EL MUNDO › LA PELEA POR CONTROLAR LA CIUDAD AFGANA LA DEJO EN RUINAS
En la ciudad donde viven 300.000 personas, el talibán indiscriminadamente atacó edificios gubernamentales, oficinas de organizaciones no gubernamentales, escuelas, tiendas, postes de electricidad y tuberías de agua.
› Por Bilal Sarwary *
Desde Kunduz
El talibán tomó Kunduz durante solo dos semanas, pero el daño que le hizo a la credibilidad de las fuerzas de seguridad en la ciudad norteña afgana podría ser permanente.
Aunque las fuerzas especiales afganas están plenamente atrincheradas en la capital provincial, los residentes –aquellos que se atrevieron a volver– dicen que la amenaza de una reaparición del talibán sigue siendo potente, y son escépticos en cuanto a que las autoridades afganas puedan hacer algo para detenerlo.
“La línea de frente está a sólo 4 km de la ciudad”, le dijo a The Independent, Mahmud Kundozi, un carnicero, sentado en una choza en el bazar en el centro de Kunduz. “El retiro del talibán podría ser una maniobra táctica. Podría ser un intento de ganar tiempo para reagruparse, rearmarse y lanzar un asalto aún más grande.” Un aire de inquietud se cierne sobre el bazar, mientras que los locales se aglomeran en las tiendas de alimentos, y querosén, carbón y madera –las fuentes de combustible primario para cocinar, iluminar y calefaccionar.
“La gente está almacenando artículos de primera necesidad. Nadie quiere correr ningún riesgo”, dijo Baqi Jan, que vende carbón en una tienda al lado de la de Kundozi. El gobierno afgano envió tropas de elite de su Unidad de Respuesta a las Crisis al distrito y Jan dijo que las fuerzas de seguridad reforzadas en los últimos días aumentó los temores de que el gobierno pesara que una lucha seria puede ser inminente. Mientras tanto, siguen las preguntas sobre la facilidad con que la ciudad cayó el mes pasado. “¿Por qué no podían miles de soldados afganos en Kunduz luchar efectivamente contra unos pocos cientos de insurgentes talibán? ¿Qué estaban haciendo las agencias de inteligencia? ¿Quién fue el responsable de la caída de Kunduz?”
Las batallas callejeras por el control de Kunduz dejaron a la ciudad en ruinas. En su intento por hacerse del control de la ciudad, donde viven 300.000 personas, el talibán indiscriminadamente atacó edificios gubernamentales, oficinas de organizaciones no gubernamentales, escuelas, tiendas, postes de electricidad y tuberías de agua.
“La mayor parte de la infraestructura limitada del gobierno afgano construida aquí en los últimos años quedó destruida”, dijo Rahim Khan, quien huyó de Kunduz justo antes de que los talibán tomaran la ciudad. “Va a pasar años antes de que estas cicatrices se curen”, dijo, señalando las ruinas de los edificios del gobierno en la plaza principal de la ciudad.
Aunque las autoridades lograron restablecer la electricidad y el abastecimiento de agua a los tres días de recuperar el control de Kunduz, les llevará meses para reconstruir la otra infraestructura. “El gobierno de Kunduz está trabajando desde las oficinas provisionales. El talibán destruyó todas nuestras computadoras, y quemaron archivos y documentos. Todavía no hemos llegado a hacernos cargo de la situación”, dijo a The Independent un funcionario del departamento de obras civiles del gobierno de Kunduz. El funcionario habló bajo condición de anonimato.
Al ponerse el sol, Kundozi corrió hacia su casa. A las 7 PM todas las tiendas están cerradas y las calles están vacías, excepto para los soldados que las patrullan. “Estamos patrullando para enviar una señal al talibán de que estamos en control”, dijo el sargento Abdul Matin Sulaiman Khil. “Tengo 150 comandos bajo mi mando. Ahora están registrando la ciudad en busca de insurgentes talibán y sus informantes.”
A medida que la ciudad quedaba en silencio, se oían de lejos esporádicos tiroteos de ametralladora y fuego de artillería. De repente, el fuego se vuelve intenso. “Algunos insurgentes entraron en Zakhil”, dijo el sargento Khil. Zakhil está a un kilómetro del centro de la ciudad.
Varias zonas de la periferia dentro de la provincia de Kunduz todavía están en control del talibán y las fuerzas afganas están montando operaciones para liberarlos. Pero sus victorias limitadas fueron simbólicas. El sábado, recapturaron la sede del distrito clave en las cercanías de Dasht-e-Archi, pero continúan los combates en zonas civiles. Dasht-e-Archi, cerca de la frontera con Tajikistán, es el hogar de Mullah Abdul Salam, gobernador en la sombra del talibán de la provincia de Kunduz.
“La mayoría de las familias están dejando el distrito, la lucha es brava. Bombardeos, artillería y helicópteros artillados hacen la vida imposible”, le dijo a The Independent Mohammad Jan, un residente de Dasht-e-Archi. La provincia es conocida como el granero de Afganistán y los agricultores dicen que sus campos fueron bombardeados por ambos lados, aumentando los temores de que los combates podrían afectar el suministro de alimentos.
Mientras tanto el talibán, fortalecido por sus recientes ganancias en el territorio y los recursos, se ha convertido en una posibilidad cada vez más atractiva para los residentes locales. Otro residente de Dasht-e-Archi, Khalid Baay, le dijo a The Independent que el talibán estaba reclutando en las aldeas cercanas “en su mayoría jóvenes, y que están ofreciendo hasta $ 500 dólares mensuales”, dijo. “Durante los últimos cinco meses, el distrito estuvo controlado por el talibán; tenían sus propios jueces, sus propios tribunales. Ahora queremos ver lo que hace el gobierno afgano.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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