EL MUNDO › PESO ELECTORAL EN EL SUR Y EL MEDIO OESTE
Que el candidato republicano Ted Cruz se tome el trabajo de viajar hasta Fenton, con 263 habitantes y dos iglesias, es una muestra del peso del voto evangélico en Estados Unidos. En particular en Iowa, donde las primarias presidenciales comenzarán mañana.
En invierno, el noroeste del pequeño estado es una inmensidad blanca, de campos de maíz y soja congelados, salpicado por silos de granos. Los habitantes tienen la piel dura y 70 republicanos se apretujan en el único restaurante del lugar para ver al candidato. “Un espíritu de renovación cubre al país”, afirma el senador de Texas. Hace cuatro años, el campeón de la derecha religiosa Rick Santorum obtuvo uno de cada tres votos en este condado. Hoy Ted Cruz espera hacerlo mejor gracias a los electores evangélicos y enfrentar al magnate Donald Trump y a otros diez candidatos republicanos.
Uno de cada cuatro estadounidenses es evangélico, según el instituto Pew. Es la forma dominante del protestantismo en Estados Unidos y la primera familia religiosa del país, delante de los católicos (21%) y los protestantes tradicionales. La diferencia principal con el protestantismo anglicano es que los evangélicos creen en cada palabra de la Biblia, no como una alegoría sino como hechos reales. Las múltiples iglesias del movimiento son libres de toda estructura jerárgica, no tienen obispos ni papa. El apoyo de los evangélicos, al menos parcial, es indispensable para ganar las primarias presidenciales republicanas. En Iowa, representaron el 57 por ciento de los votantes en 2012. En el sur, la proporción puede alcanzar los dos tercios.
Amy y Brad Russell, padres adoptivos de 12 niños, pertenecen a este bloque electoral. Ellos fueron el domingo pasado a ver a Ted Cruz a Dike, una localidad más al este de Fenton. Ella ya eligió como su candidata a la ex dirigente de Hewlett-Packard, Carly Fiorina, pero él se inclina hacia el senador Cruz. “Nosotros los evangélicos, no podemos votar en contra de nuestro corazón”, explica con una sonrisa Amy Russell, mientras espera pacientemente la llegada del candidato. “Nos preocupamos mucho por los temas del corazón como la vida, el matrimonio y tratar a todo el mundo igual, son más importantes que el dinero. En el Medio Oeste, pensamos en la familia, Dios, en el país, y Dios es el número uno”, señaló.
Dios puede ser el número uno, pero estos votantes no están exclusivamente enfocados en asuntos religiosos. Cuando Ted Cruz habla a sus auditorios, menciona primero la Constitución, el “terrorismo islámico radical”, el derecho a armarse, los impuestos o a Barack Obama.
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