban una purga mayor. Hay que hacer lo que sea necesario para frenar con el sangrado”, reclamó Krugman en el último post de su blog desde donde destacó en reiteradas oportunidades la recuperación económica experimentada por Argentina tras el estallido de la convertibilidad.

“¿Hay alguna forma para que Grecia permanezca en el euro? ¿Es deseable que así suceda?”, se pregunta Krugman en un artículo titulado “Hay que terminar con el sangrado de Grecia”. “La cuestión más urgente involucra a los bancos griegos. Anticipándose al referéndum, el Banco Central Europeo les cortó el acceso a fondeo adicional, eso colaboró a precipitar el pánico y forzó al gobierno a imponer el feriado bancario y los controles de capitales. Ahora el Banco Central enfrenta una decisión incómoda: si restablece el financiamiento normal estaría reconociendo que el congelamiento fue político, pero si no lo hace fuerza la introducción de una nueva moneda en Grecia”, explicó el economista.

Desde su visión, si los fondos no vuelven a fluir desde Frankfurt, donde está la sede central del Banco Central Europeo, el Estado griego estaría obligado a emitir una cuasi moneda (como los Lecop o Patacones) para pagar salarios y pensiones. Pero incluso si el sistema financiero de Grecia recupera el acceso al financiamiento “todavía resta saber cómo se vuelve a crecer”, señaló el economista en referencia a la ausencia de mecanismos para impulsar la actividad bajo el corset del euro. “¿Funcionará la salida del euro tan bien como la devaluación de Islandia en 2008-2009 o el abandono de la paridad entre el peso y el dólar en Argentina? Tal vez no. Incluso si Grecia recibe un alivio significativo de su deuda, abandonar el euro ofrece la única ruta de escape posible para su interminable pesadilla económica.”