EL MUNDO
› ESTADOS UNIDOS DETIENE A DOS GENERALES PERO SIGUEN LAS BAJAS
Dos arrestos para salvar la cara
Ayer murieron otros dos soldados norteamericanos y el primer oficial polaco en Irak. Mientras George W. Bush proclamaba un credo democrático universal plagiado del discurso de Ronald Reagan contra el “Imperio del Mal”, un nuevo sondeo reveló que un 54 por ciento en EE.UU. desaprueba la guerra.
Por Angeles Espinosa *
Desde Bagdad
Estados Unidos difundió ayer imágenes de la detención de dos generales de Saddam Hussein a los que acusa de dirigir y financiar ataques contra las fuerzas de la coalición. La noticia intenta contrarrestar la impresión de que los insurgentes iraquíes están ganando la partida a 140.000 soldados desplegados en el país. Observadores locales y diplomáticos extranjeros se muestran sin embargo escépticos sobre la forma en que Washington afronta el problema. Otros dos soldados norteamericanos y un oficial polaco se sumaron ayer a la lista de bajas.
El video facilitado por el Pentágono muestra el momento en que un grupo de paracaidistas de la 82 División Aerotransportada irrumpe en una vivienda y saca a dos hombres detenidos. Los portavoces militares norteamericanos en Bagdad no revelaron su identidad y se limitaron a señalar que la operación se había producido de madrugada en Faluya, a 50 kilómetros al oeste de la capital. En esa ciudad, la agencia France Presse recogió testimonios de las familias de dos generales retirados, Ibrahim Aduan y Jamis Saleh, que fueron arrestados en la noche del domingo al lunes junto a otras ocho personas. Un tercer general, Hamed Sarhan, quedó detenido el lunes junto a uno de sus hijos, el teniente Mohamed Hamed.
El ex general Hamed, antiguo responsable de la imprenta militar, es hermano de Jamis Sarhan al Mohamed, alto cargo del Partido Baaz que figura como número 54 en la lista de los iraquíes más buscados y aún en paradero desconocido. El ex general Ibrahim ya estuvo en manos de los norteamericanos en 1991 a raíz de la guerra del Golfo. En cuanto al ex general Jamis, era uno de los responsables del llamado Ejército de Al Quds, una milicia popular con la que Saddam había prometido liberar Palestina. Al Quds es el nombre árabe para Jerusalén. Aunque ninguno de los tres fuera una figura de primera línea en el régimen depuesto, no cabe duda de que Faluya es uno de los bastiones de la insurgencia y en sus alrededores se han producido muchos de los ataques más graves contra las fuerzas de EE.UU., siendo el último el derribamiento de un helicóptero el domingo pasado. Al parecer, uno de los detenidos está relacionado con la bomba que el lunes mató a un soldado estadounidense y un civil iraquí en Baba, a 50 kilómetros al norte de Bagdad.
“Hace un par de semanas ya detuvieron a un coronel y dijeron lo mismo”, afirma un jefe de misión árabe que, como sus colegas europeos, está convencido de que la situación ha empeorado desde agosto. “Es como la medalla del amor, pero al revés –describía uno de éstos–, hoy peor que ayer, pero mejor que mañana.” Ese pesimismo puede estar influido por la oleada de violencia que ha sacudido Bagdad desde el comienzo del Ramadán, el pasado 26 de octubre. Sin embargo, el representante británico para Irak, Jeremy Greenstock, ha reconocido que se avecina “un invierno movido”. Los norteamericanos insisten en que la violencia se concentra en el “triángulo sunnita”, pero éste abarca gran parte de la población.
“Los soldados no están preparados para la lucha antiterrorista y están actuando como un elefante en un bazar”, afirma un diplomático europeo. Los iraquíes tienen la misma impresión. A la sorpresa por la disolución de los cuerpos de seguridad del antiguo régimen, se ha sumado el estupor por la incapacidad de la superpotencia por garantizarles un mínimo de seguridad. A falta de competencias en esa materia, los miembros del Consejo de Gobierno iraquí han sugerido la creación de una fuerza paramilitar con amplios poderes para recoger información y detener a sospechosos. El administrador norteamericano en Irak, Paul Bremer, que hasta ahora se había mostrado poco receptivo, parece haber cambiado de opinión a raíz de los últimos atentados. En un comunicado difundido anteayer se declaró “abierto a discutir la propuesta”. Aún así, su portavoz dejó claro que esanueva fuerza debe excluir “a extremistas y leales al antiguo régimen”, además de no reflejar facciones políticas o étnicas.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
Subnotas