EL MUNDO
› MURIO UN GENERAL IRAQUI BAJO PREGUNTAS DE LOS OKUPAS
Uno que se quedó en el interrogatorio
Por Miguel González *
Desde Bagdad
Un general iraquí, Abdel Hamed Mowhouash, murió en la ciudad de Qaim, cerca de la frontera con Siria, mientras era interrogado por las tropas de EE.UU. El general, que estaba destinado en la Guardia Republicana, el cuerpo de elite del ejército de Saddam, fue detenido el pasado 5 de octubre acusado de implicación en los ataques contra las fuerzas de ocupación en esa zona del país. “Perdió la conciencia mientras era interrogado”, se limitó a señalar un portavoz estadounidense, quien dijo que se había quejado de que no se encontraba bien y que su muerte fue certificada por un médico militar norteamericano.
Estados Unidos tiene más de 10.000 presos en Irak, según han reconocido portavoces oficiales, de los que casi la mitad están detenidos “por razones de seguridad”, pero sólo dos centenares han sido clasificados como prisioneros de guerra, lo que los pone bajo la protección de la Convención de Ginebra. No se conoce cuántos de los detenidos son extranjeros, aunque fuentes estadounidenses hablan de “algunos centenares”. La cárcel de Abu Gharib, el aeropuerto de Bagdad, el centro penitenciario de Al Tasfirat y el campo de internamiento de Um Qasr son algunos de los lugares de detención a los que ha tenido acceso la Cruz Roja Internacional. Precisamente ayer el diario árabe Al-Quds al-Arabi anunció la liberación del general Sultán Hashim Ahmed, último ministro de Defensa del régimen baazista, quien se entregó en septiembre en Mosul, mientras se conocía la detención en Ramadi del también general Khalid Arak Hatimy, antiguo guardaespaldas de Saddam.
Aunque con menor intensidad que durante el recién terminado mes de Ramadán, las acciones de la resistencia continúan. A las 23.30 del miércoles una granada anticarro alcanzó el segundo piso de la Embajada de Italia, en el barrio bagdadí de Al Waziria. El diplomático italiano Gian Ludovico de Montero explicó que en ese momento no se encontraba nadie en el inmueble, por lo que no hubo que lamentar daños personales.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.