EL MUNDO › LOS GRIEGOS AMANECIERON CON SUBAS DEL IVA Y LA APERTURA DE LOS BANCOS
Una nueva votación esta semana será crucial para el primer ministro Alexis Tsipras. El acuerdo de Bruselas exige que mañana se aprueben nuevas reformas sobre justicia civil y legislación bancaria.
Grecia intentaba ayer volver a la normalidad económica con la reapertura de los bancos después de tres semanas de cierre y el inicio del proceso de pago de sus deudas al Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el mismo día en que entró en vigor una importante subida del IVA.
Las sucursales de los bancos del país comenzaron a recibir por la mañana a los clientes que se presentaban en la ventanilla, aunque la afluencia no era excepcional. Pese a que los servicios bancarios siguen siendo restringidos, se puede volver a efectuar compras en el extranjero y, en el caso de aquellos que tienen que pagar tratamientos médicos o sus estudios fuera de Grecia, hacer transferencias al exterior.
Algunos esperaban algo más. Grigoris, un jubilado de 76 años, deseaba sacar de una vez el importe máximo autorizado hasta el viernes, 300 euros para cinco días. “Me han explicado que debía esperar hasta el final de la semana para retirar esa cantidad”, explicó decepcionado. Luka Katseli, presidenta de la Unión de Bancos Griegos y del Banco Nacional de Grecia, una de las cuatro principales entidades helenas, llamó a los usuarios a traer sus ahorros a los bancos para contribuir a la solvencia del sistema.
“Si sacamos el dinero de nuestras cajas fuertes y de nuestras casas, donde, de todas formas, tampoco está seguro, y lo traemos a los bancos, reforzamos la liquidez” de la economía, declaró a la cadena Mega, recordando que cerca de 40.000 millones de euros habían sido retirados desde diciembre, degradando considerablemente la situación.
El IVA pasó ayer del 13 al 23 por ciento para los alimentos envasados y también para las tarifas de los taxis, los preservativos o los servicios funerarios. Por el contrario, permanecerá intacto en hostelería y ligeramente reducido al 6 por ciento para los medicamentos, los libros y los espectáculos. El gobierno espera ingresos suplementarios anuales de unos 2400 millones de euros a partir de 2016 y de 795 millones este año. El Parlamento griego aprobó el miércoles esa subida, incluida en el acuerdo firmado con los acreedores hace una semana en Bruselas a cambio de un nuevo plan de ayuda, el tercero desde 2010.
En otro signo de normalización, Grecia empezó también ayer el proceso de pago de 4200 millones de euros al BCE y de otros 2000 millones al FMI, indicó una fuente ministerial. “Puedo confirmar que Grecia pagó hoy (por ayer) por completo sus atrasos al FMI”, confirmó ayer el portavoz Gerry Rice. Ahora el FMI está dispuesto a ofrecer ayuda continua a Atenas, agregó.
El reembolso a sus acreedores fue posible gracias al crédito puente de 7160 millones de euros que el viernes la Unión Europea concedió al país.
Pese a todo, la canciller alemana, Angela Merkel, reiteró el domingo su oposición a una quita “clásica” de la deuda griega, al considerar que no es posible dentro de la unión monetaria. “Grecia ya ha obtenido un alivio”, declaró. “Si la evaluación del programa que debe ser negociado tiene éxito, podremos volver a hablar” de ello.
Por primera vez desde hace meses, los expertos del Banco Central Europeo, del Fondo Monetario Internacional y de la Comisión Europea, anteriormente conocidos como troika, y que simbolizan para los griegos la puesta bajo tutela de su país, viajarán a Grecia esta semana para evaluar el estado de una economía castigada por las restricciones financieras.
La semana también será crucial para el futuro del primer ministro Alexis Tsipras. El acuerdo de Bruselas exige que mañana se voten nuevas reformas sobre justicia civil y legislación bancaria. Según el diario Avgi, cercano a su partido, Syriza, el primer ministro quiere convertir ese nuevo voto en una moción de confianza y dimitir si las defecciones aumentan.
El miércoles pasado perdió 39 votos de los 149 diputados de su partido de izquierda radical después de que ciertos diputados consideraran que había traicionado al No surgido del referéndum del 5 de julio, en el que los griego votaron contra una continuación de las políticas de austeridad.
“Lo que me preocupa es ver que algunos (dentro de Syriza) continúan afirmando que saliendo del euro podemos detener la austeridad”, dijo el ministro de Estado Nikos Pappas, brazo derecho de Tsipras, en declaraciones al periódico Ephimerida Ton Syndakton.
Los nuevos ministros de Energía y Trabajo de Grecia hicieron ayer un llamamiento a la unidad del partido gobernante Syriza en la nueva votación que el Parlamento celebrará sobre las reformas acordadas con los socios del euro como condición para negociar el tercer programa de rescate al país. “El gobierno se enfrenta a una votación crítica, es necesario mantener la unidad y evitar la crítica agresiva”, destacó el ministro de Energía, Panos Skurletis, en el traspaso de poderes.
Las disidencias en el grupo parlamentario durante la votación de las primeras medidas condujeron el viernes pasado a una remodelación del gobierno, en la que Tsipras sustituyó a los miembros díscolos. El primer ministro tuvo que digerir incluso las críticas del Premio Nobel de Economía Paul Krugman, uno de los mayores críticos a las medidas de ajuste impuestas a Atenas: “Quizá sobrestimé la competencia del gobierno griego”, dijo en una entrevista reciente. Los acreedores, por su parte, y una vez superen sus diferencias, deben poner en marcha un nuevo plan de ayuda a Grecia de más de 80.000 millones de euros.
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