EL MUNDO › MARY KALDOR, DE LA LONDON SCHOOL OF ECONOMICS DE GOBERNANZA GLOBAL
La experta señala que nadie discute que Grecia necesita una reforma, pero no se puede equiparar reforma con recorte del gasto público. Tal receta generó caída del PIB, desempleo y el incremento de la deuda.
› Por Marcelo Justo
El No del electorado griego a la austeridad ha mareado más a un liderazgo europeo que no se ha caracterizado por su lucidez en la hora más crítica de los más de 60 años que tiene ese proyecto trasnacional que es la Unión Europea. Ayer los dirigentes europeos buscaron negar el significado del referendo y la contundencia del resultado. En su reunión en París, François Hollande buscó mantener una puerta “abierta” para negociar con el gobierno de Alexis Tsipras mientras que Angela Merkel decía que las condiciones no estaban dadas aún para hacerlo. En la reunión hoy de ministros de la Eurozona es de esperar más de lo mismo. Mientras tanto el reloj no espera. El ministro de Economía de Grecia, Giorgos Sathakis, le indicó a la BBC que los bancos griegos pueden cubrir esta semana el retiro de 60 euros diarios permitido por el actual corralito. No mucho más. Página/12 dialogó con Mary Kaldor, profesora de la London School of Economics de Gobernanza global, autora de numerosos libros sobre Europa y coeditora con Joseph Stiglitz de The quest for security: protection without protectionism and the challenge for global governance.
–Tiene que ser posible. Sería una locura si la Eurozona no quisiera negociar porque el resultado sería más desastroso para la misma Eurozona que para Grecia.
–Es muy preocupante y cortoplacista la visión que están tomando. Es muy preocupante porque está en juego todo el proyecto europeo, no simplemente la Eurozona o Grecia. La falta de solidaridad con Grecia es francamente sorprendente.
–El problema es el gran ascendiente que tienen las ideas neoliberales sobre la mentalidad alemana y la de la Comisión Europea. No cabe duda de que Grecia necesita una reforma. El mismo gobierno griego lo dice. En esto hay acuerdo. Lo que no se puede hacer es equiparar reforma con recorte del gasto público y, lamentablemente, ni los alemanes, ni la Comisión Europea parecen poder pensar en otro tipo de reforma que la reducción del gasto público. En ningún momento han presentado una propuesta constructiva. Lo que propusieron la semana pasada es casi igual a lo que propusieron al principio. Y si uno mira al resultado que ha tenido este plan en términos de caída del Producto Interno Bruto, desempleo y el incremento de la deuda, lo que queda muy claro es que esta fórmula no ha funcionado.
–El FMI intervino y dijo que tampoco servían esas concesiones y que volvieran con otra propuesta. En ese punto el mismo gobierno griego no supo si podía sostener su propia coalición y decidió hacer el referendo. Quizás el referendo fue un error porque dividió mucho a la gente y la pregunta fue interpretada como a favor del euro y en contra del euro. Pero por otro lado es un derecho democrático que es precisamente algo que está faltando en Europa: legitimidad democrática.
–Angela Merkel cree que la única manera de mantener a Europa unificada es sobre la base de estas metas fiscales muy estrictas. Pero la realidad es que la Eurozona no puede sobrevivir si el ajuste se coloca en los hombros de los deudores. El problema comenzó con la exposición de los bancos alemanes y de otros países de la Eurozona que habían prestado mucho a España, Grecia y otras naciones. En el caso de Estados Unidos y el Reino Unido los mismos gobiernos rescataron a sus bancos. En el caso de la Eurozona, son los gobiernos de los países del sur europeo los que han rescatado a los bancos alemanes que son los que terminaron recibiendo los fondos que le daba la troika a Grecia para pagar su deuda con esos bancos. Es un sistema demente. Si no están dispuestos a ser flexibles y reestructurar una buena parte de la deuda, esto será el fin del euro porque lo que está pasando con Grecia va a pasar con España o la República de Irlanda. Lo que está en juego es el futuro de Europa, no el futuro de Grecia.
–Creo que se va a llegar a un acuerdo porque me cuesta aceptar que sean tan estúpidos como para no lograrlo. No deja de ser paradójico que Alemania lidere esta posición dura sobre la deuda cuando la misma Alemania nunca pagó sus deudas después de la guerra y se benefició con un fuerte alivio de lo que debía. Tenemos un gravísimo problema de falta de liderazgo a nivel europeo. Todos los líderes de Europa están mucho más preocupados con su audiencia doméstica que con el proyecto europeo, de modo que nadie está dispuesto a lidiar con una crisis que requiere visión, liderazgo, planificación a largo plazo y transparencia con rendición de cuentas a la ciudadanía.
–A mi juicio el gran problema es mucho más político que económico. La mayoría de los europeos quiere mantener una Europa que sea un proyecto pacificador y solidario, pero el peligro es que si la crisis se profundiza se pueda volver xenofóbica muy rápidamente, algo que se está viendo con el crecimiento de los movimientos de extrema derecha. Creo que esto sería extremadamente peligroso. Es decir, no es una cuestión de poder nada más, que queden sólo el dólar y el yuan. La Unión Europea es un ejemplo de gobernanza global en un mundo tan interconectado. En este tipo de mundo necesitamos instituciones trasnacionales que puedan lidiar con temas globales y los problemas de la globalización. La Unión Europea es potencialmente este tipo de organización. Si colapsa, no hay nadie en el mundo capaz de suministrar este tipo de organización institucional.
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