Por Juan Jesús Aznárez*
Desde México

Después de semanas de pugnas internas, el opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), mayoría relativa en el Congreso de México, rechazó el IVA del 10 por ciento a alimentos y medicinas propuesto por el gobierno en una reforma fiscal que lleva camino de perder su colmillo recaudatorio y transformarse en la segunda edición de la miscelánea aprobada hace dos años. El PRI propone ahora gravar a los intermediarios, productores e importadores, es decir a los empresarios. La reforma fiscal fue el objetivo más trascendente de la presidencia de Vicente Fox, investido el 1º de diciembre del año 2000.
El gobierno argumenta que no dispone del presupuesto necesario para aumentar su inversión en salud, educación o el campo y abatir la pobreza, que castiga a la mitad de sus cien millones de habitantes. Los gastos corrientes y la servidumbre de la deuda absorben el grueso de los ingresos públicos. La reforma fiscal fue concebida para simplificar el sistema, recaudar más, atajar la evasión y liquidar las numerosas, muchas turbias, exenciones al IVA. La dirección del PRI, acosada por la rebelión de sus flancos obrero, popular y campesino, decidió, finalmente, no afrontar el costo político y electoral de un apoyo al IVA a alimentos y medicinas.
La iniciativa priísta fija un impuesto del 10 por ciento a los empresarios de los sectores alimentario y farmacéutico y rebaja hasta el 13 y 15 por ciento de IVA actual, que no se aplica a las medicinas, alimentos y otros productos. Diez puntos de la recaudación corresponderían a la administración central, dos, a los estados (31 estados y el Distrito Federal) y uno, a los municipios. También reduce el Impuesto sobre la Renta (ISR) del 32 por ciento al 25 por ciento para las personas y del 34 por ciento al 30 por ciento para las empresas. El PRI tiene 222 escaños en una Cámara de Diputados de 500; el oficialista Partido Acción Nacional (PAN), 151, y el de la Revolución Democrática (PRD), 95.
El presidente y la secretaria general del PRI, Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo, dijeron en conferencia de prensa que el partido había llegado a una propuesta única, que recoge “de manera conciliatoria, tolerante y armonizadora” la diversidad de criterios registrada en los debate internos sobre la nueva hacienda pública. Los irreductibles aplaudieron la derrota del IVA a alimentos y medicinas, pero criticaron que se haya presentado una alternativa. “El PRI es un partido de oposición y es grotesco que nosotros hagamos la propuesta”, que la debe hacer el gobierno, según el gobernador de Oaxaca, José Murat. La secretaria general del partido defendió en su día, aunque sin éxito, estudiar un IVA del 5 al 7 por ciento en alimentos y medicinas.
Supuestamente, los industriales de los ramos afectados por el 10 por ciento estarían de acuerdo, en líneas generales, con el nuevo gravamen a sus negocios, esto es con la fórmula que ya habría sido conciliada por la dirección del PRI y la secretaria de Hacienda y comunicada a delegados de la patronal: sustituir el IVA a alimentos y medicinas por una solución políticamente menos dañina para un partido de oposición. El PRI calcula, contra el escepticismo de varios analistas, que pueden conseguirse 13.000 millones de dólares en nuevos ingresos.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.