EL MUNDO › DILMA SE DEFENDIó Y DIJO QUE LA CRISIS BRASILEñA ES PASAJERA
Los empresarios apoyaron un pacto de gobernabilidad en Brasil propuesto por el Ejecutivo y pidieron que la crisis económica no se convierta en una crisis política. Rousseff advirtió que nadie puede quitarle legitimidad a su gobierno.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, instó a la sociedad a ignorar a los sectores que apuestan por el fracaso de su gobierno e insistió en que la crisis es pasajera y será superada. Al mismo tiempo, su vice, Michel Temer, afirmó que el país corre el riesgo de caer en una crisis como la griega. “Brasil precisa más que nunca que las personas piensen primero en el país, en lo que le sirve a la Nación y a la población, y que sólo después piensen en sus partidos y sus proyectos personales”, declaró la mandataria durante un acto de entrega de viviendas en el estado de Maranhao, ubicado en el noreste. Según Rousseff, la economía brasileña, que este año cerrará con una contracción del 1,5 por ciento, de acuerdo a previsiones del gobierno, está en medio de una travesía y para llegar a buen puerto precisa estabilidad. Los empresarios apoyaron el sábado el pacto de gobernabilidad en Brasil propuesto por el Ejecutivo y pidieron que la crisis económica no se convierta en una crisis política, luego de que la presidenta Rousseff advirtiera que nadie puede quitarle a su mandato la legitimidad que recibió en las urnas en octubre pasado.
Ayer, la mandataria sostuvo que cuando hay alguna dificultad, no sirve estar peleando unos contra otros y que nadie que piense en Brasil y en su pueblo puede aceptar la teoría de que si no le gusta el gobierno hay que debilitarlo. Sin mencionarlo directamente, Rousseff aludió a los sectores opositores que convocaron a manifestaciones para el próximo domingo con la intención de protestar por la situación económica y por los escándalos de corrupción destapados en la empresa estatal Petrobras, causa judicial en la que son investigadas veinte grandes empresas del país, también medio centenar de políticos, en su mayoría de la base parlamentaria que apoya a Rousseff, lo cual puso en tensión las relaciones entre el Gobierno y el Parlamento.
Sectores minoritarios que participan de la convocatoria a las protestas del domingo incluso propusieron que la mandataria sea sometida a un juicio político con miras a su posible destitución. En la misma línea, la presidenta publicó ayer en su cuenta de Facebook una carta dirigida a los brasileños. “No se queden inseguros ni preocupados. Esta es una situación temporal de dificultades. Va a pasar, y va a pasar rápido. Nosotros, incluso delante de esta travesía, no cederemos los programas sociales como el ‘Mi casa, mi vida’ y el ‘Más médicos’”, aseguró.
Al mismo tiempo indicó que es necesario comprender el gran esfuerzo del gobierno, que trabaja día y noche, incansablemente, para que esta travesía sea la más breve posible. “No concordamos con medidas que lleven al caos del gobierno, de los estados y de los municipios. Quiero aprovechar para hacer un llamado a los brasileños: vamos a repudiar el ‘vale todo’ para afectar a cualquier gobierno, sea federal, regional o municipal”, agregó.
Según la presidenta, tomar o adherir a acciones tendientes únicamente a debilitar al gobierno es apostar al cuanto peor, mejor. “¿Pero mejor para quién? Esa es la pregunta. Es peor para la población, es peor para el pueblo. Es peor para todos nosotros”, sentenció.
En el mismo tono, el vicepresidente, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), dijo que Brasil corre el riesgo de caer en una crisis como la griega al hablar ante Rousseff, y el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, quienes buscan superar los problemas de la economía. Temer recordó que la semana pasada el Congreso aprobó una serie de “proyectos bomba” que podrían derribar el programa de ajuste diseñado por Levy para reencauzar la economía mediante el recorte de gastos públicos. “La pauta que se está aplicando en el Congreso podría transformar al país en una Grecia”, alertó el vicepresidente al explicar por qué hizo un llamado a la unidad nacional la semana pasada.
Temer intervino durante una reunión extraordinaria del gabinete que concluyó anteanoche en el Palacio de Alvorada, residencia presidencial, y fue el primer funcionario que habló en la reunión convocada por Rousseff.
Luego de la reunión, el ministro de Comunicaciones, Edinho Silva, dijo a periodistas que Rousseff continuará al frente de su cargo y señaló: “No estamos negando que haya dificultades, las reconocemos, pero decimos que serán superadas con el diálogo, la política es el arte de dialogar”. “La presidenta fue elegida para cumplir cuatro años de mandato, Brasil es un ejemplo de democracia en el mundo, la presidenta va a cumplir su mandato”, aseguró el funcionario.
Por otro lado, subrayó que Rousseff es optimista respecto de la capacidad de la economía para responder en un corto tiempo a este momento de dificultades, al referirse a la recesión que afecta al país. Rousseff cenó ayer con algunos senadores de su partido y del PMDB para diseñar una agenda legislativa de corto plazo. También se habla de encuentros con los movimientos sociales, donde hay descontento ante el aumento de la desocupación, que está en el 8,1 por ciento.
Luiz Carlos Trabuco, presidente del Bradesco, segundo mayor banco privado de Brasil, alertó el sábado sobre la gravedad de la crisis e instó a los partidos a olvidar sus ambiciones personales y a unirse en torno a un pacto que pueda ayudar al país a superar sus problemas. Las dos principales patronales regionales de empresarios de Brasil ya habían instado el jueves a los partidos a trabajar de forma unida y manifestado su apoyo al pacto propuesto por el vicepresidente Michel Temer, del PMDB perteneciente a la coalición gobernante.
Para la Federación de las Industrias de San Pablo (Fiesp) y la Federación de las Industrias de Río de Janeiro (Firjan), llegó la hora de que todos dejen de lado sus ambiciones personales o partidarias y miren por el mayor interés de Brasil ante “la mayor situación crítica en Brasil en los últimos 20 años”. Según el director de la consultora FN Capital, Paulo Figueiredo, la idea de proponer un pacto suprapartidario, “demostró que la crisis política es peor que lo que cualquiera imaginaba y que el gobierno perdió el control sobre su base” partidaria. Para el consultor, la mayor preocupación de los empresarios es la posibilidad de que Brasil pierda su condición de país con grado de inversión, lo que, aplazará la recuperación para dentro de dos años o más. El mercado financiero, con una caída de la Bolsa de San Pablo del 4,5 por ciento acumulada en la última semana y la subida del dólar a su mayor nivel en 12 años, demostró que la confianza de los inversores está cayendo. Ese retroceso fue el reflejo de una semana en que una encuesta mostró que la popularidad de la presidenta Rousseff se desplomó hasta el 8 por ciento; en que los dos partidos laboristas del país anunciaron su decisión de abandonar la base oficialista; en que el Congreso puso en votación medidas que amenazan aún más las cuentas públicas, y en que el vicepresidente admitió que la situación es grave.
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