EL MUNDO
› MANIFESTANTES Y MUCHOS POLICIAS
RECIBIERON AL PRESIDENTE EN SU VISITA A LONDRES
W. o la visita que llegó en mal momento
Mientras se preparaban grandes manifestaciones de repudio a la invasión anglonorteamericana de Irak, el presidente Bush llegó ayer a una Gran Bretaña dividida en el peor momento de la guerra.
› Por Marcelo Justo
En la primera visita de Estado de un presidente de Estados Unidos en más de 20 años, George Bush fue recibido en Gran Bretaña con alfombra roja y un salvo de buenas y malas noticias. El alicaído príncipe heredero Carlos fue el encargado de dar la bienvenida a Bush y su esposa Laura en el aeropuerto de Heathrow. En medio de un imponente dispositivo de seguridad, el mandatario estadounidense partió en un helicóptero con bandera estadounidense al Palacio de Buckingham, residencia oficial de la reina Isabel II, donde será huésped hasta el fin de su visita el viernes. Entre las buenas noticias que esperaban al presidente figura una encuesta que señala que hay más británicos a favor que en contra de su visita. Entre las malas, se encuentran las manifestaciones que tuvieron lugar en distintos puntos del país con un acto central en Londres en preparación para la megamarcha de mañana jueves en repudio de su visita y de la política internacional angloestadounidense.
Londres parecía ayer una fortaleza blindada. Las calles céntricas estaban saturadas de policías con chaquetas fosforescentes, cámaras por todos lados, muchas de ellas de dudosísimos periodistas, y hasta sospechosos puntos en el techo del palacio real, que a la distancia se asemejaban a francotiradores apostados para la custodia presidencial. Catorce mil policías británicos y unos cuatro mil agentes estadounidenses se encuentran a cargo del más impresionante dispositivo de seguridad que se recuerde en mucho tiempo. Pero, a pesar del operativo, unos cientos de curiosos pudieron acercarse anoche hasta unos 10 metros de las rejas que rodean el palacio en momentos en que descendía el helicóptero que trasladaba al presidente Bush del aeropuerto.
En un intento de otorgar un marco positivo a la llegada del presidente, el ministro de Economía y coartífice del Nuevo Laborismo Gordon Brown anunció por la tarde una serie de medidas para profundizar el vínculo económico bilateral. Acompañado por el secretario del Tesoro norteamericano John Snow, Brown destacó ante la conferencia anual de los empresarios británicos los lazos históricos y los “valores comunes” de ambas naciones en la lucha contra “el terrorismo global y los estados parias”.
Esta apelación a la historia común pareció tener cierto impacto en la población en vísperas de la llegada del mandatario. Una encuesta publicada ayer por el matutino The Guardian mostró a un país fuertemente dividido en torno de la visita, pero con una mayoría a favor de la misma. A contrapelo de encuestas previas, un 43 por ciento de los británicos le daba la bienvenida al presidente estadounidense mientras que un 36 por ciento estaba en contra de su presencia y la alianza angloestadounidense. La encuesta contenía una serie de datos sorprendentes. A favor de la visita se pronunciaron más laboristas que conservadores (51 y 45 por ciento, respectivamente), más veinteañeros que sesentones, más hombres que mujeres (51 y 35 por ciento).
La oposición a la guerra con Irak también descendió. Un 41 por ciento de los votantes piensa que fue un error, mientras que un 47 por ciento justificó la ocupación militar. En cuanto a la percepción de Estados Unidos en el concierto mundial de naciones, los encuestados debieron responder a una pregunta cuasi-religiosa: un 62 por ciento opinó que el gobierno de George Bush es “una fuerza para el bien”, mientras que un 15 por ciento dijo que era “un imperio del mal”.
En momentos en que se reiteraron en todo el país las manifestaciones en repudio a la visita, la encuesta debe haber tonificado tanto al presidente George Bush como a Tony Blair. Una de las más importantes marchas en Londres fue convocada por Greenpeace en protesta contra la política medioambiental de Bush y culminó frente a la embajada estadounidense. El acto central se realizó en Euston, cerca de la nueva Biblioteca Británica, en el norte de la capital inglesa. Asistieron al mismo el dramaturgo Harold Pinter, los diputados laboristas George Galloway y Alice Mahon, el ex ministro y diputado Tony Benn, y Ron Kovic, el lisiado veterano de la guerra de Vietnam que inspiró la película de Oliver Stone Nacido el 4 de Julio. La oposición a la visita de Bush se extendió a algunos familiares de efectivos británicos caídos durante la guerra del Golfo II. “Me parece totalmente inapropiado que el presidente Bush venga a Gran Bretaña en estos momentos. Es un operativo de relaciones públicas”, señaló a la BBC Samantha Roberts, quien perdió a su esposo en combates en Irak.
Las protestas continuarán hoy con una serie de actos en todo el país. Entre los más vistosos se encuentra una manifestación en la capital de ciclistas y taxistas opuestos a la guerra en Irak. El apogeo será mañana jueves cuando los organizadores de la marcha contra el presidente George Bush esperan congregar a 200.000 personas en el centro de la capital. Por su parte, el presidente Bush asistirá hoy a una ceremonia formal de bienvenida en el Palacio de Buckingham y se reunirá con los líderes de la oposición Michael Howard, conservador, y Charles Kennedy, liberal, y el más ferviente opositor a la guerra del espectro político parlamentario.
El mandatario también sostendrá conversaciones con los familiares de las víctimas del 11 de septiembre y se dirigirá a una audiencia de financistas de la City para hablar sobre la alianza de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Para el texano la apoteosis será por la noche cuando la reina Isabel II ofrecerá un banquete en su honor. A un año de las elecciones presidenciales, las fotos de postal del evento serán el principal mensaje que Bush enviará de su periplo londinense a la audiencia que más le interesa: la estadounidense.