Jue 11.02.2016

EL MUNDO  › CéSAR ACUñA, EMPRESARIO DE LA EDUCACIóN, MARCHA SEGUNDO EN LAS ENCUESTAS EN PERú

Un plagiador compulsivo para presidente

Autor de varios plagios mientras era estudiante, hay serias dudas sobre la legalidad de su título universitario y ha publicado un libro ajeno como si él fuera su autor. Sin embargo, sigue en la carrera electoral con posibilidades.

› Por Carlos Noriega

Página/12 En Perú

Desde Lima

Su caso se topa con lo inverosímil. Levanta la bandera de la educación, pero ha sido puesto en evidencia como un plagiador compulsivo en sus tesis universitarias, hay serias dudas sobre la legalidad de su título universitario y ha publicado un libro ajeno como si él fuera su autor, y sin embargo sigue en la carrera electoral con posibilidades de convertirse en el próximo presidente del Perú. Se trata de César Acuña, millonario empresario de la educación que ha sido alcalde y gobernador en una región del norte del país, quien empata el segundo lugar en la intención de voto con otros dos candidatos, detrás de Keiko Fujimori.

En mucho, César Acuña, de 63 años, es un producto del fujimorismo y la descomposición política y social que ese ré gimen significó. Se hizo millonario aprovechando la política fujimorista que dio luz verde al lucro en la educación permitiendo abrir universidades privadas como un negocio con beneficios tributarios y sin mayores controles de calidad. Acuña es dueño de tres universidades, de cuestionada calidad pero muy rentables para su propietario. El candidato ha reportado ingresos anuales personales que superan los 16 millones de dólares. Su estilo político, marcado por un populismo de derecha, el reparto masivo de regalos para ganar adhesiones –ha sido acusado de utilizar sus cargos de alcalde y gobernador para usar recursos públicos con ese fin– y un pragmatismo sin escrúpulos, tiene la impronta del fujimorismo.

Hace unos días estalló el escándalo del plagio de la tesis doctoral en educación con la que Acuña obtuvo ese título en la Universidad Complutense de Madrid en 2009. En las redes sociales se presentaron evidencias del plagio comparando los textos de la tesis con los originales. La copia era literal y abarcaba buena parte de la tesis. Acuña había copiado largos textos de diversos libros y artículos especializados en educación sin poner comillas ni citar los textos ajenos, presentándolos como propios. El escándalo saltó de las redes sociales a los medios de comunicación.

En una conferencia de prensa en la que no respondió preguntas, Acuña leyó con dificultad un breve y confuso comunicado que no aclaró nada. Días después publicó un artículo admitiendo que en su tesis había incluido sin citar textos de otros, lo que, sin embargo, dijo no era un plagio sino “un error” por “no haber citado correctamente” esos textos.

Pero las cosas no quedaron ahí. Esta denuncia abrió las puertas de la oculta y oscura historia de los plagios de Acuña. Sus otras tesis –dos maestrías en educación, una en la Universidad de Lima y otra en la Universidad Los Andes de Bogotá– fueron puestas bajo la lupa. Y en ambos casos se descubrió que se repite el mismo patrón de copia de largos textos de diversos autores que no están puestos entre comillas y son hechos pasar como propios por el autor de la tesis.

También se ha puesto en duda la forma en la que Acuña obtuvo su título de ingeniero químico en la Universidad Nacional de Trujillo, ciudad de la que ha sido alcalde. Un ex decano de esa facultad –en el cargo cuando Acuña estudiaba ahí– ha dicho que el hoy candidato presidencial fue un alumno fantasma que no llevó cursos en los que extrañamente años después apareció como aprobado. Y su tesis fue desaprobada por unanimidad, pero misteriosamente tres meses después fue aprobada sin modificación alguna.

Las denuncias contra el candidato presidencial pasaron del plagio a la apropiación de un libro ajeno. En 1999 el reconocido educador Otoniel Alvarado publicó el libro Política Educativa: Conceptos, Reflexiones y Propuestas. Lo publicó, ante un ofrecimiento de Acuña, en la editorial de la Universidad César Vallejo, la más grande de las tres universidades propiedad del candidato. Poco después, la editorial de la universidad de Acuña publicó una segunda edición del mismo libro, pero esta vez sacando el nombre de Otoniel Alvarado como autor de la obra para poner en su lugar el de César Acuña como si éste fuera el autor. El robo intelectual estaba consumado.

En un desesperado intento de controlar los daños por las denuncias de plagio, la candidatura de Acuña ha lanzado un spot en la televisión –que es copia de un spot brasileño– en el que compara al candidato con Martin Luther King diciendo que el líder negro de los derechos civiles también fue acusado de haber plagiado en su tesis universitaria.

Los plagios de Acuña no se limitan a sus tesis de graduación. El propio nombre de su partido –Alianza para el Progreso– es un plagio del nombre del programa norteamericano para América latina que a inicios de los años 60 lanzó el presidente Kennedy.

Sin respuestas creíbles frente a las bien sustentadas acusaciones de plagio y robo intelectual, Acuña ha optado por la estrategia de victimizarse, repitiendo en sus manifestaciones públicas que sufre una persecución por ser provinciano. Todavía está por verse el efecto que tendrán estas graves denuncias en una candidatura que había crecido y que se presentaba como una de las favoritas para meterse en la pelea por la presidencia.

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