Jue 24.09.2015

EL MUNDO  › SE REUNIó CON OBAMA Y LLAMó A SEGUIR COMBATIENDO LA PEDERASTIA EN LA IGLESIA

El Papa defendió a los migrantes y a la ecología

El jesuita argentino, de 78 años, abrió su visita con la defensa de los excluidos ante más de 10.000 personas que llegaron hasta los jardines de la Casa Blanca para escucharlo. El presidente Barack Obama lo recibió con elogios.

El presidente Barack Obama y el papa Francisco coincidieron frente a desafíos mundiales como la migración o el cambio climático en el comienzo del periplo que llevó a Estados Unidos al jefe de la iglesia católica, aclamado en las calles de Washington. El jesuita argentino, de 78 años, que por vez primera pisa territorio estadounidense, abrió su visita con la defensa de los excluidos y de quienes son forzados a emigrar, e insistió en seguir el combate a la pederastia. “Como hijo de una familia de inmigrantes me alegra estar en este país, que ha sido construido en gran parte por tales familias”, dijo Francisco en un inglés fluido pero con acento, en alusión a la política migratoria de Estados Unidos respecto de los latinos.

Bajo un cielo azul y despejado en la fresca mañana de la capital estadounidense, y ante más de 10.000 personas que llegaron hasta los jardines de la Casa Blanca, Obama elogió el “mensaje de amor y esperanza del pontífice”, fuente de inspiración para muchas personas en el mundo. El mandatario también alabó la humildad y simplicidad del jesuita, así como la gentileza de sus palabras.

A menos de 500 días para el fin de su segundo mandato, Obama cuenta con el respaldo del Papa en dos temas prioritarios: Cuba y el cambio climático. El presidente agradeció a Francisco su apoyo invalorable en el histórico acercamiento iniciado en 2014 entre La Habana y Washington, subrayando que era portador de una mejor vida para los cubanos. Sobre la lucha contra el cambio climático, prioridad del gobierno de Obama, el pontífice insistió en un combate que no se puede dejar a la próxima generación. Y celebró el plan de Washington para reducir la contaminación ambiental. “¡Viva el Papa!”, le gritó un enorme contingente de latinos congregados en la Casa Blanca. Francisco se dio un baño de multitudes en las cercanías de la residencia presidencial tras reunirse en privado con Obama en el salón Oval.

A bordo del papamóvil –un Jeep Wrangler blanco de techo transparente y aberturas laterales– Francisco saludó sonriente a miles de personas detrás de las barreras. Pero Sofía Cruz, una pequeña de 5 años de origen mexicano, superó la verja, con ayuda de su papá Raúl, y corrió directo hacia el papamóvil. Los guardias la detuvieron a medio camino, pero el pontífice hizo señas para que la dejaran pasar. Fue llevada en brazos hasta el pontífice por un agente de seguridad. Por el gesto de atrevimiento, Sofía se ganó una caricia, luego un abrazo y un beso del propio Francisco, que provocó lágrimas en el padre de la niña y la algarabía de la multitud.

Sofía viajó con su padre desde Los Angeles, California, hasta Washington sólo para buscar la ayuda del Papa. Finalmente, la niña logró entregar al Papa una camiseta y una carta en la que varias organizaciones defienden los derechos de los migrantes y piden al santo padre que interceda por ellos. “Estamos oprimidos por la violencia, por el racismo, por la mala gestión del gobierno. Le pedimos al Papa que interceda no sólo por los inmigrantes mexicanos, sino también por el resto de latinoamericanos, por los europeos, por todos”, dijo el padre de la nena.

“Fue fantástico. Creo que es muy diferente, como un papa futurístico. Con los pies en la tierra, tan humilde, tan amoroso, y simplemente liderando con el ejemplo”, dijo Cristina Temboury. “Es un líder fantástico, alguien que necesitamos”, agregó la funcionaria de 46 años, riéndose porque, sin quererlo, se tomó 15 fotos a sí misma mientras pasaba el Papa. El ambiente era festivo, los padres llevaban a sus hijos sobre los hombros, muchos estaban presentes desde la madrugada a la espera de un saludo del Papa, que arribó el martes proveniente de Cuba. Washington, usualmente indiferente a las caravanas de ilustres jerarcas que se desplazan por sus calles, experimentó una “papamanía” por Francisco, aprovechada por vendedores ambulantes que recorrieron las calles con todo tipo de souvenirs alusivos a la visita religiosa. En un hecho inusual, el propio Obama, que profesa la fe protestante, recibió personalmente el martes en una base militar al jesuita argentino, al pie de la escalinata por la que bajó Jorge Bergoglio.

En una sesión de oración con los obispos estadounidenses en la catedral de St. Matthews, el Papa emitió un sermón con directrices para la Iglesia estadounidense, mensaje que se refirió a los casos de pederastia de sacerdotes. “Sé cuánto les ha hecho sufrir la herida de los últimos años, y he seguido de cerca su generoso esfuerzo por curar a las víctimas, y por seguir trabajando para que esos crímenes no se repitan nunca más”, dijo el pontífice en un corto pasaje de un largo discurso. Unos 6400 sacerdotes católicos fueron acusados de abusar de menores en Estados Unidos, entre 1950 y 1980; los expertos creen que la cantidad total de víctimas puede rondar los 100.000.

Aun así, la visita de Francisco coincide con un aumento del número de católicos estadounidenses, que suman cerca de 82 millones de personas, un cuarto de la población del país, según datos difundidos por la Universidad de Georgetown. En línea con su mensaje sobre migración, el Papa pidió a la iglesia acoger sin miedo la larga ola de migrantes de origen latinoamericano. “De alguna manera hablo casi ‘in causa propria’”, afirmó el pontífice argentino, que se presentó ante los obispos como un pastor venido del sur.

Francisco, que durante su pontificado pidió públicamente perdón por los abusos sexuales cometidos por miembros del clero y endureció las normas para castigar esos crímenes dentro de la iglesia, hizo otras recomendaciones generales a los obispos. Les pidió que no prediquen doctrinas complejas, que no caigan en el narcisismo y que dialoguen con los laicos, con las familias y con la sociedad.

En la segunda jornada de su viaje a Estados Unidos, Francisco pronunciará hoy un discurso ante las dos cámaras del Congreso. La presencia vaticana en el parlamento marca un hito en la historia estadounidense, en el que anticipa un respaldo al acercamiento entre Washington y La Habana y por el ambiente: dos temas que causan alergia en los adversarios republicanos de Obama. En su viaje desde Cuba, Francisco dijo a los periodistas a bordo de su avión que no planea hacer referencia explícita al bloqueo estadounidense contra la isla en el Congreso, aunque hará una alusión general a acuerdos internacionales. Luego viajará a Nueva York para la Asamblea General de Naciones Unidas y a Filadelfia, donde el fin de semana presidirá un encuentro mundial de familias católicas, con una audiencia que ya se calcula será de un millón y medio de personas.

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