Los nacionalistas democristianos del presidente saliente de Cataluña, Jordi Pujol, que no se presentaba de nuevo, ganaron inesperadamente las elecciones autonómicas de ayer, que auguraban una victoria socialista, pero la llave del próximo gobierno de la Generalitat la tiene una pequeña formación independentista de izquierdas.
A pesar de una jornada lluviosa en todo el territorio de Cataluña, el 63,39 por ciento de los 5,3 millones de electores habilitados para votar decidieron participar en la renovación del Parlamento autonómico. Los nacionalistas democristianos de Convergencia i Unió (CiU) ganaron 46 escaños (30,93%) con el delfín de Pujol, Artur Mas.
En segundo lugar, con 42 escaños pero 31,17% de votos quedó el Partido de los Socialistas Catalanes (PSC) liderado por Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona durante los Juegos Olímpicos de 1992, que aspiraba a ser el primer “president” socialista de la era democrática española. Sin embargo, el gran vencedor de la jornada fue Josep Lluis Carod Rovira, secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), una pequeña formación de independentistas de izquierda que pasó de 12 escaños en el Parlamento saliente a 23 ahora (16,47%). Sus votos son imprescindibles para formar el futuro gobierno catalán.